La llorona

Llorona es una figura única en el folclore mexicano: el espíritu doliente de una mujer que perdió o mató a su hijo y ahora regresa para buscar venganza y atormentar a los vivos. Con su historia enmarcada y su estructura de flashback, esta película presenta un par de variaciones de la historia.

Con más valor histórico que fílmico. La llorona es el inicio del cine de terror mexicano. Es un ejercicio de exploración y una representación artística de un símbolo nacional.

Más cercana al cine mudo que al sonoro. Ritmo torpe y estética amateur. Todo resulta forzado. Un tesoro para aquellos que disfruten indagando en los albores del cine.

La primera película de terror mexicano, vale más por ese hecho, ser la funda el género en el país azteca, más valiéndose de una leyenda popular tan fuerte como la llorona, y tratando de aunar el contexto histórico, de donde nace el mito, con una historia moderna con tintes policiales.
Hay que decir que la película es muy desigual, si bien es corta tiene momentos lentísimos, sobre todo cuando se cuenta la 1 historia, la de la mujer burlada por el noble español, es la más teatral y lenta, también los decorados son acartonados, etc.
Igual tiene sus elementos perturbadores, cuando una persona con una capucha sobre la cara, intenta matar a un niño, etc, en el presente es donde está más lograda y tiene mejor ritmo.
Como fundadora de un género no está mal, más teniendo en cuenta que la industria en Latinoamerica estaba en pañales, y películas como estas fueron las precursoras del mismo, por lo que hay que mirarlas teniendo en cuenta el contexto, todos estaban todavía aprendiendo como era esto de hacer cine.

Tiene gracia que la Filmoteca Española proyecte esta película mexicana para la noche de Halloween; por un lado, porque no da miedo ninguno, y por otro lado, por su discurso antiespañol, ligado a la Leyenda Negra, una de las mayores patrañas que en el mundo han sido, y que sin embargo han asimilado como cierta muchos españoles. Porque resulta que el origen de la leyenda de la Llorona está, según esta película, en La Malinche, intérprete y amante del conquistador Hernán Cortés, quien arrebata a aquélla su hijo de cuatro años. Desde entonces, los descendientes de Cortés se ven sometidos a una maldición que en realidad es una venganza, como vemos en la parte de la historia que se sitúa en el presente: la (por fortuna) extinta civilización azteca, que si destacó por algo fue por su crueldad, reaparece en forma de puñal de obsidiana o de altar de sacrificios, oculto donde menos nos lo esperamos.

El conjunto flojea por su falta de ritmo, por unas interpretaciones más que mejorables y ancladas a veces en el cine mudo, por una puesta en escena un tanto acartonada, y por unos golpes de supuesto terror que tratan de aprovechar el uso del sonido, pero que, vistos hoy, resultan risibles y ridículos: me refiero sobre todo a los alaridos de La Llorona.

La Malinche es una figura histórica que el México postvirreinal ha interpretado de forma ambigua, viéndola a la vez como traidora y como víctima; y si bien esta película mantiene su carácter de víctima, lo que hace con ella es redimirla, convirtiéndola en vengadora, en un personaje mítico y fundacional sobre el que basar la naturaleza mestiza de la cultura mexicana.