La última seducción

Película independiente, dirigida por John Dahl. Se rodó en Irvington (NY) y NYC, en 1993/94. Dispuso de un presupuesto de 2 M de dólares. Ganó el premio de la crítica del Festival de Cine Policíaco de Cognac, el Independent Spirit Award a la mejor actriz, el premio a la actriz del año del London Films Critics Circle, el NBR al mejor film estrenado en TV y el NYFCCA a la mejor actriz. Obtuvo varias nominaciones. Se estrenó en cine el 26-X-1994.

La acción tiene lugar en NYC y en Beston, una pequeña ciudad de Buffalo (NY), en 1993/94. Narra la historia de Bridget Gregory (Linda Fiorentino), mujer fría, independiente y ambiciosa. Tras una operación de tráfico ilegal de medicamentos con cocaína, a cargo del marido, Clay (Bill Pullman), le abandona con todo el dinero y se establece en una pequeña ciudad, donde conoce a Mike Swale (Peter Berg), recién divorciado por razones que oculta.

La película recupera el papel de mujer fatal, propia del cine negro de los 30 y 40, a la que cede el papel protagonista. Su inteligencia, atractivo personal y afición al sexo, le confieren un enorme poder de seducción y utilización de los hombres de su entorno personal. A éstos, las desgracias no les llegan por mala suerte, sino por las malvadas maniobras de las que son víctimas. Consciente de que la información es poder, busca la que le interesa para mantener bajo control al marido, a los espías que le envía y a su nuevo amante. La intriga se basa en la lucha, de resultados inciertos, entre el marido desesperado y la capacidad de anticipación y reacción de ella. Por otro lado, entre ella y el amante se establece una tensiópn, tan sutil como feroz, entre la fuerza psicológica de ella y la arraigada honestidad de él. El drama surge de la desesperación del marido, atrapado sin dinero por prestamistas y de la profunda insatisfacción de Mike al verse reducido al doble papel de objeto de placer y chico de los recados.

La música, alejada de la habitual del cine negro, aporta melodías rítmicas y confortables, interpretadas por una orquesta de metal y percusión. La música adicional incorpora temas tan atractivos como "Cowgirl Blues" (Sandy Roger) y "Groove Me" (The Eldergreens). La fotografía, luminosa y colorista, salvo en las escenas nocturnas, hace uso de colores suaves, com predominio de los grises azulados y los crema, que contrastan con los tonos oscuros del vestuario de la protagonista. El cambio de nombre de Bridget por Wendy Kroy es una referencia directa a "Perdición" (1944), de Billy Wilder, así como el propósito de cobro fraudulento de pólizas de seguro. La interpretación de Linda Fiorentino eclipsa a los compañeros de reparto. La dirección construye una obra entretenida, bien interpretada, dominada por la figura central de la mujer fatal.

Película que rinde culto al cine negro clásico y a "Peridición", obra emblemática del género.

Chica mala de las buenas. Fría, calculadora, manipuladora, calientabraguetas, sin escrúpulos, sin alma, sin límites... pero con un morbazo de aúpa. De esas mantis religiosas irresistibles que si te pilla no te libra ni un exorcismo conjunto de los padres Karran y Merrin.

Esa casi la única cualidad de esta película. Pero madre mía, que cualidad. Linda Fiorentino hace uno de los mejores papeles del cine contemporáneo. Tremenda.

Aparte de este soberbio personaje, poco a destacar de este film, salvo una escena breve y sublime que paso a detallar en el spoiler.

Una verdadera diablesa aquí es la vampira en cuestión, quien utiliza el sexo como arma principal. Experta manipuladora. Se mueve con una gran seguridad. Desquicia a los hombres. Ambiciosa cruel, sádica y despiadada.
“Doña diabla” (Linda Fiorentino) compone un personaje perfecto de como tiene que ser una "femme fatale": folla salvajemente, suelta tacos a discreción, es una mentirosa compulsiva y siempre lleva la iniciativa. Es retorcidamente fascinante. Venenosa y perversa. Un cerebro criminal y un cuerpo para el placer. Solo se ama a sí misma. Es sin duda alguna lo más destacable de la película.

Eres tan bonita, pero mentirosa…
“Dices te amo con loca pasión, pero no lo dices con buena intención… por que tu no tienes corazón”.

La flacucha no es la tiesa Lauren Bacall sugiriendo un mar de sensaciones, es una chica volcánica, dueña y señora de su cuerpo como arma placentera.

El elemento sorpresa de la historia es un hallazgo, tiene que ver con las relaciones eventuales que atormentan a algunos hombres y ella, la más mala de todas las chicas malas, artista del trapecio follador como pocas, sabrá sacarle buen partido.

Linda Fiorentino encarna tan bien a esta loba feroz (única en el cine desde la Kathleen Turner de Fuego en el cuerpo, y con el brío de una perversión posmoderna) que no ha vuelto a protagonizar nada parecido en vigor ni en calidad. Peter Berg está estupendo: perfecto prototipo del muchacho atrapado por la cola...

Hago el comentario con una pizca de humor que la película no tiene: es cine negro de excelente factura de principio a fin, eso sí con una sobredosis de éxtasis femenino del que resulta tan difícil zafarse como sobrevivir.

Cine negro con la particularidad de que es una mujer la protagonista absoluta. El personaje de Linda Fiorentino (hasta hoy el papel de su vida) roba, manipula, miente y fornica lo que le apetece. O dicho de otro modo, se comporta como si fuese un hombre.

La historia, sin ser el colmo de la originalidad al principio, va ganando muchísimo conforme van pasando los minutos, alcanzando un enorme clímax final que, si bien recuerda un poco a "Fuego en el cuerpo", engrandece todo el conjunto.

El único pero que se le puede poner a la película es cierto tufillo a telefilme. Aún así, muy recomendable para amantes (o no) del cine negro, y una auténtica bofetada a todos los productores machistas del mundo que se limitan a poner a las mujeres como novias del héroe de turno.