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Los descendientes (TV)

Fantástico. Musical. Comedia Cuenta la historia de un reino donde el hijo adolescente de la Bella y la Bestia será próximamente coronado siendo su primera orden la redención de los hijos de malvados como Cruella de Vil, Maléfica, la Madrastra de Blancanieves o Jafar. Será entonces cuando éstos, junto a los hijos de Rapunzel, Cenicienta, la Bella Durmiente o Mulán, tengan que elegir si seguir los pasos de sus padres o sacar a relucir su héroe interior. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
10 de agosto de 2015
19 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Probablemente sea inútil seguir resaltando la validez de los cuentos de hadas primigenios, que siguen dando una clase de narración, simbolismo y elegancia a muchos productos actuales.
A Walt Disney se le podrá acusar de muchas cosas, pero nunca se podrá decir que no puso hasta la última pizca de pasión e ilusión en 'La Bella Durmiente', 'Cenicienta', 'Blancanieves y los Siete Enanitos' y demás mitos del arte de la animación. Por supuesto, intención monetaria y comercial siempre ha habido, pero nunca recibía sin dar, y durante años trató de inculcar eso a su compañía.
Esto, este telefilme, es sencillamente todo lo contrario.

Villanos (apuntando a la corriente de "los buenos de los cuentos son tontos y los villanos molan mazo") adolescentes (apuntando a "buenorros y pibones marca Disney Channel que sepan cantar y articular palabras para gozo de las niñas") y modernos (apuntando a "todo cuento ahora necesita una vuelta de tuerca que lo justifique, aunque eso lo prive de sentido").
No merece la pena hablar de una ¿historia? aquí, sino de todo lo que esto representa. A saber, las nulas ganas de hacer algo de calidad, el ansia de subirse al carro del hermano Marvel con todas sus franquicias unificadas y banalizar completamente héroes y villanos que han poblado la imaginación de generaciones enteras.

Cuando Jeremy Irons se puso a dotar a Scar de su voz maestra o cuando Eleanor Audley dió a Maléfica una risa que identificaba a la Emperatriz del Mal ambos querían dotar de gravedad a un personaje, hacer antes una persona, puede que malvada, pero coherente. Y por eso son los iconos que son hoy.
Cuando los cuatro bufones que aquí interpretan a mitos como Maléfica, Jafar, Cruella DeVill y la Reina Malvada se pusieron sus ridículos trajes de plástico han pensado en hacer caricaturas. Y por eso serán la vergüenza de una compañía que es consciente del rápido olvido de este subrproducto, pero ignora el flaco favor que le hace a la hora de perpetuar sus mitos.
Pero lo peor probablemente sea la discriminación positiva, de la que Disney hace gala de manera muy hipócrita, cambiando la etnia de personajes a placer, con la única justificación de llegar al mayor demográfico posible. A saber, se nos muestra que la madre de Aurora es una anciana negra, para después presentarnos a sus padres blancos como la leche, y la hija es latina. Un sindiós que lo único que hace es el ridículo, y denota que esto solo ha tenido origen en despachos con tablas de público, no en la mente de alguien que ha querido rendir homenaje a los villanos Disney.

Al final resultará que los mayores villanos están en el propio Disney, dando luz verde a engendros que no tienen ningún miedo de ensuciar para las nuevas generaciones un legado que era ya casi inmortal.
Antes se re-estrenaban las películas de la compañía, buscando acercar a los espectadores a los mundos mágicos que crearon grandes mentes. Ahora, se presentan clones que cambian todo el sentido de sus cuentos originales y se banalizan, convirtiendo en mediocre lo que antes fue dorado.
Charles
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30 de agosto de 2015
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
En fin, no voy a hacer una crítica larga esta vez porque, para ser honesto, la película no lo merece. Es una pena decir que una compañía como Disney, que parece estar encontrando el buen camino gracias a historias como "Frozen" o de la mano de Pixar, tenga un canal tan aberrante a su nombre. Disney Channel se ha convertido en una parodia de si mismo, con sitcoms para preadolescentes que se reirían ante cualquier cosa antes que dibujos animados, los cuales, siendo buenos, podrían entretener incluso a adultos.

Pues eso, la película es un producto totalmente digno en la línea de horrores que es Disney Channel. Con sólo decir que uno echa de menos "High School Musical", ya se pueden hacer una idea. La representación de cuatro villanos icónicos como seres patéticos y sin ninguna elegancia ni gracia, una historia predecible hasta la médula que no sorprende en ningún momento, unos actores que parecen estar trabajando sin ganas (probablemente sabiendo a lo que vienen), números musicales penosos, y unos efectos especiales que ni el King Kong de 1933.

No es que la idea sea ridícula... si tuviese un buen guionista... o estuviese planteada de otra forma... quizás con... no sé... Vale, la idea es ridícula. Muy ridícula. Y todos los demás elementos ajenos al guión lo empeoran, de principio a fin.
No se la recomiendo ni a mi peor enemigo.

P.S.: es la peor representación de Maléfica desde... bueno, desde "Maléfica" (Robert Stromberg, 2014).
El Protestón
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1 de septiembre de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película vaya uno a saber si los hijos de los famosos perversos de los cuentos infantiles van a seguir su mismo ejemplo y más si le adicionan otros personajes que pueden ayudar a darle más juego a la historia como lo es el principe Ben de Auradon invitando a los cuatro hijos malosos: la convincente Mal, la vanidosa Evie, el miedoso Carlos; y el despiadado hampón Jay.
En este juego de roles son becados en una escuela de preparatoria donde la rectora es la hada madrina y convivirán en una escuela. No obstante, ese escenario, no concuerda con la historia ya que es un escenario corriente con un campo de juego. Los demás escenarios, el bosque y la ciudad de Auradon pasables.
El meollo del asunto es quién de los cuatro chicos es capaz de robarle la varita mágica del hada madrina para sus bienintencionados o mezquinos fines personales.
Sin embargo, el gran lunar es la subtrama de otros personajes de los cuentos de hadas como Blancanieves, que tanto los diálogos como los efectos son parecidos a los de Ever After High bajándole puntos a la historia.
Buenos y aceptables papeles de todos, en especial, Dove Cameron, que como cantante no le quita el buen gusto y se le mide a lo que sea.
Para bien o para mal, se nos avecina la segunda secuela en lo que tiene que mejorar es quién de los personajes de los cuentos de hadas aporta mejor a la secuela, o de lo contrario, descartar la historia ya que hay otros personajes lo harán mejor y correlacionarla con la película, y mejorar el espacio que deja mucho que desear. ¿Madurarán los hijos de los perversos o seguirán en su mismo sainete, o como se dice coloquialmente, si uno se tira del quinto piso, otro lo hará o cuidará su lugar teniendo en cuenta la ética que lleva? Por lo tanto, no hay peor ciego el que no quiere ver con esta historia. El día de la quema se verá el amazón.
alfonso suarez
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25 de noviembre de 2016
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aceptable comedia musical de Disney Channel (que este canal las ha tenido mucho peores, no les quepa ninguna duda: Starstruck, Teen Beach Movie, Camp Rock 1 y 2 y un largo etcétera) en el que la factoría de Mickey Mouse explota los derechos de sus clásicos cuentos de hadas en la gran pantalla, y nos presenta un reino en el que los "malvados" de cuento han sido desterrados a una isla de la que no pueden salir, y tanto ellos como sus hijos viven en la miseria. Es entonces cuando el príncipe de este reino (hijo de la Bella y la Bestia) decide invitar a cuatro hijos de estos malvados al instituto donde él estudia para que tengan mejor educación y más oportunidades. Pero estos cuatro adolescentes (la hija de Maléfica, el hijo de Jafar, la hija de la Reina Malvada de Blancanieves y el hijo de Cruella De Vil) que han sido educados por sus padres para maquinar y conspirar no pretenden encontrar la bondad con esta nueva oportunidad... ¿o sí?

Admito que la idea original de Josann McGibbon y Sara Parriott me resulta ciertamente atractiva. Los malvados de los cuentos siempre han sido unos tópicos andantes desaprovechados y absurdamente unidimensionales, y ésta era sin duda una oportunidad para ofrecer en ellos más interesantes matices (lástima que esto al final no se de). También resulta interesante observar el cómo podrían haber sido sus retoños, instruidos en la maldad pero con las típicas crisis de identidad adolescentes (y esto por fortuna sí se muestra).

La pena es que "Los descendientes" en el terreno de desarrollo argumental se quede más bien en un cúmulo de buenas intenciones y nada más. La historia (unos jóvenes gamberros que "descubren el amor y el cariño" (y la protagonista de la trama lo descubre con la típica historia de romance adolescente inocentón)) resulta excesivamente previsible en su exposición y progreso, y se desarrolla con una simplicidad tan considerable que a los adultos nos puede resultar una trama monótona y rutinaria por momentos (por fortuna esos momentos son la excepción, ya que en líneas generales (y a pesar de toparnos con un desarrollo argumental flojo) las situaciones que viven estos personajes son suficientemente agradables, y la candencia que aporta Ortega en la dirección nos hace distraernos durante la evolución del argumento).

Así pues, espérense lo esperable en un canal temático para niños como es Disney Channel: intrigas, comedias y dramas tratados en la superficie, con situaciones y frases trilladas y revistas (unos "jóvenes traviesos" cuyas travesuras son bastante inocentes (esto no es "La fiesta de las salchichas" o "Padre de familia"), los típicos compañeros cursis que quieren hacerle la vida imposible a los protagonistas, la esperada redención, etc.), todo lo que nos vaya a enseñar "Los descendientes" a los adultos no nos va a sorprender ni un segundo, ni las situaciones románticas, ni el humor (bastante flojo pero suficientemente agradable), ni los malentendidos, ni los planes malvados, nada.

Por fortuna, la curiosa premisa (atrayente inevitablemente), ciertas interpretaciones y la maestra puesta en escena de Kenny Ortega compensan los evidentes fallos en su guión en cuanto a trivialidad, puerilidad, ingenuidad y falta de originalidad en sus situaciones se refiere.

Y es que el hecho de que el guión cuente con personajes que se divierten con hechizos (lo admito, la fantasía en la pantalla me pierde), el hecho de que la trama haga humor (más bien tolerable simpatía) con las ideas villanas de los cuentos clásicos (Aladdin, 101 Dálmatas, etc.), y el hecho de que se transmita un mensaje más maduro que el propio desarrollo argumental (que no hay que dejarse llevar por los tópicos, que las personas no son blancas o negras sino que tienen escalas de grises y muchas capas en su interior) son bastantes elementos como para que la historia de "Los descendientes" entretenga con suficiencia en líneas generales al público de todas las edades.

Esto (una premisa mal explotada pero no terriblemente mal explotada) junto a una puesta en escena impecable (que evidentemente no cuenta con un presupuesto de superproducción cinematográfica pero que resulta de lo más apañado, agraciado y satisfactorio. Su diseño de escenarios se destaca obviamente en las escenas musicales (cuyas canciones son totalmente olvidables excepto una). Y la realización de Ortega tras las cámaras, si bien no es original e inolvidable, es completamente correcta en cada plano. Y la edición de la cinta es realmente notable), pero sobretodo gracias a un gran oficio en el terreno interpretativo (Dove Cameron tiene una gran presencia y esta vez ha dado con un papel en el que puede explotar una interesante sutileza (además de que comparte química con su partenaire romántico en la cinta: Mitchell Hope (lo cual ayuda mucho a la trama)), mientras el resto del reparto cumple con comicidad sin despeinarse. Pero... atención a quien hace de Maléfica: Kristin Chenoweth. Tal vez bastante desconocida a este lado del charco, pero que es una leyenda viva de Broadway. ¡Es más!, hay una nota musical de soprano que lleva su nombre porque solo ella ha sido capaz de alcanzar. La ganadora del Tony se luce sobremanera ofreciendo unos números musicales cargados de naturalidad, carisma y buen hacer (solo su número musical se me ha quedado en la memoria. Sin duda lo mejor de la cinta) es lo que hace que "Los descendientes" sea una comedia musical entretenida y evasiva, un placer culpable que va a gustar y complacer más al público infantil... pero que un adulto no solo podrá soportar y no tendrá que huir por el daño a los ojos que le produce, sino que además puede que se le escapen varias sonrisas cómplices durante el metraje en sus mejores momentos.

Solo recomendable para los fans del cine familiar que no sean tremedamente exigentes y se conformen con pasar un rato agradable.

Lo mejor: Kristin Chenoweth y su número: https://www.youtube.com/watch?v=PMFWFaSauVU
Lo peor: El desarrollo argumental tan simplón.
Spark
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12 de noviembre de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La descendencia que no logró ascender.
Esta sugerente creación, que une tanto personaje infantil de leyenda en única cinta, es tan limpia y angelical que transita sin dejar apenas huella, con sincero desencanto, lo cual incomoda por el aprecio y estima hacia los susodichos cuyo nombre e imagen es utilizado en vano.
“Supongo que los hijos son inocentes de lo hecho por sus padres”, síntesis a partir de la cual Disney elabora un guión, de sinopsis apetecible y curiosa, elaborado a su perfecta medida, original planteamiento que pretende exculpar a la descendencia de la catástrofe ocurrida en el pasado para empezar a decidir por si mismos quiénes quieren ser, si sucesores de las fechorías de su parentela o esa óptima elección bondadosa de escoger el bien para intentar ser feliz; no olvidemos que ¡es un bello cuento, cuya fábula debe servir de enseñanza a la prole!
Musical adolescente de mucho colorido y efecto ligero y cándido, se podría haber sacado más partido y picardía a tan novedosa y atractiva idea, sagacidad que se vende por la beatitud, inocencia e ingenuidad de sus pasos y diálogos, más una falta evidente de estilo y arte en su ostentación y exhibición.
Cuando uno piensa en el mal, en las cuatro figuras representadas -Maléfica, Cruella de vil, la madrastra de Blancanieves y Jafar-, tiene un pensamiento más espeluznante y horrible de los mismos, más sabroso dentro de sus argucias y complots, aquí sus figuras y apariencia de las mismas no dejan de ser anecdóticas, al tiempo que poco agraciadas, para que toda la blanda, esponjosa y dulce magia de Disney deje correr su fantasía y surja la magia; sólo que ésta es tan bonachona e inocente que reduce mucho las posibilidades de pleno acierto, excepto para edades infantiles que se distraerán con su tierno caminar y virginal pose.
“¿No disfrutas viendo a la gente sufrir?..., ¿no quieres ser cruel, perversa y malvada?”, sí, completamente sí porque este paraíso de amor, cariño y buenas esperanzas es tan soso y cursi como el reino del odio y el mal que presenta pues apenas seduce, atrapa o cautiva para, siquiera, tener la deseada tentación de caer en sus redes.
Porque ¡seamos serios!, ¡seamos convincentes!, el lado oscuro debe tentar, hechizar y persuadir, ofrecer goloso beneficio que propicie la duda de cruzar la línea y pasar a ese inhóspito costado de tenebrosa orilla; si Darth Vader cedió y cayó, al menos presenta la isla de los malvados y sus insignes abanderados con más firmeza y coraje, así como su llegada al reino de la belleza y los buenos deseos, ¡que ni la casa de la pradera!, con más enfrentamiento, chispa y energía, vivacidad y gracia de duda y cavilación sobre la rectitud de lo llevado a cabo.
Un High School Musical con poca chicha y excesiva suavidad y finura, escaso encantamiento para tantos hechizos y su anhelada varita mágica, el retroceso y lapsus de opción malograda de Disney en esta recreación de fantasía es obvio pues ni maravilla ni fascina, su casta exposición deja al espectador alelado y aturdido por la ocasión fallida de haber construido una pieza teatral de grato y apasionado consumo.
Se puede ver con tanta facilidad y ligereza que dichos adjetivos van en su contra, busca audiencia familiar que aprecie su candor y pureza pero tanta suavidad en sus personajes hace que los observes moverse, gesticular, cantar y expresar sus textos y que tu pasividad emocional y autismo consumista vayan en aumento.
Pasearte por Disneylandia sin evocar sentimiento que no se aproxime a la neutralidad e indeferencia, y ello siendo generosos en tu juicio, no es la aventura soñada ni el viaje pretendido.
Esta invención prometía y lucía grandes posibilidades en su teoría, lástima de estropicio en su erróneo desafecto práctico.

Lo mejor, es ¡Disney!
Lo peor, es ¡demasiado Disney!
lourdes lulu lou
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