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Entre la medianoche y el amanecer

Cine negro. Drama. Acción. Aventuras. Romance Dos policías pretenden a la hija de un colega pero ella se niega a salir con policías por la sencilla razón que tras la muerte violenta de su padre, siempre tiene presente lo que sufrió su madre. (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
1 de mayo de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director, Gordon Douglas, ya presentado en su trayectoria, por un reseñista anterior, era un buen director de cine de oficio, con grandes títulos en su haber. Me resulta excepcional uno de sus western, "Chuka", y la "Humanidad en peligro" es un gran título de la ciencia ficción de los cincuenta (s. XX), en el subgénero apocalíptico.

"Entre la medianoche y el amanecer", empieza siendo muy convencional. Al fin y al cabo quiere cantar el trabajo de los "patrulleros" de la policía. De esos uniformados que patean las calles y son los primeros en encarar el crimen y los delitos. En este caso los personajes de Edmond O´Brian y Mark Stevens, son compañeros inseparables desde la campaña del Pacífico (Iwo Jima) y han continuado siendo compañeros en la policía, patrullando en el mismo coche. Son dos personalidades diferentes, que se respetan y se estiman. El mayor (O´Brian), es impulsivo y categórico en sus opiniones. También violento. El más joven tiene una visión más abierta y cercana a la nuestra sobre las causas de la criminalidad y los que caen en ella. Las conversaciones en el coche patrulla (como un Don Quijote y un Sancho), nos los van dando a conocer y, además, a través que sus conversaciones,vemos como van evolucionando mutuamente. Solo el amor por una mujer pone en peligro esa relación... Edmund O´Brian está, como siempre, excepcional.

El papel de las mujeres está representada por la mujer "buena", huérfana de un policía muerto en servicio (Gale Storm) y una mujer mala, que es la amante del gánster. Estos papeles también evolucionarán durante la película, matizándose. Es un de los elementos que enriquecen la trama.

Con estos mimbres del guion (también de oficio), el director nos va encaminando a la parte más interesante de la película, como es el enfrentamiento a muerte entre esta pareja de patrulleros y el gánster. Este in crescendo está muy bien narrado. En esta parte del film, el mejor, hay acción, drama, y cierta espectacularidad. Hay secuencias muy bien rodadas, incluidas las melodramáticas, de gran intensidad.

No deja de tener cierto morbo, el triángulo de amistad entre los dos amigos policías y la mujer "buena".

Una película interesante, que va ganado en interés e intensidad según avanza la trama. El final es estremecedor.
GonzaloyGracias
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7 de diciembre de 2022
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Podría ser que este film diera pie a la serie Área 12, que se emitió aquí en los años 70, y trata sobre la labor tan dispersa de los patrulleros, esa pareja de policías que como dicen al empezar, se desplazaban por la ciudad en su coche patrulla atentos a las órdenes que les emitían por radio.

La película tiene su parte humana y su parte profesional. Puede que en el aspecto humano con ese cortejo romántico por parte de la pareja de polis a la hija de un antiguo compañero, sea un poco ñoño, no lo sé. Cada cual que opine.

En el aspecto profesional puede suponerse que habrá un ejemplo de caso banal hasta llegar a los tiros y persecuciones. Es lo suyo. La película, a cargo del especialista en cine de acción: Gordon Douglas, cuenta con un desarrollo muy veraz de los procedimientos policiales tanto en la comisaría como en otros detalles. Esos detalles son los que cuentan y están desde el principio: El tono negro continuo que da la noche, las sirenas estridentes por las calles, las persecuciones, y dos fijos en el cine Noir como son Mark Stevens y, sobre todo, Edmon O´brien. Todo encaja. Eso es lo que cuenta.
floïd blue
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31 de diciembre de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otro film más de serie B de corte policial. Realizado con eficacia y profesionalidad con un guion demasiado convencional aunque mantiene el interés; y con interpretaciones tambien eficaces como Edmond O'Brien que en la época transitaba entre papeles principales o mas o menos secundarios dando consistencia a films buenos o medianos.
rocamadur01
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22 de febrero de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Patrulleros, una especial raza de policías. La calle, el frío, el peligro más director y radical. La lucha contra el crimen desde la trinchera de la calle.
Las relaciones entre los compañeros están bien descritas, un poli más veterano, duro y ya curtido en mil batallas, y otro más joven, idealista y con pretensiones sociales. Dos visiones antagónicas de cuál ha de ser la función policial.
Pero más allá de esa circunstancia se enamoran de la misma chica y se produce una serie de situaciones cómicas, entre una comedia de situación y una película policial. Pierde un tanto su esencia, pero funciona por momentos.
Los policías son Mark Stevens, el muy reconocible Edmond O'Brien y Gale Storm.
Es interesante, pero difícil de encajar y de ver. Seguro que gusta a los muy aficionados del cine negro, pero es probable que echen de menos algo más de trama 'negra' y sobra el romance y la dulzura de la chica, que no se acomoda a los cánones de las mujeres en películas negras. No tiene, por otro lado, el empaque de una película romántica. Tiene su momento, pero no aborda el tema con rotundidad.
Muy interesantes son las imágenes de la ciudad en la noche, y las de conducción.
Douglas es ese tipo de director que sin levantar mucho la voz consigue hacer buenas películas. Un artesano, un hombre de estudio. Siempre rodando y facturando buenas películas. Como otros tantos le faltan un par de obras maestra que lo hubieran coronado, aunque es cierto que algunas suyas son excelentes, muy buenas e incluso brillantes.
ÁAD
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15 de enero de 2023
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La voz en off que presenta Entre la medianoche y el amanecer (Between midnight and dawn,1950), parece que nos introduce en esa vertiente del film noir, frecuente en aquellos años posteriores a la segunda guerra mundial, calificada como procedural, aquella en la que se mostraban, utilizando modos semidocumentales, las actividades y procesos de investigación de diversas fuerzas del Orden. En este caso, enfoca en la de los patrulleros. Pero es solo una introducción. Pronto la narración, vigorosamente trazada, derivará en los laberintos más abstractos y más complejos del género, aquellos que enfrentaban a las sombras del escepticismo y fatalismo en aquel periodo tan convulso socialmente, ¿en qué creer?¿qué es posible cuando se siente que ante todo rige el caos, y la muerte es una amenaza que cercena toda ilusión y entrega?. En las primeras secuencias quedan patentes esos dilemas en las divergentes actitudes de los dos patrulleros protagonistas, el más confiado, Rocky (Mark Stevens) y el más descreído, Pappy (Edmond O'Brien), quien piensa que lo único que pueden lograr es curtirse lo suficiente para que nada les afecte, porque no está en la naturaleza humana la capacidad de poder cambiar (sólo hay buenos y malos, y priman éstos, y no piensa que sea la sociedad, el entorno, la que condicione). Pappy es implacable en su faltá de fe en el ser humano, como demuestra, en las primeras secuencias, con una de las dos chicas que detiene tras el tiroteo en el garaje, inclemente a sus súplicas sobre que su ayuda a esos dos chicos en un robo era su primer delito y que nunca había sido detenida.

Esa esplendida secuencia del tiroteo está narrada con ese impecable nervio, de intensa fisicidad (el chico estrellándose conta la puerta de cristal), que demostró Douglas en sus mejores obras (Río Conchos, El detective, Sólo el valiente, Chuka, Corazón de hielo, La humanidad en peligro). La narración se caracteriza por una corriente sinuosa en la que sorprende la vivaz agudeza de los momentos en los que prima la comedia, tanto en la secuencia con los niños en su coche patrulla, como en especial todo lo concerniente al cortejo de Rocky a Kate (Gale Storm), secretaria de su superior, y antes voz de operadora de radio que le había fascinado. Hay que destacar los brillantes diálogos de Eugene Ling, en unas secuencias, con el contrapunto de Pappy, además ejemplares, ya que crean poso para definir a los personajes, y sedimenta una cuestión que irá adquiriendo cada vez más relevancia, la amenaza de la muerte, ya que Kate se resiste a establecer una relación con un policía tras que viera en el pasado lo que su madre sufrió con su padre (por su temprana muerte, en particular), lo que, por otro lado, da pie a un par de estupendas secuencias entre madre e hija (en una de ellas, con un eficaz uso del campo-contracampo: la madre en cuadro, en la cama, evoca cómo no lamenta la vida compartida con su marido, mientras oímos a la hija expresar su reticencia a dar una oportunidad a Rocky).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinedesolaris
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