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Vampir, Cuadecuc

Documental. Terror Documental a modo de making of de 'El conde Drácula', película dirigida en 1970 por Jesús Franco. Vampir-Cuadecuc es posiblemente el film clave para entender la transición que se produce en el campo cinematográfico español desde el período de los "nuevos cines" (permitidos por la administración franquista) hacia las prácticas clandestinas, ilegales o de abierta oposición al régimen franquista. Consiste en una filmación a partir del ... [+]
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
2 de octubre de 2008
19 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Toda película de vampiros es un homenaje a las películas de vampiros de por sí (teatralidad, elementos repetitivos, argumentos previsibles, personajes encorsetados...). Un punto y aparte sería este magnífico ¿documental? sobre la curiosa adaptación que de la archiconocida novela de Bram Stoker hizo Jesús Franco en 1970. Tras ver "Cuadecuc, vampir" descubrimos que un "making of" puede superar a su propia película, o, lo que es lo mismo, que de un discreto cocido pueden salir maravillosas croquetas.

Un día de estos escribiré algo sobre "el conde Drácula" de Jesús Franco, película maltratada donde las haya. Jesús Franco, según tengo entendido, vive desde hace poco en el barrio de la Trinidad, cerca de mi casa. Será por eso que, últimamente, todo está lleno de murciélagos.
El Último
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24 de octubre de 2010
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todavía no he entendido porqué esta película aparece en todos los lados catalogada como un documental. Se trata más bien de un film experimental, de un "poema visual" de 70 minutos en los que Pere Portabella y Joan Brossa investigan formal y técnicamente.
Las tomas se realizaron durante el rodaje de otra película (El Conde Drácula, de Jesús Franco,1970) creando así una suerte de metacine ya que no se trata de un making of per se, sino que cuenta una historia por si misma. Cierto es que se ven los focos, las sesiones de maquillaje de los actores, se ve trabajar a los técnicos... pero desde luego no nos habla del rodaje en sí.
Exploran las cuestiones formales del género vampírico, y sus tópicos, empleando técnicas cinematográficas cercanas al expresionismo alemán: fotogramas en blanco y negro con alto contraste y la ausencia de diálogos, creando así una película que se acerca al mítico Nosferatu de F.W. Murnau.
El título hace referencia a este aspecto experimental y al metacine (y obviamente a los vampiros) ya que cuadecuc es la palabra catalana para definir a los restos de rollos fílmicos no expuestos que sobran en los rodajes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
r_sintes
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7 de diciembre de 2011
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Da la impresión de que Portabella quería hacer una película radicalmente diferente de la que al mismo tiempo hacía Jesús Franco: frente a la naturaleza industrial, seriada, repetitiva, del film de Franco, una película que, basándose en esos elementos anteriores, fuera, sin embargo, única. Portabella entiende el plano, el fotograma, o, por qué no, la pantalla, como la hoja en blanco de un dibujante o el lienzo en blanco de un pintor: es decir, como un espacio de libertad absoluta, de riesgo total; un espacio en el que explorar, descubrir, y saltarse a la torera las convenciones, los códigos, la narrativa decimonónica tradicional en la que se basa el cine comercial, lo que se entiende por "correcto", de acuerdo con los cánones cinematográficos más al uso. La fotografía en blanco y negro, como "defectuosa", muy contrastada, tiende a exagerar y a poner de relieve, precisamente, lo que en el cine hay de matérico, de superficie y de textura, ligando lo cinematográfico, la experiencia cinematográfica, a otras artes como el dibujo o la pintura. Portabella busca en las imágenes un espacio propio, donde tengan cabida el azar, lo que no se espera y se encuentra, las incorrecciones del lenguaje cinematográfico...

No obstante, se "cuenta" una historia de una manera más o menos lineal, pero sin diálogos, salvo al final;es decir, se desnuda esa historia, esa convención, vemos actuar a los actores y actrices, y no escuchamos lo que dicen, pero no importa, porque ya sabemos lo que dicen o pueden estar diciendo. Portabella despoja las imágenes de la convención, igual que despoja a los actores, cuerpos, presencias, de su personaje. Somos nosotros, espectadores, los que tenemos que hacer el esfuerzo de establecer, plano a plano, la distancia entre el actor y el personaje, entre un tipo de cine basado en la fórmula repetitiva y cómoda, por reconocible (el representado por la película de Jesús Franco, "El conde Drácula", 1970) y un cine que, situándose al margen, pero al lado del cine anterior, se atreve a reflexionar sobre el cine, y sobre el artificio del arte, con entera libertad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pedro Triguero_Lizana
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20 de mayo de 2016
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un viaje en el que Portabella ensalza lo que nuestra retina suele retener en una película de terror, el expresionismo del Nosferatu de Murnau lo vemos en las sombras, las estancias y las miradas de Soledad Miranda y Christopher Lee. El arte puro de Portabella engloba todo elemento que encuentra a su paso durante el rodaje de la obra de Jess Franco; da igual que sea el hilo que mueve al murciélago, que el viejo espejo donde se maquillan las estrellas. Todo es un todo, como debe ser en cualquier obra de arte. Al verla, uno comprende que los guiones están sobrevalorados cuando hay talento (talento=algo que contar).
gpiqueras
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25 de enero de 2012
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Representante de la Escuela de Barcelona, Pere Portabella explora en esta película los habituales métodos narrativos cinematográficos para hacer una de las obras cumbres del cine experimental español. Pero, ¿qué es Cuadecuc, vampir? En 1970 Jesús Franco estaba rodando su adaptación de El Conde Drácula de Bram Stoker, rodaje que utiliza Portabella para rodar su propia película, en la que incluso vemos a los técnicos detrás de los decorados. Pero esto no es un documental ni un making of: Portabella hace una nueva película cambiando el color por el blanco y negro, eliminando escenas, suprimiendo diálogos. Se aconseja ver después de la de Franco, claro.
salmimar
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