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A los que aman

Drama. Romance Siglo XVIII. Una noche, un anciano médico le cuenta a un joven la historia del gran amor de su vida. En su juventud se había enamorado apasionadamente y en silencio de Matilde. Esa pasión, en realidad, había empezado en la infancia, cuando la caza desapareció misteriosamente de la región y aparecieron dos extraños personajes: el maestro de esgrima y su solitaria y ausente hija Valeria. (FILMAFFINITY)
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Críticas 31
Críticas ordenadas por utilidad
6 de marzo de 2009
37 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta peli empieza con unas estampitas que le hacen a uno temer lo peor (verdes prados, nubes de postal en un cielo azul, unas granadas cayendo por unos escalones, siluetas de árboles copudos recortándose en el horizonte, todo tan pedante que me chirriaban los dientes como si estuviera mordiendo el terciopelo del telón del Cine Doré, que es donde vi ayer la peli). Luego aparecen unos títulos de crédito birriosos, como hechos con una máquina de escribir con las varillas medio rotas y los tipos saltados, y después la peli va avanzando como si la Coixet bailara la yenka con el guión, o sea, izquierda, izquierda, derecha, derecha, delante, detrás, un, dos, tres, tan pronto la historia está aquí como está allá, sale uno de viejo, izquierda, izquierda, sale la otra de niña, derecha, derecha, luego los mismos de jovenzuelos, delante, detrás, la hija, la hermana, el padre, un, dos, tres, así se baila la yenka, más nubes, la casa del jardín, hay qué fácil es la yenka, más prados, mira qué bien va la yenka, unos viejos comiendo sopa, y qué graciosa es la yenka con la Belucci haciendo esgrima. En fin, que todo avanza muy embarullado, y eso a David Lynch se lo perdonamos pero a Isabel Coixet todavía no (sobre todo porque no tenía ninguna necesidad de enredar la historia, mi teoría es que se la cayó el guión al suelo, se la desordenaron las escenas, recogió los papeles de cualquier manera y se los entregó así al montador porque ella tenía prisa por llegar a la óptica para cambiarse de gafas de pasta o algo igual de urgente).

Bueno, tampoco es que la peli sea difícil de comprender,(*) pero a mí me irritaba un poco el jueguecito temporal, las escenitas poetizantes ñoñas que se repiten una y otra vez, y las voces timbradas y tonantes con las que caracterizan al médico y su hermano de viejos, que hablan como si en vez de ser dos fulanos dieciochescos fueran locutores del NODO. «Esto va a ser un rollo», pensé, oliéndome lo peor. Mis primeras impresiones eran funestas y tenía la sensación de estar viendo una especie de versión pueblerina de Barry Lyndon. Pero...

Pero uno, poco a poco, va cogiendo gusto a los personajes y a la historia. Hay una estética pictórica generalmente lograda, un aire a ratos tenebrista, casi siempre neoclásico y a veces romántico, todo muy seductor, y un argumento que parece de Goethe o de alguno de sus contemporáneos. Cualquiera que sienta cierta afinidad por esos años finales del XVIII verá con simpatía esta historia de amores secretos, de sentimientos exaltados y morbosos, de romanticismo en su ingenuo primer esplendor. Al final ganan las virtudes plásticas y narrativas sobre los defectos y, aunque diste mucho de la perfección, la película de Coixet tiene clase, contención y dignidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Macarrones
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12 de junio de 2006
24 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con la coña del aniversario del Cine Renoir, la entrada me costó un euro y encima me regalaron una bolsa de dulces gominolas de colores, así que me quedé de un humor estupendo para tragarme cualquier cosa por muy amarga que fuese.
Este buen humor ayudó a superar los prejuicios que pueden generar las películas "de época" y/o el look de Isabel Coixet... o la molestia que supone que el chico protagonista ponga cara de estreñido en todos y cada uno de los planos, o que la chica florero intente susurrar en plan sexy pero le salga una vocecita de pito un poco enervante... o que todos los diálogos sean tremendamente farragosos, forzados, absurdamente literarios, como imitando el teatro clásico para disimular que no había mucho que decir.

Porque la historia es la normal en en estos casos:
Vamos a ver, a) Armancia ama a Patxi, b) Patxi ama a Matilde, c) Matilde ama a León, d) León ama a Valeria y e) Valeria lleva un rollo ambiguo y es tan sofisticada que habla el francés y practica el esgrima...
Y luego viene el tradicional crimen pasional en el que uno de los enamorados mata al rival y así todo queda muy serio y muy trágico, por supuesto. Casi casi como lo de El-Cocinero-El-Ladrón-Su-Mujer-Y-Su-Amante pero para toda la familia.

Pero si dejamos de lado a) el insípido argumento, b) la voz de la chica, c) las muecas del chico y d) los prejuicios anti-Coixet, la verdad es que tampoco es una peli tan mala.
La fotografía es de esas preciosistas (claroscuros, contraluces, encuadres elaborados), la música es relajante, y uno de los personajes secundarios está interpretado por Albert Pla (lo que un servidor ya considera motivo más que suficiente para ver una película, aunque sea de la Coixet o del Ulloa).
Y la francesita está interpretada por Monica Bellucci, que también tiene su carisma... aunque su potencial interpretativo aparece un poco menguado al tratarse de una de las pocas ocasiones (¿quizá la única?) en la que la moza se deja filmar sin enseñar apenas el escote.

Mi amiga había visto todas las pelis de Isabel Coixet y ésta le defraudó un poco; pero yo, que sólo había visto su mirada de lince, me esperaba algo mucho peor.

Nota: un sufi.
Listocomics Puntocom
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20 de diciembre de 2006
23 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
La segunda película de Coixet tras su abrumadora y maravillosa "Cosas que nunca te dije". La directora hace un cambio de escenario (de una tumultuosa ciudad norteamericana a la amplitud silenciosa y solitaria del campo) y de época (de nuestra época al siglo XVIII) pero prosiguiendo en sus mismas e interesantísimas inquietudes: las heridas y dolores del alma, los silencios esclarecedores que hablan más que los inútiles amasijos de palabras, el amor y el desamor, los celos, la voz baja como símbolo de supremacía sobre el grito hueco, el valor de los sentimientos y las pasiones por encima del raciocinio...
Coixet construye una historia de desamores en la Galicia del siglo XVIII: un médico (Freydez) ama locamente y desde niño a una mujer (Moreno), perdidamente enamorada y casada con otro hombre (Christopher Thompson), quien a la vez tiene como amante a su profesora de esgrima (Bellucci), la cual, simplemente, no ama a nadie, ni siquiera a sí misma.
Diáfana, límpida y hermosa, muy doliente, sincera y visceral, está construida magnífica y atipicamente, narrada en un ritmo muy particular que provoca en el espectador la sensación de vivir un melodrama puro pero viéndolo de una forma poco habitual.
Con esta segunda película , Coixet confirma su condición de cineasta imprescindible (por ideas, estilo y condiciones) del cine español y europeo, una directora valiente, arriesgada y con un discurso que decir que para sí quisieran tener tantos maestruchos coronados como genios de postilla.
kafka
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14 de marzo de 2012
25 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Leo varias sinopsis de esta película y todas vienen a contar lo mismo: chico quiere a chica, que a su vez quiere a otro chico, que a su vez quiere a otra chica. En fin, el cuento de nunca acabar, que además es más viejo que el mundo. Pero yo tengo otra versión, que es la siguiente: sosito se enamora de sosita, que a su vez se enamora de chulazo, que a su vez se enamora de un pepinazo de tía, que a su vez es Monica Bellucci ni más ni menos.

Vamos a ver, esta historia no hay por dónde cogerla. Los dos sositos dan una grima del cagarse. No sé, se pasan todo el tiempo diciendo cosas como: "Me amas? Pero también cuando duermes? Y cuando sueñas? Sufres por amarme? Sigues amándome? Pero oye, aún me amas?"... Y así un día y otro y otro; un repelús del copón, todavía tengo los pelos como escarpias. Es de extrañar, pues, que el chulazo francés al que tanto y tan malamente ama la sosita se suba por las paredes con tanto "teamo meamas?" y se pegue unos cuantos revolcones con ese pedazo de tía que es la Bellucci, que encima habla su propio idioma y practica la esgrima como dios sin comerle la cabeza sobre el amor?

Coixet, además de gafapastosa y repelente, es un coñazo de tía. Y quien quiera que hiciese el casting para esta peli se lució bien lucido con los dos sositos. La protagonista es una tía con voz de niña de cinco años, tal vez muy apropiada para el guión, ya que el sosito se colgó de ella a los 10 años y claro, lo que pega es que no crezca. Pero joder, entonces que tampoco le crezcan las tetas, que se quede mocita y punto. Qué sentido tiene que la tía evolucione físicamente, se haga mujer, le venga la regla, se case y practique el sexo, y luego hable como si estuviera en el parvulario? Qué pretende Coixet con esto? Invitarnos a la pederastia?

Y luego otra cosa: qué coño le pasa a esta tía con las nubes? El narrador se pasa la vida hablando de las nubes, de los distintos tipos de nubes, sus formas, sus colores, su textura y espesor... Hay hasta un monólogo entero dedicado a las nubes. Fue tal vez rodando esta película cuando se le ocurrió a la directora el famoso anuncio de compresas cuyo lema era "A qué huelen las nubes"? A mí, viendo este piñazo, me huelen a algodón de feria mezclado con churros, coliflor hervida y boñiga de vaca. Vamos, sólo para olfatos muy "selectos".
Talía666
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11 de junio de 2009
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo que desde que vi esta película, la Coixet pasó a un segundo plano, y ahí sigue.

Sin embargo antes había visto "Cosas que nunca te dije", fantástica película y prometedora carrera de una directora española que rompía los moldes casposos del cine español.

Fui con tantas ganas a ver esta película, y me encontré con intento de preciosismo vacío y tontorrón, queriéndome llevar al otro lado del espejo, que me sentí como si intentaran manipular mi inteligencia. Desde entonces. siempre que he visto algo de Coixet, lo veo desde el mismo prisma, y desde la película que hizo con Tim Robins, ya ni siquiera he tenido fuerzas de volver a sentarme, en este caso ante un TV, para ver por donde anda la nuestra antaño prometedora directora internacional de cine.
iovErdÈ
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