Simbad el marino

Relato del octavo y último viaje de Simbad (Douglas Fairbanks Jr.) por los mares de oriente en busca de Dariabar, una isla secreta donde Alejandro Magno ocultó su tesoro. Este film nos transporta a la Persia de los cuentos de las Mil y una Noches que muchos leímos en nuestra adolescencia.

Las hazañas que aquí relata el propio Simbad, ni sus amigos se las creen. Es lo que hoy sería un superhéroe o un 007. El director Wallace usando el flashback, muestra a Simbad como un diestro espadachín, jactancioso de su habilidad para evadir a sus ambiciosos enemigos, y aunque es previsible lo que viene, la acción tiene giros interesantes que le ponen un toque de intriga.

Pero lo que hace de esta película una joya, es su montaje y la forma en que está relatada. Utiliza un lenguaje lleno de poesía y parábolas combinado con la magia y charadas simpáticas. Nuestra imaginación se alimenta con la ambientación de una ciudad de arquitectura árabe medieval, decorados tiesos, pero con un colorido maravilloso, fastuosos atuendos. Todo hace de este film una exquisitez visual. Si se toma en cuenta que fue producida en 1947, los efectos especiales son muy buenos.

Los personajes, nada tienen que ver con Persia, pero esto es irrelevante por lo encantador de la actuación. Las intervenciones de Malik (Walter Slezak), fiel compañero de Simbad, están salpicadas de humor fino y son hilarantes. No puede faltar una princesa ambiciosa y de carácter, Shireen, interpretada por la bella Maureen O´Hara. El Emir es un jovencísimo Anthony Quinn, con un papel muy soso.

Los tres millones de dólares invertidos en esa época produjo muy buenos resultados. Este film es una verdadera joya que vale la pena ver.

Simbad, el Sailor, es un tío generoso como todos los héroes. Si tuviera que desear suerte por ejemplo, lo haría para todo el mundo y no para unos pocos, porque es un tío desprendido.

Otro sailor, o el taylor de FA, diría: Un abrazo para mis elegidos, pero éste no. Simbad diría: Miles de abrazos para todos. A mi también me gusta ser así.

Simbad lleva una medalla que parece que se la ha quitado al otro sailor ganador del trofeo de canastas de 3 puntos, vive en un mundo de decorados similar a una película de dibujos animados y cuando corre y lucha contra la guardia mora se va bailando, pero aún así la película desprende un poquitín del encanto de las épicas historias de aventuras.

Simbad ríe y contagía de ánimo con su espíritu abierto. Iba a nombrar por estricto orden de caída a todos para desear suerte como haría Simbad así que me imagino que todos sois Simbad y digo: ¡¡Suerte Simbad!!

El hijo del mítico actor Douglas Fairbanks, encarna en está película al marino Simbad, en la que es su tercera adaptación fílmica del archiconocido relato anónimo de "Las mil y una noches" antes le precedieron "Simbad" 1936 de George Pall y "Las mil y una noches " 1942 de John Rawlins. Quizás no sean estas las versiones más famosas llevadas a la pantalla, pero si constituyen un fastuoso y entretenido pasatiempo.

Un Simbad que en está versión, se nos presenta bastante dicharachero y bufonesco, que cuenta a sus ingenuos amigos de Bagdad sus historias y aventuras aunque si son ciertas, o no, nadie lo sabe. Aqui nos relata la busqueda de un tesoro que le llevara a la isla de Deryabar, no sin antes sortear una multitud de luchas y peripecias en su afán de llegar a encontrarlo.
Entre unos coloridos decorados, y un no menos lujoso vestuario para la época, fluye está discreta cinta de puro entretenimiento y diverción, con buen ritmo y correctas actuaciones que durante cerca de ciento veinte minutos nos hace disfrutar de está exótica aventura.
El reparto protagonizado por un elenco de actores, del que forman parte, una sensual y confiada Shireen interpretada, por la tantas veces mujer Fordiana Maureen O'Hara, él ambicioso Emir de Dabul, un sobrio y discreto Anthony Quinn, y un astuto y también codicioso Melik, buena interpretación que corre a cargo de un todo terreno quizás hoy en día algo olvidado, y que creo justo recordar en esta ocasión, como lo fue el actor de origen austriaco Walter Slezak que a menudo retrato en el cine, papeles de villanos y matones, y que trabajo de manera constante en más de cien películas, además de numerosas apariciones en televisión, radio y en musicales de Broadway, un todo terreno.

Aventura oriental apta para todos los públicos, sin mucha fantasía, pero con bastante entretenimiento.

Tenía muchos reparos para con esta película, pero me callo la boca... La última aventura de Simbad, personaje mágico, diestro en armas y cuerpo a cuerpo, cuenta sus realidades o fantasías en cada puerto, la india siempre ha sido caldo de cultivo para contar fábulas... Así empieza y en esta oportunidad por el tesoro de Alejandro Magno, el primer dominador del mundo conocido, en busca de la legendaria isla de Deryabar con su inseparable Abbu (George Tobias).

Nada despreciable Saga legendaria, llena de estrellas en technicolor y fantasía pura, los decorados van perfectos, los efectos especiales bastante bien, que decir de Shireen con Maureen O'Hara esta "fuerte" con ese retocado y vestido de ensueño, rodeada de primaverales doncellas, entre ellas quiero destacar a la no tan conocida Jane Greer, tomo prestado este filme para iniciar su trilogía en colores, esos trapitos árabes matan, celuloide de prodigiosos diálogos, decorado de fantasía, de mucha intriga para el disfrute de todos los sentidos, con el Emir Daibul (Anthony Quinn), el barbero Abdul Melik (Walter Slezak), Simbad (Douglas Fairbanks Jr.) reconocidísimo actor por parte de su padre, en ese momento por encima de todos ellos.

Junto a It's a Wonderful Life 1946 tampoco recaudaría en taquilla, pero que tenían estos espectadores de los 40 que no se cansaban de los wésterns... Bien vale el puntaje para su género.