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Slacker

Comedia. Drama Richard Linklater se pasea con su cámara durante un día por la ciudad de Austin, en Texas, y nos muestra toda una galería de personajes, aparentemente sin relación entre sí: parados, intelectuales, músicos, delincuentes, viejos anarquistas o gente de la calle. (FILMAFFINITY)
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Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
9 de diciembre de 2006
66 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
Allá en 1991, un joven que acaba de pasar de los treinta, cogió una cámara de 16mm y 23.000 dólares de aquel entonces; reunió a sus colegas y se convirtió en escritor, productor y director de su propia película.

Richard Linklater, así se llama(ba) el sujeto, dirigió su mirada a una juventud excéntrica con demasiada verborrea, tan holgazana como inquieta y tan marginal como perdida. Todo en Austin (Texas) durante un día.
A través de una estructura, donde cada personaje(s) toma(n) el relevo del anterior(es), siguiendo el legado de “El fantasma de la libertad” o “La ronda”, Linkalater ofrece un mosaico en clave de radiografía alternativa de los jóvenes americanos.

No es un filme para nada recomendable para masas. Se encamina hacia la gafapastada, los amantes de lo subversivo, seguidores del cine independiente y buscadores de rarezas inéditas.
Lo que sí queda claro es que esta juventud que refleja el filme de Linklater tiene poca esperanza de futuro, como ese genial y alocado plano final y la cámara que lo está registrando.
Maldito Bastardo
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31 de diciembre de 2010
22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
He disfrutado mucho con esta película. Muchísimo.
Desde la primera escena hasta esa última que, con esa música que suena de fondo, te deja una sensación difícil de explicar de una manera realmente correcta, pero lo que sí que sabes es que lo has pasado genial en tan sólo una hora y media.

Situaciones surrealistas, jóvenes perdidos, discusiones sesudas (y alguna pseudo-sesuda), monólogos verdaderamente interesantes, momentos absolutamente cómicos -pero esa comicidad que es tan real-...
No parecen actores, ni situaciones guionizadas, y ahí radica su absoluto encanto. Parece que Linklater "solamente" ha cogido a su equipo y su cámara, ha ido a una ciudad cualquiera y se ha puesto a grabar distintos momentos que se iban sucediendo.
Es genial cómo cambia de un momento a otro, de una historia a otra, sin que a penas uno se dé cuenta, dejándote con la miel en los labios en cada una, pero enganchándote inmediatamente a la siguiente.
Richard Linklater deja en el aire muchas posibles películas e historias, y lo hace con naturalidad y maestría.

No es una película para masas en absoluto.
Quizá únicamente nos pueda gustar a aquellos que de un modo u otro nos sentimos extrañamente atraídos (aunque tal vez esa no es la palabra más adecuada) por ese sentimiento de pérdida, de estar descolocado en tiempo y lugar, por ese sentimiento bañado en un raro nihilismo, que conforma a toda una generación de jóvenes (y también de personas mayores, como ese anciano añorando su "experiencia" con la CNT en la revolución del 36) que no sabe muy bien ni dónde está ni a dónde va, y que se mueve casi por inercia, como esperando algo y echando de menos algo que quizá nunca sabría decir qué es exactamente.

No lo dudéis si coincidís de algún modo con lo que acabo de mencionar.
Disfrutad de esta película y de sus historias. Se os pasará volando, disfrutaréis y desearéis que Linklater se hubiera quedado grabando más tiempo en esa ciudad cualquiera.

Yo, sin lugar a dudas, me declaro fan de esta película (y, por supuesto, de su director), y también, sin vergüenza, puedo decir: me declaro un SLACKER total.
Zoby
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4 de febrero de 2013
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Slacker, a pesar de sus múltiples acepciones, es un término que vendría a significar algo así como alguien inteligente pero vago, proclive a la procrastinación, melancólico, apático, tal vez cínico o nihilista, con inquietudes y una curiosidad innata pero que procura escaquearse en la medida de lo posible de todo lo que conlleve un considerable esfuerzo o responsabilidad, ya sea por pura pereza o por principios.

Personalmente creo que el slacker es resultado inevitable de la sociedad en que vivimos. Si en los 90 era un fenómeno más propio de la sociedad americana, se podría decir que se ha exportado por todo el mundo desarrollado. Como podría suscribir el Tyler Durden de El Club de la Lucha, son las personas sin objetivos ni ambiciones reales, herederos de promesas incumplidas, gente que no sabe qué hacer con su vida para encontrar la felicidad, desbordados por la sociedad de la información y el consumismo, que vagan sin rumbo y ven pasar sus días mientras charlan de forma amena sobre los problemas del mundo, como si fueran a solucionarlos.

Se podrían encontrar en la sociedad española contemporánea entre los hipsters, gafapastas, ni-nis, algunos desempleados, perroflautas, etc... aunque en realidad creo que todos llevamos un "slacker" dentro.

La definición oficial no dice demasiado, por lo que Linklater nos dejará un amplio abanico de personajes para que entendamos mejor el concepto.

Centrándome en los personajes de la película, aparecen de todo tipo: gente obsesionada con alguna afición, con conciencia social, conspiranoicos, coleccionistas, pesados y pedantes, artistas, bohemios, anarquistas, delincuentes, etc. Son personas que generan unas manías y obsesiones concretas propias de su tiempo y dependiendo de su contexto y vocación. También es gente que siente la necesidad de compartir sus descubrimientos e inquietudes, amante de las charlas interminables, yonkis del pensamiento y de paridas y excentricidades mentales, puntos de vista al márgen o no de la opinión pública. En definitiva, es gente con una forma muy particular de ver la vida, o que simplemente prefiere analizarla en lugar de vivirla en todo su esplendor.

El guión de la película no es más que una sucesión de conversaciones entrelazadas de los ya mencionados "slackers" un día cualquiera de su vida. Estos son el vehículo del guión para que por medio de reflexiones y sin parecer pretenderlo, hacer además una radiografía de la sociedad americana media de los primeros 90s.

Me gusta la peli porque no juzga ni encarrila, sólo retrata. Durante 1h 30mins te conviertes en un voyeur, en un visitante por un día en Austin, Texas, para escuchar lo que la gente tiene que decir. El es espectador el que decide si le gusta lo que escucha o por el contrario le parece una patraña. Al principio me parecía excesivamente pretenciosa, y termina resultando todo lo contrario. No vende realmente nada pero hace pensar bastante. Me parece una obra cumbre del cine independiente, peli de culto a todas luces y un gran preludio de la gran obra este director, Waking Life.

Yo particularmente me identifico y me siento reflejado totalmente en esta película.
elculebras
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18 de febrero de 2007
19 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ópera prima del a veces fantástico y lúcido director Richard Linklater se muestra como una pequeña maravilla en el que se notan todos los guiños típicos del director. Siguiendo un día en Austin, el director salta de un personaje a otro en una secuencia lineal de conversaciones, mostrándonos solamente unos pequeños momentos en las vidas de diversas personas, la mayoría jóvenes desencantados, construyendo un discurso cinematográfico y filosófico muy característico, que sería posteriormente llevado a su máxima expresión en Waking Life, la obra maestra del director norteamericano. De hecho, si sois observadores, veréis como muchos planos de Waking Life ocurren de forma similar a los vistos en Slacker, compartiendo localizaciones, los mismos travelings y, en algunas ocasiones, también los mismos actores (de forma que podéis ver qué rostro tiene realmente el terrorífico hombre rojo de Waking Life).

La película se disfruta durante todo el metraje, y desafía las leyes del cine convencional ofreciendo bastante buen resultado. El problema principal de la película es que algunos diálogos resultan bastante poco interesantes, por ejemplo, el momento en que dos jóvenes que hace tiempo que no se ven cuentan qué es de su vida, pero sin decir nada demasiado relevante para el espectador. Por fortuna, estos momentos más flojos son escasos y tampoco duran demasiado, así que el interés vuelve en cuanto aparece una friki con un pelo púbico de Madonna metido en un pote de formol.

Otro problema- aunque más pequeño- es que la película no cuenta con demasiados medios técnicos. Se ve realmente cutre, y en alguna ocasión hasta puede verse el micrófono sobre la cabeza de los personajes, o la sombra del cámara (aunque en esto hay que fijarse, claro). El color es bastante apagado, la calidad del sonido es baja y el formato de la película es televisivo, vamos, nada de panorámicas, lo cual en un largometraje queda muy feo. Además, a veces el sonido ambiente (los coches, principalmente) se impone sobre las voces de los personajes, haciendo que sea bastante difícil seguir lo que dicen en ocasiones. Es una pena que esta falta de medios obstaculice en cierto modo la visión de la película, pero no por ello no se puede disfrutar de ella. Realmente vale la pena.
Barón Vadeaux
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2 de febrero de 2010
15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé por que pongo este título tan pedante, quizás me hizo gracia ver mi grabado favorito de Goya de su colección de Los Caprichos en una escena de la película. Tampoco sé la causa por la que me puse a ver esta película a las 3 de la madrugada, después de una noche de excesos en lo que a sustancias se refiere a consecuencia de que mi mejor amigo nos contara que se va a casar inminentemente.
Solo sé que la noche acabó de un modo mágico por decirlo de algún modo, la magia del cine supongo, en concreto gracias a esta película. Iba tan perjudicado que apenas alcanzaba a leer los subtítulos por lo que descarté en algunas, bastantes secuencias ver siquiera las imágenes concentrándome en los diálogos traducidos, pero mereció la pena.
No lo dudo, se trata de una de las mejores películas que he visto desde que me gusta el cine de verdad, y sin esperármelo siquiera. Diálogos de locura, situaciones tan reales como la propia vida descuartizando a la juventud de final de siglo, esa que nunca quiso ser mayor, teorías de la conspiración vertiginosas cual montaña rusa, sueños sobre proyecciones cuánticas en el asiento trasero de un taxi, fetichistas obsesionados por el agujero de bala que se le quedó a Kennedy en la cabeza o con los pelos del chichi de Madonna, flipados que solo saben hablar de los centímetros cúbicos de su coche... Una ácida crítica a los jóvenes neo-hippies de la Generación X y a los pseudo intelectuales de gafa de pasta y perilla que no saben si pasar la tarde en el cine o en la librería, crítica a los freaks, crítica a los liberales de boquilla que lucharon junto con los catalanes contra el maléfico Franco, ahí es nada para un ser de Texas. Crítica a todo esta inimaginable locura nihilista con la que me descojoné y me quemé las neuronas.
Ezequiel 25 17
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