American Dreamz (Salto a la fama)

Realizar un ejercicio irónico y sarcástico sobre programas de televisión, ya sea “Operación triunfo” o su vertiente americana “American Idol” es fácil, tanto como practicar zapping por diferentes cadenas. Plasmar en imágenes a unas caricaturas de Bush (Dennis Quaid) o Cheney (Willem Dafoe) resulta contraproducente al ser ya unos personajes ridículos del que Moore entre otros han sacado tajada. Y rematar la faena con una crítica sociopolítica del aterrador panorama mundial sirviéndose del terrorismo podría dar pie a Paul Weitz para clavar una afilada navaja en la sátira cinematográfica actual.

Y posiblemente las intenciones de Weitz sean muy válidas: estamos más preocupados de quién gana la final de un popular concurso televisivo que de todas las atrocidades que se comenten a diario en todo el mundo o tener a un títere como presidente de una nación. Pero no así los resultados. La navaja de “American Dreamz” ni ataca con puñaladas ácidas (“Gracias por fumar”) ni se decanta por la cuchillada soez (“South Park”, “Team America World Police” o “Borat”). Se queda prácticamente sin desenvainar y lo peor de todo es descubrir que la supuesta navaja de Weitz realmente es un alfiler de plástico.

Pese a faltarle mucho calado en “American Dreamz” hay personajes interesantes como ese presentador egocéntrico que interpreta Hugh Grant o a esa nueva Britney Spears paleta (Mandy Moore) y su familia. También su desenlace a lo “The show must go on” y ciertos detalles e intenciones que hacen que sea un filme más fallido que desechable.

Imagínense Operación Triunfo presentado por Javier Sardá en el que participasen Britney Spears y un terrorista de opereta de Al-Qaeda. Vale, ahora imagínense que el invitado especial del último programa es George W. Bush. ¿Siguen sus cerebros intactos? Pues nada, dejen de imaginarlo, eso es "American Draemz", ni más ni menos. Pónganle un guión de pacotilla, unos diálogos estúpidos, nada de humor y digan que es una sátira para disimular. Si sale mal, digan que las intenciones eran atrevidas y rompedoras y ya está, a vender la peli.

No es nada del otro mundo, la verdad. O por lo menos, no lo parece a simple vista. Como comedia, no vale gran cosa, no recuerdo haberme reído ni una sola vez. Pero como sátira del "american way of life" no tiene desperdicio: los concursos en los que la gente se mata por conseguir un minuto de fama, el mundillo de las estrellas de televisión y, lo mejor, el genial retrato de Bush: un presidente deprimido e idiota al que tienen que dictar palabra por palabra lo que ha de decir, encarnado por Dennis Quaid que pone unos caretos de bobo geniales. La historia del concursante árabe es demasiado blandita, pero su primo gay la hace mucho más interesante. En cuanto a la rubia Mandy Moore -que canta realmente las canciones del concurso-, es el perfecto retrato del sueño americano al estilo Britney. Tan rubia, tan mona, tan yankee...Hugh Grant, que ya empieza a mostrar los estragos de la edad, deja por una vez de lado su habitual papel de torpón y encantador inglés para interpretar a un engreído presentador de televisión en la cumbre de su popularidad.

Incomprendida comedia satírica con unos espléndidos Hugh Grant y Dennis Quaid.

La película arremete contra todo lo que se mueve de manera sofisticada y elegante con unos zarpazos al "american drem" brutales.

Cuando avanza empeora, y sí al principio parecía que pudiese aportar un pequeño grado de entretenimiento... el paso de los minutos la transforma en un absoluto sinsentido.

Una lástima que actores bien posicionados como Hugh Grant, Dennis Quaid, Willem Dafoe, participaran en esto.

Mi nota tiene que ser muy baja, incluso en momentos que el tiempo sobra, no apetece malgastarlo en un lamentable espectáculo como "Salto a la Fama".