Re-sonator

Mi yo niño estaba encantado con Re-animator. Mi yo más adulto también, pero es sin duda una película que pertenece a mi infancia. Una película que me encantaba y que a día de hoy me sigue pareciendo una de las mejores películas en su género. Con todo este caldo de cultivo lo raro es que tardara tanto en ver algo más de la maravillosa conexión Gordon-Combs (y si me apuráis Crampton y Lovecraft). Sí que es cierto que vi algunas como Dolls, pero nada que ver con Re-animator.

Re-sonator también queda por debajo, pero sin duda me transportó a esa infancia viendo Re-animator, y eso para mí es más que suficiente. Stuart Gordon demuestra nuevamente inspiración y se vuelve a apoyar en un relato de Lovecraft para dar a luz a una película donde los efectos especiales digitales empezaban a asomar la cabeza. Re-sonator puede ser una de las mejores últimas muestras de los efectos tangibles que tanto nos hicieron gozar en los 80. No, no encontraréis maravillas del látex y la gomaespuma como en La Cosa, pero los efectos son bastante buenos y sobre todo muy persistentes durante toda la película.

Tiene menos resonancia (nunca mejor dicho) que Re-animator, pero de alguna manera su rebajada fama le otorga una categoría de culto que le viene casi mejor. Re-sonator puede formar tandem con Re-animator, pero son películas bastante diferentes. Muestra de esa diferencia sirve la propia actuación de Jeffrey Combs que muestra versatilidad, aunque se me antojó algo desaprovechado en esta ocasión.

Para los amantes del cine fantástico es ideal, sobre todo si la dejasteis pasar tanto tiempo como yo.

Obra de culto que posee conseguidos efectos especiales para una cinta sin tanto presupuesto.

Además exhibe una sugerente temática sobre la investigación científica en la estimulación de la glándula pineal para lograr descubrimientos asombrosos en el campo de la medicina, pero obviamente que toda experimentación tiene sus efectos secundarios y uno de ellos en este caso es el viaje al desconocido más allá mediante una máquina que altera la realidad física y las conductas de quienes son alcanzados por sus efectos.

Una cinta atrapante en su ambientación, bastante provocativa desde lo sensual, que deriva en alternativas desmadradas desde lo perverso con abundante despliegue de criaturas gelatinosas que hacen de las suyas (a no olvidarse también de las serpientes que salen de las cabezas de los afectados por el resonador, de las anguilas voladoras, y de muchos otros seres indescriptibles que salen de una dimensión desconocida).

Las actuaciones por allí son medias toscas, las cuales delatan ciertas falencias desde el elenco, pero a grandes rasgos el cast cumple con las exigencias que el alborotado guión demanda.

Las alternativas argumentales son rústicas, propias de los argumentos de la clase B donde todo pasa más por impactar y llamar la atención que por la orquestación del tejido narrativo, el cual apenas trata de explicarse mediante fundamentaciones simplonas.

Las situaciones nos muestran además a humanos que cambian para mal perdiendo su cordura y su aspecto físico, situaciones que salen de control y terminan siendo truculentas, y una búsqueda del bien que termina degenerándose en macabras circunstancias donde lo maligno y depravado toman el control de la situación.

Como curiosidad:
Hay una versión extendida donde se agregan escenas censuradas por el MPPA para no ingresar en una clasificación restringida, estas secuencias dan más grado de polémica a toda esa atmósfera sexual y libidinosa que se despliega de fondo. (Muy estimulante y provocativa la actriz Barbara Crampton con diminuto atuendo de cuero al mejor estilo sadomasoquista).

Tras el éxito de Re-animator (1985), Jeffrey Combs llegaría a ser algo así como un mito del cine de serie B. Todo ello bajo la batuta del director Stuart Gordon y el productor Brian Yuzna, que además de ser el responsable de sus sucesivas interpretaciones del desequilibrado forense Herber West, lo fue también de Re-sonator “From Beyond” (1986) y Necronomicón (1993). Estas películas, basadas todas ellas en relatos de H.P. Lovercraft, se caracterizan básicamente por su bajo presupuesto, un diseño de producción tirando a cutre y una tendencia a la exaltación de la violencia fruto de un humor macabro particular.

La película que nos ocupa adapta el relato "From Beyond" de Lovercraft, coincidiendo el productor, director y dúo protagonista de la película Re-animator. Supongo que debieron pensar que cambiar el título y ponerle Re-sonator era mucho más comercial y vinculante, cuando en realidad ambas película no tienen nada que ver. El actor Jeffrey Combs interpreta aquí a Crawford Tillinghast y el relato de Lovecraft queda adaptado en la introducción previa a los créditos iniciales. El resto es una película alargada tan forzosamente que la historia pierde todo el sentido que en un principio podía tener. No obstante, nos regala momentos curiosos y, como ya hicieron otras películas de la época, nos demuestra las cosas que se podían hacer con mucha imaginación, a falta de los prodigios modernos generados por ordenador. Y debo admitir que en muchos momentos se da el pego con bastante dignidad.

En resumidas cuentas, estamos ante un film raro que narra la no menos extraña historia de un aparato tecnológico que desarrolla la glándula pineal, abriendo la mente a percepciones diferentes y adentrándose de una forma física en los estados de vigilia y sueño. Una premisa argumental que acaba desvariando de un modo difícilmente comprensible, configurando lo que no pasa de ser una cinta más o menos entretenida que pretende ser una mezcla de terror y ciencia ficción, con dosis ingentes de bichos, sangre y alguna escena sensual de Barbara Crampton.

Nada más.

Como suele ser habitual en muchas películas de serie B, la idea de la que parte From Beyond es bastante buena, pero no queda del todo bien explotada.

En este caso no es peor que otros, y la verdad es una película altamente disfrutable si te gustan los maquillajes excesivos y el gore, pero la forma en la que se va desenvolviendo la trama es algo torpe, y las actuaciones (salvando la del genial Jeffrey Combs) no son muy buenas.

Da la sensación que esta misma obra en manos de Cronenberg habría sido pura maravilla y es que el material de base es ciertamente interesante (¿carne de remake?).

Un título para disfrutar de un poco de casquesría gore.

Un año después de Re-Animator vuelve Stuart Gordon con esta From Beyond (aquí con el extraño añadido de Re-Sonator) y de nuevo vuelve a tirar mano del maestro Lovecraft para armar una historia que además pasa por las manos de Brian Yuzna en la elaboración del guión. Jeffrey Combs y Barbara Crampton también vuelven a repetir en el reparto.

El resultado, aunque no es tan descacharrante como en la anterior obra de Gordon, sí que constituye un interesante testimonio de la serie b ochentera en la que se mezcla la ciencia-ficción y el gore por medio de la experimentación científica, los bichos provenientes de otras dimensiones, las perversiones de la conducta humana y un erotismo un poco depravado aunque no deja de ser bastante light. Todo ello revestido de unos efectos especiales bastante decentes y característicos de la época.

Una cinta aceptable, aunque no importante por sus limitaciones (acrecentadas con el paso del tiempo), que aunque suene a tópico, queda casi restringida a fans del género.