Mi mujer es muy decente, dentro de lo que cabe

Comedia sencilla, muy del gusto del público español de mediados de los años setenta, que a día de hoy resulta poco convincente desde el punto de vista argumental y decepcionante en función de los acreditados guionistas que inscriben sus nombres en los títulos de crédito.
La factura cinematográfica apenas merece mención destacada ya que se ajusta a lo convencional, a la liviandad en todos los sentidos incluso en las escenas de somero destape o en los trasuntos de adulterio.
A veces también produce sensación de lentitud.
La interpretación en general es correcta y, salvo algún exceso que tiende a lo histriónico, el elenco se erige en la parte más meritoria de la película.
En su momento pudo representar un intento de dar un paso adelante pero el trascurso del tiempo ha difuminado su influjo.

Junta de vecinos de escalera en un gimnasio de boxeadores que encarga a Paulino (Sacristán), abogado y pajarero, es decir aficionado a la cría de canarios junto a su esposa Margarita (Velasco), que dé un toque a un par de fulanas que arman demasiado ruido por las noches en su piso y no dejan dormir.
El toque se lo da a él Paloma (San José), una de las dos pájaras, que se lo lleva al huerto.
¿Comedia? con un guion incomprensible. Y no será por falta de guionistas que lo firman cuatro y no son unos cualquiera. Pésima realización con entradas y salidas de avechuchos de las jaulas.
Burdo destape ornitológico. Encima aburrido y con alguna escena musical a cargo de Concha metida a martillazos en el guion.
Lo único curioso la cita de Laly al torpe apareamiento de pajarillos que ensayan, "Junta hermanos con hermanos como en Mogambo", cita que nos atreveríamos a atribuir a Garci.
Al final nos quedamos con aquello de "Jaula abierta pájaro muerto".
O sea, huir.

La segunda película de Drove para Dibildos tiene una idea original: una mujer en una jaula de canario... y ya, el resto es para llorar. Un machirulo insoportable, interpretado por José Sacristán, trata fatal a su mujer (Concha Velasco en un papel para olvidar) mientras cría canarios y le pone los cuernos siempre que puede, la última vez con una de sus vecinas prostitutas. Por supuesto, es una puta feliz, al estilo no de 'Pretty Woman' sino a la española, es decir, de entretenedora de hombres de negocios yanquis. Y todo esto sazonado con chistes ultramachistas escritos por Garci y Chumy Chumez y mucho casi destape a cargo de la propia Concha Velasco, Mirta Miller y una bellísima María Luisa San José.

Le pongo una nota baja porque esta película, que se enmarca en la época del destape, contiene al final demasiada moralina, pero lo cierto es que tiene varios detalles muy buenos.No en vano en el guión colaboran monstruos del humor como Chumi Chumes, Jose´ Luis Garc, Díbildosi y Manuel Summers. Ahí es nada.

En primer lugar, reúne a algunos de los mitos históricos del cine español de entonces: Mirta Miller y Bárbara Rey, amén de una magnífica actriz como Concha Velasco que pasa de ama de casa a seductora..

José Sacristán está muy bien como un hombre sencillo y aburrido hasta cierto punto de su vida. Se convierte en una presa fácil de "Paloma" ( una referencia muy simple al título).

Y sí, los hombres somos celosos con el pasado y las mujeres con el futuro. Y no nos gusta compartir conquistas. Y también nos desenamoramos rápidamente. Qué le vamos a hacer.

Pensándolo mejor tras escribir esta crítica, le subo la puntuación a la peli. No es tan mala.