Hilda y el rey de la montaña (TV)

En el Todopoderosos de Roald Dahl, Juan Gómez-Jurado hablaba sobre la dificultad de escribir obras para los más pequeños. Y eso me hizo reflexionar en todas las cosas que hay que tener en cuenta tanto porque debe tener el equilibro justo para que sea fácil de comprender, pero sin ser simple o tonto y si tiene alguna reflexión para que les haga pensar siempre suma a la fórmula. Y si no es un suplicio para el adulto que tenga que acompañar al niño pues se agradece. Respecto a esto creo que la mejor oferta que tiene Netflix en este momento para los más pequeños sería Hilda. Es que es sorprendente que una historia tan blanca, sin apenas violencia, con enseñanzas indispensables para la vida diaria, con personajes coherentes, pueda ser tan entretenida.

En primer lugar, esta película no se puede disfrutar por sí sola, debes haber visto todas las temporadas anteriores de la serie para entender como han llegado a la situación que inicia la película.

Es cierto que la película puede que tenga ciertos antibajos en el ritmo, sobre todo en su inicio. Yo tuve que verla en varias sesiones debido a que se me hacía pesada. Creo que le hubiera venido bien un contrarreloj, es decir, que si el hechizo que ha transformado a Hilda no se revierte en un determinado momento se hubiera hecho permanente y así mantener la tensión desde el principio. Creo recordar que esto parecía en los primeros trailers pero que en la versión final de la película ha desaparecido.

Respecto al argumento creo que han puesto un mayor esfuerzo por lo que quiere transmitir que en entretener, o para mí lo que valoro más en esta película ha sido como han logrado plasmar esos mensajes con la intención de enseñar al espectador (no hay que juzgar por el aspecto, no hay que confiar en extraños, pensar dos veces antes de actuar, lograr ponerse en los pies del otro…) que lo que han logrado divertirme. Porque creo que presentar todo esto con un hilo conductor en 85 minutos es algo que tiene mucho mérito.

En definitiva, en estos últimos años series como Gravity Falls, The Owl House y Hilda, han demostrado que se puede crear series que puedan disfrutar tanto niños como adultos. Esta película es un broche de oro para la serie y que en este punto ha logrado plasmar todo el material que podría ofrecernos los cómics en los que esta basado. Por lo que habrá que esperar que será lo siguiente. Tanto la serie como la película como he dicho reiteradamente en la crítica busca más enseñar que entretener por lo que me costaría recomendarla a un adulto, pero no dudaría en hacerlo a una familia para que la vieran todos juntos.

Película recomendable si has visto las dos primeras temporadas de Hilda, porque si no, te faltará bastante contexto para saber qué está pasando.

La historia está bien, como una historia de la serie, pero con un capítulo un poco más largo.

Personalmente creo que tendrían que haber metido este final en la segunda temporada, ya que al ser una película parece que es algo separado, y es la misma historia.

No he visto la serie asi que discrepo con los comentarios anteriores. Ni sabía que existía, pero puedo asegurar que el mensaje en la fábula se entiende. Y es que la película tiene una simpleza llana, sin recovecos. Puede que un adulto adoctrinado se complique, pero la propuesta es a dejarte fluir y entregarte. No hace falta que te expliquen antecedentes ni den explicaciones porque trabaja con el lenguaje universal de las emociones y los afectos (maternal y amistad), lo que la hace muy recomendada porque es de principios/valores. Tampoco creo que aburra o que se relantice. Hay ciertas cosas que hay que detenerse para admirarlas. Tengo 39 años, no soy un bicho autómata ni similar y esto me pareció dinámico y puro. El ritmo es inocente, no lento, porque juega con algo así como podría ser la contemplacion en el mundo real. Y no me refiero a grandes paisajes ni detalles, sino a que el ritmo es el apropiado, es el ritmo de la propia historia que cuentan. Diría que es mejor y más profunda de lo que aparenta ser. Y lo que más me gustó es que no te dice que pensar, sino que te invita a la reflexión, algo muy difícil de conseguir hoy en día. Impresindible para ver con niños y comentarla con ellos sin artificios.