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Redes

Drama En Nuschimango, Veracruz, México, los pescadores que trabajan diez horas diarias, comienzan a sentir que lo que les paga don Anselmo -el rico comerciante de la región-, no les alcanza ni siquiera para cubrir sus necesidades diarias y entonces deciden reclamar un mejor pago por su pescado, pero ante la negativa del acaparador comerciante, Miro (Silvio Hernández), un joven pescador, se propone unirlos para oponerse a la explotación... ... [+]
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
5 de enero de 2011
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
De 1934 y apenas un poco más de una hora de duración, la película de Redes se caracteriza, especialmente, por su estupenda partitura, firmada por Silvestre Revueltas.
Fue muy curioso haber visto la película y descubrir las imágenes que se corresponden a la música, cuando yo ya me conozco esta pieza de Revueltas casi de memoria. Curioso y emocionante.
La película tiene un argumento muy sencillo, se trata de unos pescadores que se sublevan contra los patrones que les compran el pescado a un precio miserable.
Las actuaciones son irregulares, por un lado porque la gran mayoría de los participantes sí eran pescadores reales de la zona (Alvarado, Veracruz), y por otro porque el manejo de los actores está dividido entre un mexicano (Emilio Gómez Muriel) y un europeo, el austriaco (Fred Zinnemann). Entonces a veces actúan raro los personajes. En varias escenas pensaba y tenía la sensación de que un pescador del Golfo de México no gesticularía de tal o cual manera o no diría eso o aquello. Pero a pesar de esto, la peli se deja ver bien, en parte por su estupendo manejo de cámara, la fotografía exquisita y el ritmo contemplativo de muchas de sus escenas en las que acontece puro lenguaje cinematográfico (como cuando los pescadores salen a pescar y luchan contra los peces, minutos y minutos sin diálogos, sólo imágenes y música).
Recomiendo este olvidado trabajo, pero más por su calidad audiovisual que por otra cosa, el argumento se queda muy corto y en general no es nada resolutivo en su desarrollo ni en su conclusión.
Francisco Negrete
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5 de septiembre de 2012
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un curioso caso de cine de denuncia social en el panorama de la industria filmíca nacional de los años treinta. Producida bajo los auspicios de la SEP, esta cinta relata los avatares de un grupo de pescadores, quienes hartos de la precaria condición laboral y económica en la que viven sometidos a causa de la explotación de que son sujetos por parte de un cacique acaparador, deciden organizarse y formar su propia cooperativa, lo que posteriormente acarreará consigo trágicas consecuencias para los integrantes del movimiento. Uno de los primeros acercamientos (o fusiles, según se vea) por parte del cine nacional a la estética eisensteiniana, en la que los realizadores tomaron "prestados" algunos de los elementos característicos del cine del maestro ruso en lo que al montaje, la puesta en escena y al empleo de actores no profesionales se refiere. Si bien desde sus primeros minutos de proyección todo aquel potencial espectador podría sentirse desanimado por hacerse evidente que la cinta esta (comprensiblemente) actuada con las patas (por eso de la "autenticidá", Muriel y Zimmerman decidieron emplear a pescadores reales y algunos otros lugareños de Alvarado, Veracruz), cualquier tipo de queja al respecto queda zanjada gracias a los (apocrifos; ni modo, hay que decirlo) aciertos visuales de la lente de Paul Strand y a la música de Revueltas. En su tiempo, constituyo un severo fracaso de taquilla, y si bien es cierto que con el paso del tiempo ha sido justamente revalorada como un clásico de la cinematografía mundial, la gran paradoja es que (al menos en México) no suele exhibirse con la frecuencia que, sin duda, merece.
VENIMOS LOS JODIMOS Y NOS FUIM
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17 de julio de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El período comprendido entre 1928 y 1934 -conocido en México como el Maximato-, estuvo bastante convulsionado por los cambios políticos que se daban al interior del país. El primer presidente que hubo en este período fue de carácter provisional, pues el electo presidente, Álvaro Obregón, había sido asesinado, quedando entonces el cargo en manos de Emilio Portes Gil que, como él mismo lo dijera: “Llega al poder un civil sin arreos militares y sin pretensiones de caudillo”, y esto, sumado a sus acciones (reglamentación del trabajo infantil y femenino, a igual trabajo igual salario…) le mereció la acogida y la confianza del pueblo mexicano. Y fue entonces este presidente el que daría un paso relevante: Fundaría el Partido Nacional Revolucionario (P. N. R.) con el que se declaraba el fin del caudillismo y se daba paso a la vida institucional. Se agruparon, en redes, los sectores obreros y revolucionarios del país y se acabó con la dispersión que hasta esa fecha había por estos lados. Pero, con los nuevos presidentes que llegarían durante este período, la crisis política sería permanente y la pobreza, la explotación y las marcadas diferencias sociales, serían (como hasta hoy) el común denominador en el territorio mexicano.

Por estos mismos años, un documentalista newyorkino, Paul Strand (1890-1976), quien estaba influyendo sensiblemente en el arte fotográfico de la época y quien luego sería el fundador del movimiento izquierdista del que harían parte escritores, artistas y cineastas tan renombrados como Fred Zinnemann, Elia Kazan, Ralph Steiner y John Howard Lawson, entre otros, se había sensibilizado con los profundos problemas que vivían el pueblo mexicano y latinoamericano… y entonces surgió la idea de hacer un semi-documental sobre la lucha de los pescadores mexicanos contra la explotación, y en territorio costero se rodó esta atractiva historia que pretende demostrar que, es la unión del pueblo en una lucha incesante y coherente, la que podrá sacarlo de su miseria.

“REDES” (“The wave” para los EEUU), adolece de falta de espontaneidad entre los actores, a los que se hace decir diálogos no siempre acordes con su característico lenguaje y en ocasiones demasiado elevados para su nivel formativo, pero es esta una falla que seguramente se difumina en los doblajes y en las copias subtituladas. De resto, es un filme muy bellamente fotografiado, pues Strand capta con igual maestría el conjunto y el detalle, el paisaje o el rostro humano, logrando una gran dinámica visual que hace que la historia resulte interesante y emotiva a lo largo de su escasa hora de duración.

Resaltable también, la solvente y brillantemente acompasada partitura de Silvestre Revueltas (violinista, compositor y director de orquesta de gran renombre en la primera mitad del siglo XX), la cual confluye con las imágenes de tal manera que el pescador luce en su grandeza comunitaria y a los espectadores nos llega al alma con sus magníficos acordes.

El mexicano Emilio Gómez Muriel y el austríaco Fred Zinnemann en su despegue como cineasta, tuvieron a cargo la dirección general y “REDES” queda en los anales cinematográficos como un filme necesario para el entendimiento de la historia y de las conquistas populares.
Luis Guillermo Cardona
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10 de mayo de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Drama rural ambientado en un México muy deprimido a comienzos del siglo XX por la explotación, por la falta de trabajo y por la pobreza.
De fuerte carga social, la película oscila entre el realismo formal, la reflexión ética y un sentido de buena voluntad que dice su mensaje con acendrado sentido de la pulcritud, con un estudiado comedimiento y con un punto de esquematismo narrativo que facilita la comprensión de su contenido.

Añadir la oportunidad de poder admirar a F. Zinnemann junto a E. Gómez Muriel en labores de dirección.
ABSENTA
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15 de octubre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El año de 1936 es de gran importancia dentro de la historia del cine mexicano; aquí yace el nacimiento de la época de oro, la conformación de su industria, su reconocimiento internacional y la consolidación de temáticas principales en las cuales giraran las historias de sus films. Es el año de Allá en el rancho grande o de Vámonos con Pancho Villa; ambas cintas dirigidas por Fernando de Fuentes y creadoras, respectivamente, de la comedia ranchera y la bélica revolucionaria.
Tal vez debido a estos dos titanes es opacada la cinta de Redes, pero no por ello se le debe considerar inferior. La película es precursora del cine de Emilio Fernández. En la corta duración de su metraje podemos hallar una fotografía de gran belleza plástica al estilo de Gabriel Figueroa, un tratamiento de la injustica reinante en las zonas rurales del país y la visualización, a través del lente de la cámara, de las costumbres locales del sitio donde transcurre la historia. Es todo un disfrute visual y sonoro, gracias a las partituras creadas por Silvestre Revueltas, que logra una cinta recomendable al espectador. Necesaria de ver para entender las raíces del cine mexicano.

http://elcacaromilenial.blogspot.mx/2017/09/desempolvando-el-recuerdo.html
Joakino Colinas
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