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El mar

Drama Manuel Tur y Andreu Ramallo tienen diez años cuando la Guerra Civil llega a la isla de Mallorca. Su primer encuentro con la crueldad de la guerra se produce al ver cómo fusilan al padre de un amigo frente a la tapia del cementerio. Transcurridos diez años, Manuel y Ramallo vuelven a encontrarse en un sanatorio para enfermos de tuberculosis, situación que afrontan de manera diferente: Ramallo procura olvidar la enfermedad mientras que ... [+]
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
7 de junio de 2005
26 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocos directores tienen la suerte o la desgracia de considerarse autores de culto con tan sólo una obra a sus espaldas. Tras el cristal fue suficiente para depositar en el mallorquín unas esperanzas no cristalizadas en sus dos siguientes entregas ( El niño de la luna fue, sencillamente, una empanada estética). El faro de la confianza vuelve a activarse con El mar, película de contornos irregulares y líneas difusas que, precisamente por eso, acrecientan su interés.

Podríamos hablar de cine turbio, enfermizo, oscuro, morboso, obsesivo... y quedarnos tan a gusto. Pero para salir a flote en las aguas cloradas de la crítica es necesario huir de convenciones, por muy ciertas que sean, y ofrecer nuevas perspectivas. En Berlín, la prensa extranjera rechazó de plano El mar por considerarla “demasiado mediterránea”. A mí mas bien me parece nórdica, fría y claustrofóbica pese a sus estallidos de violencia y sus arrebatos pasionales. No atisbo el horizonte de luz por ninguna parte. Mucho mejor así: el poder evocador del título se da de bruces con una realidad esquemática.

El brutal capítulo de la infancia, que marca la vida de los tres principales personajes, está quizá algo dilatado pero la trama central del film (exceptuando ese forzado asunto del contrabando de cajas), que transcurre en un sanatorio para tuberculosos, parece estar intervenida por un cirujano. Un establecimiento, por cierto, despojado de ese halo romántico que atraviesa el sanatorio de La Montaña Mágica . Las paredes están desconchadas, hay mucha sangre, los tragaluces ahogan el día... Es el hábitat donde la muerte flagela a la religión, el deseo a la culpa y ésta al éxtasis. Y Villaronga, bisturí en mano, disecciona estas peliagudas imbricaciones con un atrevimiento alejado de la trascendencia.

Como no podía ser menos, la fotografía es pálida y moribunda pero la incomprensible utilización de la (excelente) banda sonora desvanece la sobriedad de algunas escenas. Las actuaciones, certeras, aunque pareciera que se dejaran algo en la recámara. El conjunto, entonces, es notable, perverso y se abandona al desasosiego. Cualidades todas de un cineasta que sabe nadar a contracorriente por lo que espero con ganas su próxima singladura. Y lo siento, no he dado nuevas perspectivas. He debido naufragar en un mar de tópicos.
Ignatius
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5 de diciembre de 2006
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un proyecto largamente acariciado por Villaronga, la adaptación de la autobiográfica novela de Blai Bonet. Cuenta la historia de tres jóvenes (dos chicos y una chica) que años después de haber contemplado durante la Guerra Civil el asesinato de varios hombres y de haber asistido al suicidio de un amigo, se reencuentran en un sanatorio mallorquín: los dos chicos al estar enfermos (uno ya lleva tiempo allí) y la chica trabajando como enfermera-monja.
Cada película que pasa parece el cine de Villaronga más estancado en una aceptable calidad pero líneal y sin la capacidad ni la fuerza suficiente para contagiar de verismo, intensidad dramático/trágica y autoconvicción las duras y arriesgadas historias que cuenta. Es el cine del mallorquín de corte áspero, duro, oscuro y claustrofóbico. En "El mar" prosigue con su habitual temática: la profanación de la adolescencia que marca los futuros acontecimientos/comportamientos; la violencia (más psicológica que física incluso) como elemento vengativo, tan desasosegante como sosegadora y allí al lado aparecería la tortura como expresión máxima de esa violencia; la presencia latente de la conciencia y los recuerdos azotando el presente; la atmósfera mórbida, provocativa, escabrosa, la búsqueda de una estética; la vocación de riesgo; historias amorosas tendentes a la homosexualidad; el mundo de la mente humana...
Aquí está todo ello y es una historia compleja de múltiples aristas (de amores frustrados, amistades que esconden amores homosexuales, referencias místico/crísticas...) pero aún siendo una película aceptable y bien hecha, no transmite la fuerza que debería ni logra una capacidad de convicción de tal calibre que haga que la obra emocione, esto es, lograr del horror genuina poesía -y en buena medida ese es el propósito de Villaronga-.
Buenas interpretaciones del heterogéneo reparto, dónde descolla una patética creación de Ángela Molina -de lo mejor que ha interpretado en su carrera-.
kafka
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9 de mayo de 2011
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film ambientado en Mallorca, realizado por Agustí Villaronga (Palma, 1953). Adapta la novela autobiográfica de Blai Bonet (1926-1997) “El mar” (1958), según guión de Antoni Aloy, Biel Mesquida y el propio Villaronga. Se rueda en Mallorca (Bunyola, Biniali, Petra, Sencelles, Sant Joan, Santa Eugènia y Banyalbufar) y en Cataluña (Hospital de malalties del tòrax de Terrassa). Nominado al Oso de oro, gana el Manfred Salzberg Award (Fest. Berlín) y es nominado a dos Goya (fotografía y actriz revelación). Producido por Isona Passola para Massa d’Or Produccions, se proyecta por primera vez en público el 14-V-2000 (Fest. Berlín).

La acción dramática tiene lugar en Argelús, localidad rural ficticia de Mallorca, en 1936-37 y en el sanatorio antituberculoso de Caubet (Bunyola, Mallorca) en agosto de 1947. Los caracteres principales se presentan definidos con corrección y complejidad. Andreu Ramallo (Casamajor) es un joven vitalista, activo y bisexual, que roba, trabaja como contrabandista de tabaco americano, café y antibióticos (penicilina y estreptomicina) y se dedica a la prostitución. Manuel Tur (Bergonzini), de aspecto pálido y ojos grandes, es introvertido, reflexivo, tímido y frágil. Admira la vitalidad y desenvoltura de Andreu. Para huir de sus traumas e inseguridades, se refugia en la religión y la piedad. Francisca (Torrens) se ha hecho monja, movida por sentimientos de culpa y deseos de redención. Desde niña se siente atraída por Andreu. Es lista, sensata, ocurrente, juiciosa, leal, generosa y comprensiva.

La obra explora los efectos de la violencia de los mayores en la mente y en el alma de los menores y sus consecuencias inmediatas y a medio y largo plazo. No se detiene en análisis psicológicos ni en explicaciones de las cadenas causales. Se limita a mostrar hechos que en la mente del espectador se relacionan y enlazan de maneras diferentes y con resultados dispares o, incluso, contradictorios. El relato se desarrolla con intensidad y de modo inquietante y turbador. Provoca en el espectador un aluvión de emociones y sentimientos que se despliegan en un abanico que va de la compasión a la angustia. Esta se refuerza con imágenes que la potencian y amplían, como las del pozo seco, las de interiores de cuevas y grutas, las del cementerio y de la cripta de enterramientos, etc. Añade referencias a uno de los temas constantes del realizador, el quebrantamiento de la inocencia de los menores a manos de la crueldad y la brutalidad de los mayores.

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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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22 de enero de 2010
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es un honor, para mí, poder escribir la crítica de esta obra, como lo fue, en su momento, poder participar en una secuencia de la película. " EL MAR" no es un film al uso, es un torrente de emociones, sentimientos, sensaciones y experiencias, que el espectador vive y siente en primera persona, sin concesiones ni recatamientos, por parte de un Agustí Villaronga en estado de gracia. Sinceramente, no todo el mundo está preparado para visionar este film: angustioso, realista y directo como un disparo, al que se atreve con esta historia, basada en la novela del escritor Blai Bonet. El espectador debe saber, que se enfrenta a una película personalísima de su director, obra cumbre de su filmografía, anticomercial, antiestablishment, y que no todas las mentes y sensibilidades pueden soportar,por su carácter explícito y peliagudo. Sencillamente una obra maestra de un maestro visionario.
torresma
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12 de agosto de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desasosegante película, historia llena de tramas y subtramas entrecruzadas. La oscuridad del argumento contrasta con una fotografía de tonos pálidos muy luminosos. Conocemos a los personajes a través de pinceladas gruesas. Hay una gran variedad de temas, aunque siempre se respira un ambiente de opresión: la Guerra Civil; la crítica a la sociedad franquista basada en la hipocresía y la falta de libertades; la homosexualidad como tabú; la espiritualidad confundida con la beatería; la venganza; los amores frustrados; la amistad, la lealtad y la traición; el suspense que se vive en las escenas relativas al contrabando (siguiendo los patrones del cine negro más clásico); la tenebrosidad del viejo sanatorio; la muerte... La enfermedad y la violencia son símbolos de purificación, de liberación... Villaronga coge al espectador por las solapas y lo arrastra desde el principio hasta el final, hasta la última toma... Hay una extraña sensación de ahogo durante todo el metraje, y un no menos extraño sentimiento de frustración al llegar al plano final... En fin, cine del bueno...


(Rev 16/01/12)
rober
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