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Arizona

Western. Comedia Bottleneck es la típica ciudad del “Oeste” corrompida y dominada por un cacique, Kent (Brian Donlevy), un individuo sin escrúpulos que controla todos los negocios, acapara las tierras de los alrededores e incluso quita y pone sheriffs a su antojo. De ese modo, y creyendo que será una marioneta en sus manos, le entrega la estrella al borracho del pueblo, Washington Dimsdale (Charles Winninger), pero este va a sorprender a todo el mundo ... [+]
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
20 de julio de 2006
38 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Producida por la Universal, en b/n, fue realizada por George Marshall. Se inspira en la novela "Destry Rides Again" (1930), de Max Brand, llevada al cine en 1932 (Tom Mix) y, también, en 1954 (Audie Murphy). Rodada en exteriores y en plató, se estrenó el 29-XII-1939.

La acción tiene lugar en la ciudad fronteriza del Bottleneck en 1880/90. Narra la historia de Thomas Jefferson "Tom" Destry Jr. (James Stewart), hijo de un famoso sheriff que luchó por la pacificación de Tombstone y murió asesinado por la espalda. En Bottleneck impera la ley del más fuerte, de lo que se aprovechan el alcalde y juez Hiram (Samuel S. Hinds) y el cacique local Kent (Brian Donlevy), que con trampas en el juego se hace con la propiedad de los ranchos que rodean la ciudad. Frenchy (Marlene Dietrich), cantante de salón y amante de French, colabora en las fechorías de éste. Tras una discusión, los hombres de Kent matan al sheriff y el alcalde nombra nuevo sheriff al borrachín Washington "Whas" Dinsdale (Charles Winninger), que reclama la ayuda de Tom Destry como ayudante.

La película desarrolla, en clave de comedia, un western sumamente atípico. Exalta la renuncia a la violenica de Destry, su rechazo al uso de armas de fuego y su opción por la lucha sin cuartel a favor de la ley y el orden y contra la injusticia. Satiriza las formas convencionales del heroismo masculino, basadas en la violencia, los enfrentamientos a pistola, la afición a la bebida, el lenguaje soez y la ausencia de sentimientos humanitarios. Destry no usa armas, bebe leche, rehuye los puñetazos y cuenta anécdotas pedagógicas y amables, mientras enamora a Frenchy y a otras muchachas del lugar. Satiriza, además, los comportamientos violentos de las mujeres, como la lucha a golpes que protagonizan en el salón Frenchy y Lily Belle (Una Merkel) y el lanzamiento de objetos contundentes de Frenchy contra Destry. Parodia las figuras prototípicas del borracho del pueblo, el juez corrupto, el cacique desalmado, los inmigrantes dedicados a tareas ínfimas. Añade dos personajes cómicos: el sheriff "Whas" y el inmigrante ruso Boris "Callahan" (Misha Auer).

La música, de aires "country", añade varios números musicales a cargo de Dietrich, que canta "Little Joe Wrangler" y "See What The Boys In The Back Room Will Have". La fotografía realza la comicidad gestual y visual y exalta la lucha colectiva de hombres y mujeres por la justicia. El guión desarrolla un relato satírico y cómico, que exalta el amor de pareja y alaba la inocencia de los niños. Las interpretaciones de Dietrich y Stewart, en sus primeras intervenciones en un western, sobresalen por la magia ambiental que crean. El director mantiene el interés y el ritmo del relato en un crescendo que culmina en una secuencia desbordante, a la que añade dos breves epílogos.

Western muy popular en su tiempo, que combina comedia, tragedia, romance, sátira e inversión de estereotipos. Exalta la no violencia y la ternura de los niños.
Miquel
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3 de marzo de 2008
27 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Arizona narra lo que inicialmente parece una simple y tópica historia: hay en el oeste un pueblo conflictivo con un rufián como cabecilla que comete todo tipo de fechorías que serán combatidas por un forastero: Destry (James Stewart), el cual representará la ley y el orden.

Pero a medida que avanza el metraje observamos que no todo es tan tópico. Al contrario. Surgen una serie de matices que enriquecen el conjunto: entre otros la conducta civilizada de Destry, ciertos componentes sentimentales en el argumento relativos al borrachín que le acompaña, y el magnífico personaje encarnado por Marlene Dietrich, una cabaretera (con una mirada que encierra fatalidad, osadía y vicio) a la cual Destry cambiará la vida, la dignificará ( física y moralmente).
Todo ello es narrado de un modo amable, desenfadado, incluso cómico en algunos pasajes (como también lo hacía otro western coetaneo de similar temática: Dodge City ciudad sin ley, Michael Curtiz, 1939). Esa trivialidad en el tono no impide que la película posea dos momentos de una intensidad dramática magnífica y, además, es coherente con la conducta amigable del protagonista.
George Marshall realiza un trabajo excelente, controlando muy bien el ritmo que las situaciones requieren y empleándose a fondo en determinadas escenas clave. Por otra parte la fotografía es de bastante calidad dominando bien los contrastes entre luz y oscuridad e iluminando bien los rostros de los actores. El guión es magnífico, resultando a la postre memorable, perfectamente medido y planificado. Los diálogos son sublimes.
Arizona es un carismático clásico que parte de la modestia para acabar por convertirse en una lección de vida y de cine, filme compacto, profundo e intensamente clásico que muestra como crear personajes y sentimientos en el espectador sin recurrir a evidentes críticas a la sociedad o a viscerales demostraciones de drama o violencia. Obra maestra.
opera 0
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21 de octubre de 2008
15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ciudades sin ley extremadamente violentas en la larga historia del western han habido muchas. Desde la típica Dodge City hasta Wichita, pasando por Tombstone o esta Bottleneck. Y detrás de una ciudad violenta siempre hay un pacificador, llámese Wyatt Earp, Wade Hatton o Thomas Jefferson Destry. Lo único que cambia es el diferente grado de violencia que se utilice para contener la violencia. Y en este sentido George Marshall, uno de los tres directores de La conquista del Oeste, hace una apuesta por la razón frente al revolver.

Y lo hace, manejando a su antojo y de forma magistral, los sentimientos del espectador frente al héroe, al que en un principio todos estaríamos dispuestos a calificarlo de pardillo y bonachón si no fuese porque esperamos que la película tenga sorpresa y el “sastrecillo valiente” acabe venciendo al gigante a base de buenas artes. Esta es la tónica general de este tipo de cine sin demasiadas sorpresas y donde se pone verdaderamente difícil que ganen los malos. Pero esa no es la cuestión, lo que verdaderamente importa es la forma como Marshall nos “vende” su planteamiento pacifista y hay que decir que lo hace de forma inconmensurable de la mano del mejor agente comercial que pueda encontrarse para este tipo de papeles en los que el hombre de paja se vuelve mosca cojonera para más de uno, recordemos Caballero sin espada de Kapra. Hablo, claro está de James Stewart.

Y si encima contamos con la presencia impagable de la Marlene de las Marlenes que en el mundo han sido, interpretando ese papel que tan bien se conoce, artista del music hall (El Ángel azul, Morocco, Encubridora) pero que es más, mucho más. Artista completa y sensual donde las haya.

La música acompaña bien y en la voz de la Dietrich mucho mejor una cinta que tal vez no sea una obra maestra pero que nos deja un regusto altamente satisfactorio y donde entre los diálogos encontramos algunas perlas memorables. Calidad contrastada que llevó a este film a ser preservado en el año 1996 en la de la Biblioteca del Congreso junto a otras 24 películas (veinticinco anuales).
FATHER CAPRIO
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28 de noviembre de 2009
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Arizona es un western de finales de los años treinta bastante atípico pues pretende ser un wertern sin armas.
No soy un gran entendedor del género pero me parece que esta película se sale bastante de lo denominado género western pues su principal objetivo es mostrar como se puede llegar a la solución sin para ello recurrir a la violencia y mucho menos a las armas.
Quizás el tema se deba gracias a la figura del inolvidable Stewart quien siempre se caracterizó por un carácter de buenachón en sus película, lo pongas donde lo pongas el personaje que interpretará desprenderá bondad y ternura.
Así es este personaje, Destry, un hombre en contra de la violencia y a favor de la justicia y prefiere utilizar la inteligencia para llegar a buenos fines con sus conciudadanos.
A esta película se suma la inolvidable Dietrich, la cual interpretará un papel con mucho mucho carácter al mismo tiempo que le servirá a Dietrich para su lucimiento con algunas de sus canciones más populares.
La película resulta ser muy entretenida desde el principio hasta el final pues se intenta saber quien es el asesino y de adivinar la trama, a veces parece ser una película de asesinos con el viejo oeste de fondo.
La película posee un ritmo muy ligero y aunque se aparta un poco del tradicional oeste, éste está bastante bien ambientado resultando ser una película bastante entretenida.
A parte del género, el tema y la trama la película posee unos valores aplicables a cualquier época pues intenta buscar soluciones sin armas ni peleas sino con justicia e inteligencia, valores necesarios para cualquier época.
manuel
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28 de julio de 2009
13 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
No ha sido fácil, para el pueblo estadounidense, zafarse del enraizado paradigma legado por aquel salvaje, salvaje oeste, que tantas infamias y tantos muertos dejó para la triste historia de la especie humana. Son todavía muchos los americanos (del norte, centro y sur) que llevan en la sangre el sentimiento de que, “si no se tiene un arma, uno no está seguro”, y duermen con un revólver o una pistola bajo la almohada o en la mesita de noche, cargada y preparada para usarla en cualquier momento.

Es un temor y un pesado rasgo de inseguridad que se ha transmitido generación a generación, y que parece cargar con las culpas que nunca sanaron sus antepasados. Por ésto, el cine Western es tan representativo para los Estados Unidos de Norteamérica. Simboliza sus luchas, exalta su particular heroísmo y sobre todo… les hace sentir que, es en serio, que portar un arma tiene sentido.

Algunos escritores “progresistas”, han querido contar historias western donde no sean las armas el único poder para ejercer la justicia, y así han surgido personajes como, Tom Destry, Johnny Guitar o Jim Killian (un pacifista, un guitarrista y un sacerdote), que llegan a pueblos mancillados por el despotismo de un gamonal (o una gamonala), quien abusa y maltrata sin que nadie se les interponga a él y a sus secuaces. Aquellos héroes sin armas, se convierten, entonces, en una nueva esperanza, pero sus métodos son tan poco ortodoxos que, nadie cree que, de tales maneras, pueda llegar el anhelado cambio.

Acostumbrados a la rudeza y a sacar el revólver ante el primer gesto amenazante, los malotes se ríen y se burlan de las delicadas maneras de éstos bien pensantes... y todo sigue su rumbo hasta que, el bueno del sheriff –quien ya ha dado prueba de su óptima puntería–, siente que la maldad ha llegado al límite, y entonces, se lleva el revólver al cinto y se enfrenta, “como se debe”, con el malvado de turno. Así se cumple con el mandato social, mientras el héroe pisotea sus civilizados y progresistas principios.

En el caso de, <<ARIZONA>>, podría evidenciarse una alegoría revolucionaria, cuando la gente del común, hombres y mujeres, asumen la recuperación de sus derechos. Pero, el protagonista, deja también muy en claro que, sólo con una bala en el pecho puede acabarse con los malvados. El uso de las armas queda así justificado.

El guion -escrito por Felix Jackson, Henry Myers y Gertrude Purcell, basados en la novela de 1930, “Destry Rides Again” que, Frederick Schiller Faust, firmara como Max Brand-, resulta divertido ya que contiene simpáticos toques de drama y de comedia; cuenta también con la imponente dama redimida y acciones bien plantadas... pero, al final, se queda en las buenas intenciones, dejando en la conciencia de los sugestionables espectadores que, lo único que impera e imperará en este mundo, es la ley del bárbaro revólver... ¡y así no debe ser!

Título para Latinoamérica: MUJER O DEMONIO
Luis Guillermo Cardona
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