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Distrito 34: Corrupción total

Drama. Intriga En medio de las calles neoyorquinas dominadas por la corrupción y la violencia, surge Brennan (Nick Nolte), un policía que utiliza métodos poco ortodoxos. Después de matar a sangre fría a un ladrón de poca monta, alega que ha sido en defensa propia. De la investigación del caso se encarga Reilly (Hutton), el ayudante del fiscal del distrito. La inocencia de Brennan resulta difícil de probar, sobre todo cuando unos testigos claves ... [+]
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Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
1 de octubre de 2008
23 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de la más que decepcionante Negocios de familia (última colaboración con el escocés Sean Connery), el veterano director de Filadelfia Sidney Lumet regresó con fuerza con este estupendo thriller en el que volvió a tocar uno de los temas dominantes en su filmografía, la corrupción policial (pensemos en títulos como Serpico, El principe de la ciudad o La noche cae sobre Manhattan). Y el resultado es más que interesante en una película de guión y personajes, grandes creaciones por parte de sus intérpretes, en especial la de un soberbio Nick Nolte en el papel del teniente Mike Brennan, sin olvidar a Timothy Hutton como el adjunto del fiscal Al Reilly, ni a Armand Assante como el mafioso Bobby Texador, éste último incluso fue nominado al Globo de Oro por este papel (a mi juicio uno de los actores más desaprovechados de nuestro tiempo).

La película es una adaptación de una novela de Edwin Torres, el también autor de Carlito´s way, luego llevada (magistralmente) al cine por Brian de Palma (conocida en España por Atrapado por su pasado). El guión, escrito por el propio director, es bastante sólido, lo que unido a una muy buena puesta en escena que deriva en secuencias de grán intensidad, hace que no se pierda el interés en ningún momento tornándose muy emocionante las idas y venidas del policia corrupto y la consiguiente investigación al respecto. No obstante, algunos aspectos del film restan algo de calidad al conjunto, particularmente la inclusión de alguna subtrama que no acaba de desarrolar y que entorpece levemente la narración, y sobre todo, la música de Rubén Blades, a mi juicio, muy poco adecuada.

En todo caso, un film muy recomendable, y que, sin duda, se erige como la mejor película (junto a La noche cae sobre Manhattan) de Sidney Lumet en la década de los noventa.
Harmonica
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21 de agosto de 2009
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
280/07(21/08/09) Interesante thriller del gran director Sidney Lumet, trata sobre la corrupción policial, un tema recurrente en el cine de Lumet, un tipo que su mayoría de films tienen como escenario Nueva York. He leído la única crítica registrada en F.A., la ha escrito Harmonica y he de decir que comparto todo lo puesto en ella al cien por cien. Comparto con él que la música de Rubén Blades es un desacierto, chirría, un parche mal puesto que termina por explotar. Asimismo opino que sus tres protagonistas resultan soberbios, llamando igualmente la atención lo desaprovechado que ha estado ese actor que recuerda tanto a Al Pacino, es Armand Assante, de esos pocos actores de presencia arrolladora que traspasa la pantalla y que el mundo del cine tiene olvidado. Por lo demás un es un fresco creíble de cómo la carcoma del poder lo corroe todo sin saber nunca hasta donde llegan las polillas que harán tarde o temprano que “la casa” se venga abajo, contado con el habitual brio de su realizador, plagado de escenas que transmiten la tensión, todo ello con personajes de los que en pocas pinceladas sabemos como son, una muestra más de que Lumet es uno de los grandes. Recomendable a los que gusten de thrillers de corrupción policial. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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18 de febrero de 2020
21 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una de las mejores, entre las excelentes películas olvidadas, en cuanto a la calidad de como describe o expone el ambiente y corrupción delincuencial de la democracia; es decir, el hecho sociológico más que demostrado de que todo tipo de mafia donde mejor anida, crece y sobrevive es en el régimen político llamado «democracia».

El protagonista es un joven y pardillo fiscal, ex policía e hijo de policía muerto en acto de servicio, que repentina y sorpresivamente es llamado una noche por el fiscal jefe e incorporado a la investigación de la muerte de un delincuente «chorizo de poca monta» a manos de un policía con fama de duro y de no andarse con contemplaciones frente a los antisociales. En principio, el fiscalito como todo el departamento de policías y el de fiscalía, están del lado del rudo policía acusado de asesinar al delincuente, sin embargo conforme el recién llegado profundiza en la investigación descubre que el susodicho agente es una escoria humana de un sistema delincuencial mayor y democrático al que sirve, y entonces en lugar de atenerse al papel de pardillo adjunto para el que fue contratado y promovido, llevando el caso como un mero y rápido trámite en favor del policía acusado, va y se pone en plan de Quijote defensor de la verdad y la justicia, con lo cual empieza a aguarles la fiesta a su fiscal jefe y al conjunto de la trama mafiosa instalada y asentada en la puñetera democracia.

¡Ah!, pero lo mejor de la película, por lo bien que lo plasma y describe, es no ya ver al quijotesco fiscal en el papel de creerse que él va a producir algún tipo de limpieza o divorcio en el matrimonio fuertemente consolidado de mafias delincuenciales-democracia, sino contemplarlo en su verdadera idiosincrasia de típico e ingenuo mangina que anda encoñado y manginizado por una «mantis religiosa» (en este caso hispanoamericana) la cual fue su novia y que a pesar de que ella lo abandonó a él comportándose como una «carruselera ginoetnocéntrica», el buen feministo, demócrata y mangina sigue enamorado de esa mujer y pretendiendo recuperarla, evidenciándose tal como se observa por doquier en este mundo, que el manginazo venera y tiene puesta a su «mantis» en un altar, buscándola y sometiéndose babosamente hasta que ella le coma las dos cabezas (la de abajo y la de arriba).

Fej Delvahe
Fej Delvahe
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10 de diciembre de 2010
18 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo digo porque todas las demás críticas publicadas aquí lo mencionan como desacierto, y yo recuerdo esta película sobre todo por la banda sonora. En fin, siempre al revés. Pero no se preocupen, no entiendo de cine ni de música.

He vuelto a verla, y sí, Nolte hace un papelón, Lumet cuenta estas historias como nadie. Es desigual, pero hay escenas de lo mejorcito de los 90.

Pero lo que me sigue pareciendo cojonuda es la banda sonora de Rubén Blades, y encaja de puta madre en la película, sin atosigar. Mierda, la cancioncita de marras no dicen cuál es en los créditos. Si hay alguien que la sepa, que me escriba a mi buzón, si us plau: http://www.filmaffinity.com/es/imsendmsg.php?to=972101
Gilbert
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4 de abril de 2010
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Edwin Torres, juez y antiguo ayudante del fiscal del distrito relata en su novela "Q & A" un caso de corrupción policial que conoció durante su etapa como ayudante. Sidney Lumet, apasionado del tema como bien demuestra en su maravillosa “Serpico” ( 1973) o “El príncipe de la ciudad”(1981), recoge el testigo lanzado por Torres y retrata los ambientes nocturnos de baja estofa (drogas, prostitución y dinero negro) y la propia corrupción de las autoridades que tan bien sabe hacer.
La ambientación de los garitos, pisos, camerinos, etc. está de lo más conseguido y los diálogos de polis y fauna nocturna y mafiosos reflejan lo bien que se mueve Lumet en este género.

Sin artificios y con un tono realista, crudo y descarnado propio de su sello, Lumet presenta al policía Mike Brennan (Nick Nolte), de métodos expeditivos que saltan la frontera de la legalidad (una sola secuencia, la inicial, le basta para describirlo) pero que es venerado por compañeros y superiores, como demuestra la atención que le prestan los otros agentes cuando relata sus logros, con su particular lenguaje coloquial.
Nolte, con bastantes kilos ganados para el papel, es el policía que no duda en utilizar cualquier recurso (preferiblemente la violencia) para lograr su objetivo. Su interpretación es memorable, uno de los policía más violentos y xenófobos, al menos en la filmografía de Lumet.

El otro personaje central es Al Reilly, ayudante del fiscal del distrito, un joven Timothy Hutton que encaja en el papel de novato con agallas, pero al que quizá le falta carisma. Su apoyo, Bloomenfeld (Lee Richardson), un viejo amigo hastiado de todo, conocedor de la putrefacción del sistema, le aconseja y le guía. Este personaje, con breves apariciones pero relevantes, es uno de los mejores aciertos del film; es como si Lumet hablara a través de él, una especie de alter ego.
Armand Assante, un mafioso puertorriqueño con estilo, con cierto sentido del honor, da muestras de ser un actor con gran potencial, aunque su doblaje quizá no le hace justicia.
Así pues, Lumet hace justicia a su leyenda de sacar lo mejor de los actores a los que dirige.

En el lado de los desaciertos, le doy toda la razón a mis dos compañeros de crítica anteriores: la música del panameño “rey de la salsa”, Rubén Blades, está descompasada, inapropiada en algunos momentos.

Otra lograda película de Lumet, un maestro en el tema de la corrupción policial.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Gabriel Ufa
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