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Pollo al vinagre

Intriga En una pequeña ciudad de provincias, un médico, un carnicero y un notario necesitan comprar la casa del cartero para cerrar un importante negocio inmobiliario. El problema es que lee el correo de todos antes de entregarlo. Una vez que descubre la trama, decide que no le dará a nadie la satisfacción de ganar dinero con su patrimonio.
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
13 de noviembre de 2006
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Realizado por Claude Chabrol, el film se basa en la novela "Une mort en trop" (1982), de Dominique Roulet. Se rodó en exteriores e interiores de Forges-Les-Eaux (Normandía). Fue nominada a la Palma de oro de Cannes y a un César (actor revelación, L. Belvaux). Producida por Marin Karmitz, se estrenó el 10-IV-1985 (Francia).

La acción tiene lugar en una pequeña población de provincias, no definida, en 1983/84, a lo largo de casi dos semanas. Narra la historia de Louis Cuno (Lucas Belvaux), de unos 18 años, hijo único de madre abandonada por el marido, cartero, dominado por la madre y aficionado a leer las cartas de los convencios antes de entregarlas. A través de este sistema y de la observación de sus movimientos, él y su madre conocen muchos de los secretos de los habitantes del lugar. La Sra. Cuno (Stéphane Audran), tras ser abandonada por el marido, hace unos 12 años, cayó por la escalera de la casa y quedó parapléjica. El notario, el médico y el carnicero del pueblo desean comprar la casa de los Cuno para realizar una muy lucrativa operación inmobiliaria. Ante la negativa de éstos a vender, emprenden contra ellos una campaña de amenazas, insultos y agresiones.

La película suma elementos de comedia, crimen, misterio, intriga y romance. Presenta una ácida crítica de la burguesía provinciana, codiciosa y desaprensiva, que no duda en utilizar métodos criminales cuando le conviene. Critica los métodos expeditivos y brutales que a veces utiliza la policía en sus investigaciones. El autor exhibe su afición por la gastronomía, en esta ocasión representada por platos disparatados, como el par diario de huevos fritos con paprika del inspector Jean Lavardin (Jean Poiret) y el medallón de foi-gras de Henriette (Pauline Lafont), y por un vino mediocre, el Chateauneuf-du-pape, que se introduce al amparo del humor sutil que puntea la obra. El arco dramático se apoya en el acoso de los Cuno, la desaparición de Delphine, esposa del médico Philippe Morasseau (Jean Topart) y el accidente de coche con incendio que siega la vida de Anne Foscarie (Carolina Cellier), amiga de Delphine. Las maquinaciones, deslealtades, traiciones, engaños, abusos de poder y conductas criminales del pueblo, se ocultan tras un muro de apariencias e hipocresía. El autor inicia con esta obra una etapa creativa en la que abandona las pretensiones comerciales anteriores y se centra en la cración de obras de autor.

La música aporta una partitura original a cargo de una orquesta de metal y percusión, que combina armonías, estridencias y algunas disonancias, de excelente factura. La fotografía acentúa el realismo del relato y hace uso predominante de ocres, cremas y grises, con algunos toques rojos. El guión, rico en matices y sugerencias, ofrece unos diálogos precisos, de frases breves. La interpretación corre a cargo de actores y actrices preferidos de Chabrol. La dirección crea una obra de intriga que es, a la vez, una crónica de la vida provinciana de mediados de los 80.
Miquel
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8 de enero de 2009
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Espléndido Jean Poiret como policía avinagrado, y descomunal Stéphane Audran como madre del apocado protagonista (un jovencito Lucas Belvaux).
Audran hace el papel de una madre paralítica, amargada por el abandono del marido, obsesiva, paranoide, despótica y dominante con su hijo, sobre el que vuelca todo su odio hacia los demás, en particular hacia el elemento femenino.
¿A alguien le suena de algo?
Efectivamente: puede decirse que Stéphane Audran interpreta a una prima francesa de la Señora Bates. Y tiene momentos geniales, como esa patética cena con su hijo, en la que come compulsivamente y se desespera, sabiendo que su hijo desearía estar en otro lugar y no con ella, mientras suena ese viejo disco que ha puesto…

La historia es muy interesante y contiene numerosos puntos de enganche (especulaciones inmobiliarias, morbosas violaciones de la correspondencia ajena, varias muertes, amoríos…) pero le falta ese plus de genio que la haga perdurar en la memoria (está bien, a ratos muy bien, se disfruta, pero siendo la segunda vez que la veía la recordaba poco).

Como en “El carnicero”, la mezcla de intriga y costumbrismo provinciano le da ese tono tan particular de Chabrol.
Como en “Las ciervas” o “La ceremonia”, se nos habla de la lucha de clases, resuelta aquí también en detrimento de los de arriba (los de abajo no suelen ser corderitos, y no están exentos de sus buenas dosis de turbiedad y puñeterismo; Chabrol es cualquier cosa menos maniqueo).
Los ecos de esta película en “La ceremonia” también se aprecian en similitudes de guión muy llamativas (como la antes citada intrusión en la correspondencia, o la trama de un hijo que cuida de un progenitor impedido, mientras siniestros especuladores ansían hacerse con su casa, que está en la historia pasada de Sandrine Bonnaire en "La ceremonia").
También hallamos esa querencia del director por la gastronomía, por el mimo y el detalle al abordar lo relativo a la alimentación.
Sahar
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30 de octubre de 2010
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lavardin es un inspector de policía que se toma su trabajo con demasiado celo, pero sus métodos suelen darle buenos resultados. La independencia y el olfato del sabueso le convertirán en un visitante desagradable para quienes tienen algo que ocultar en la pequeña ciudad francesa en la que de forma accidental, o no, se suceden muertes y desapariciones.

En su guerra particular contra las clases acomodadas, Chabrol estaba convencido de que el funcionamiento malévolo y hasta psicopático de las mentes de los pudientes era muy superior al de los ciudadanos normales y así lo explicita una vez más en esta "Poulet au vinagre", digna pieza, aunque no la mejor, de su exquisita y sólida trayectoria, interrumpida tan sólo por la muerte.
Sinhué
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24 de noviembre de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pollo al vinagre podría haber sido una gran película, porque tenía todos los ingredientes para serlo, pero se queda al final en un intento. Principalmente por algunos escollos importantes en su guión.

La película tiene una buena factura, y Claude Chabrol demuestra una vez más que sabe donde poner la cámara para narrar con precisión las escenas. Pero es una película que a mi parecer tarda mucho en atrapar el interés del espectador. Por mi parte, solo empezó a atraerme la historia desde el momento que se introduce al investigador. En principio todo me parecía confuso, no entendía quién era quién, y qué relaciones había entre los personajes antagonistas, que quieren hacerse con la casa de nuestro protagonista. Solo tenía claro eso: Que querían quitarle la casa al protagonista. En principio, la primera vez que vi la película me dio la sensación que estaban mal presentados.

Quizá esa era la intención de Chabrol, que sólo empezaramos a entender la cosa cuando el investigador empieza a aclararnosla. De todos modos, hasta que llega ese momento, han pasado unos 45 min, que sinceramente, se me hicieron algo tediosos y largos. Ni los personajes me suscitaban ningún interés, ni se me habían presentado bien los personajes antagonistas, que solo había visto de pasada, y no se hilaban bien sus relaciones. Pero la verdad es que a partir de ese punto, la historia me atrapó.

Si se ve la película por segunda vez, se aprecia mejor el fallido intento de Chabrol de plantearnos la trama en el primer plano secuencia, cuando la cámara del fotógrafo deambula por la fiesta, pero mi capacidad retentiva al inicio de la película no estaba tan engrasada aún, porque no sabía quién era quién y de qué estaban hablando, y tampoco es que hablen de ello con claridad.

Sin embargo, he de reconocer, que al verla esta segunda vez, la he disfrutado más, viendo todas las pistas que estaban ahí, pero que no fui capaz de captar, porque no sabía a dónde iba la historia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Cavafis1979
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1 de enero de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A mi modo de ver, una de las películas menos interesantes de Chabrol. Un enrevesado juego de demasiados personajes que no permiten la profundidad que sí consigue en películas con menos personajes. Lo peor es que, pese a estar bien realizada, pronto se pierde el interés de saber realmente cómo acaba la historia. Otro aspecto negativo es que, desde el principio, se distingue fácilmente quiénes son buenos y malos. No jugar con esa alternancia resta calidad a la película.
gpiqueras
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