Cuarteto de La Habana

La factoria de la comedia del prolífico F. Colomo se traslada a la Habana con todos sus ingredientes: enredo, mentiras, confusiones, amorios, sexo, personajes descarados y situaciones disparatadas. Colomo mantiene la esencia de su cine desde hace décadas y a estas alturas de la vida no la va a cambiar, puede estar más acertado o no, pero su estampa se reconoce en la indudable frescura de su estilo.
Ernesto Alterio, cada vez más asentado en la comedia, músico de cola y en una situación económica y personal precaria, marcha a Cuba en busca de la madre que no conoce. Allí se encuentra con Mirta Ybarra, que dice ser su madre, pero ésta solo es una de las numerosas mentiras que se alojan en la vieja y desconchada mansión cubana, donde residen su supuesta madre, su supuesta hermana y el prometido de ésta, Javier Cámara.
Frescura y confusiones capitalizan la propuesta de Colomo, que aunque no llega a las cotas de su época dorada de los 80 y los primeros ´90, cumple con más que dignidad.

Ni mejor ni peor que el cine de Colomo. O sea, se trata de una comedia de enredo (aquí de bajos vuelos) y de solvente reparto, aunque con unos secundarios simplemente "visibles", que no memorables. Y es también, pues, la enésima demostración del eficacísimo (aunque no pase de correcto casi siempre) estilo de Colomo para hacer comedia desde la rompedora "Tigres de papel" a este entretenimiento llevadero y ligeramente divertido: son veinticinco años haciendo lo mismo y las grietas todavían son sólo pequeñas: un mérito para él.

Entretenida y simpática comedia romántica de enredo que transcurre en Cuba. Y aunque la historia, como suele ocurrir en las películas de este género, ya sabemos por dónde va a ir, es muy amena y cuenta con un buen guión que nos regala momentos con mucho encanto y una excelente fotografía. No te quedas con la sensación de haber visto cien veces la misma historia, tiene su toque de originalidad.

Ernesto Alterio está fantástico. Qué bien sabe aprovechar su vis cómica y cuánto transmite en cada plano. Sólo por su interpretación ya vale la pena ver la película.

Me ha gustado mucho también Mirta Ibarra, interpretando a una atribulada madre cubana que nos acerca de forma desenfadada a esa precaria situación con la que tienen que lidiar los cubanos. Y Javier Cámara, que aunque aquí hace un personaje más secundario, como siempre, también es un placer verle en cualquier película y papel.

Colomo propone una película para pasar el rato. Los actores cubren sus papeles sin demasiada convinción. No hay nada destacado en ella pero sirve para dejar de pensar y divertirse. No es poco. Recomendabe para un día festivo con sofá.

Película de cadencia suave pero de intensidad notable cuyo buen gusto formal y conceptual hablan muy bien del excelente tratamiento cinematográfico llevado a cabo por F. Colomo.
Con un sentido del ritmo muy dinámico -y ávido de trasmitir su mensaje como si fuera un susurro- el argumento se trenza con sentimientos y con emociones que en la pantalla adoptan la apariencia de una historia evanescente pero muy real, cotidiana y vívida.
H. Alterio y J. Cámara proporcionan auténtico verismo a sus personajes mientras que M. Ibarra y L. Ramos representan ese ejemplo de interpretación sin artificios que transforma la naturalidad en arma de seducción.
Lúcida comedia.