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Plan siniestro

Thriller. Drama Mira (Kim Stanley), una mujer londinense obsesionada por la muerte prematura de su hijo, está convencida de poseer los dones de una "medium". Para ganar prestigio y atraer clientela, le propone a su marido Billy secuestrar a un niño para, después, ir proporcionando las pistas necesarias para localizarlo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
25 de octubre de 2006
26 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film independiente, en b/n, dirigido por Brian Forbes. Se basa en la novela "Seance On A Wet Afternoon", de Mark McShane. Se rodó en los Pinewood Studios y en exteriores de St. Georges College (RU), con un presupuesto de serie B. Fue nominada a un Oscar (actriz) y obtuvo 7 premios. La compañía productora es Beaver Films y el productor, Richard Attenborough.

La acción tiene lugar en Londres a lo largo de varias semanas, en 1963/64. Narra la historia de Myra (Kim Stanley), de mediana edad, traumatizada desde hace años al alumbrar muerto al hijo que esperaba, al que llama Arthur. Pretende poseer poderes de adivinación y para demostrarlo trama con su marido Billy (Richard Attenborough), hombre débil y sumiso, un plan que le reportará fama y dinero.

La obra elabora un retrato detallado y sobrecogedor de la maldad humana. La relaciona con la locura, las frustraciones no asumidas, la soledad, tendencias latentes sociópatas, la torpeza personal, la incapacidad de detener un proyecto cuando surgen dificultades insalvables, el espíritu altivo y autoritario y las tentaciones de cubrir los errores con una desesperada huida hacia adelante. El análisis que se desarrolla no es simplista ni sencillo: la maldad humana puede no responder a una causa única, sino a una matriz causal compleja de múltiples factores que se interrelacionan e interactúan. Más que el deseo de hacer daño, en el origen de la maldad anida el deseo egoista de obtener un beneficio que se juzga merecido. Las acciones malévolas se desarrollan más por falta de capacidad de prever su evolución y de mantenerla bajo control, que de una planificacion siniestra construida a conciencia. Los instintos de autoprotección pueden desencadenar reacciones imprevistas de una crueldad extrema. La persona humana puede llegar a cotas de maldad superiores a las que ella misma imagina. La película construye una atmósfera densa de perversión, misterio, perturbación insana y desequilibrio psíquico, que avanza en un crescendo angustioso. La acción se desarrolla casi integramente en el interior de una vivienda y se basa en un brillante duelo interpretativo de dos grandes actores. Es destacable la escena del secuestro con la ayuda de una moto con sidecar.

La música ofrece una percusión liviana, aguda y penetrante, sonidos estridentes y una bellísima canción polifónica, del XVI/XVII, "Hear My Prayer", con arreglos de Félix Mendelssohn. La fotografía se sirve de luces atenuadas, una cámara diligente, ambientes opresivos y una habitación totalmente blanca que transporta a un mundo irreal, utópico e insano. El guión crea un relato admirable por su sencillez. La interpretación de los dos protagonistas es soberbia. La dirección propone una interesante reflexión sobre locura, obsesiones e instintos de autodefensa.

La fuerza dramática y la sencillez narrativa han convertido la obra en un film de culto.
Miquel
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8 de junio de 2012
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mira (Kim Stanley), mujer de mediana edad, trastornada por la muerte de un hijo muerto al nacer, desvaría pretendiendo que se comunica con dicho hijo, y utiliza tal desquicie para ejercer de médium y de paso manipular y llevar por el camino de la amargura a su pusilánime y enamorado marido, Billy (Richard Attenborough), embarcándole en el chapucero secuestro de una niña de familia acaudalada, con el objeto de una vez cobrado el rescate, engañar al mundo señalando donde se hallan la niña y el dinero, para así sentirse realizada y reconocida como persona y como médium.

Cuando se junta una original historia como esta (adaptación de la novela "Seance On A Wet Afternoon", escrita por Mark McShane), una dirección de Bryan Forbes (también detrás del guión), que hace avanzar la historia de forma sobria y pausada, tomándose su tiempo, a través de una excelente fotografía en blanco y negro, para hacer plenamente comprensibles las motivaciones y personalidades de la pareja de secuestradores, una banda sonora compuesta por John Barry remarcando de forma excelente los cambios de ritmo (aderezada con inquietantes toques de Mendelssohn), un trabajo actoral sublime por parte de Kim Stanley (nominada por primera vez al Oscar por este trabajo, y al igual que su segunda nominación como madre de Jessica Lange en "Frances 1982", no obteniéndolo) y Richard Attenborough (también productor junto a Bryan Forbes), y a mi juicio, lo más fascinante y cautivador, una opresiva e inquietante atmósfera que te atrapa y te mantiene pegado a la butaca desde el primero hasta el último fotograma, instalando en el espectador una desasosegante sensación producto de la continua sombra macabra que amenaza por estallar en cualquier momento (lo siniestro de la casa y la habitación blanca, y los traslados de la niña secuestrada), y te hace sentir el quizá apresurado desenlace como una liberación, retomo, cuando se junta todo esto, el resultado es toda una obra maestra en cuanto a thriller psicológico, que habiéndola visto 3 o 4 veces a lo largo de mi vida (con bastantes años de por medio entre visionado y visionado), nunca deja de engancharme y fascinarme como en mi primer contacto con ella, y mostrar mi más firme acuerdo con todos aquellos cuyo juicio la han encumbrado a referencia indiscutible de culto.
tiznao
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5 de octubre de 2008
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Myra, una vidente con ansias de ser reconocida en los medios, convence a su marido, un hombre tímido e inseguro, para que secuestre a la niña de una familia muy rica y para al mismo tiempo que reclamar un rescate, hacerse famosa. Su plan consiste en ofrecerse como vidente a los padres de la niña y ofrecerles la oportunidad de encontrar a la niña. La niña es secuestrada sin problemas pero poco a poco y con la pequeña escondida en su casa, las cosas se van complicando para esta pareja.

Partiendo de unas interpretaciones estupendas de Kim Stanley como vidente y Richard Attenborough como su marido, la película poco a poco se va convirtiendo en algo más que en una película de suspense, sino que cuando nos damos cuenta, Forbes está describiendo la turbadora relación de esta pareja, locuras y obsesiones con las que poco a poco se van enfrentando. Myra, que aparentemente es una mujer angelical y vulnerable, cuando la vemos en sus escenas íntimas con su marido se transforma en justo lo contrario.
Quizás la películai decaíga algo en su segunda parte en el sentido de que el ritmo no es tan regular como en su primera mitad (comparándola también con su primera película) pero es una obra magnífica sobre todo por esa atmósfera claustrofóbica con que consigue aterrarnos en algunos momentos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kansas
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15 de octubre de 2021
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Omito cualquier referencia al argumento. Mejor dejarse llevar por el misterio, la intriga, que desde la primera secuencia nos mantiene en la duda, en la incertidumbre sobre lo que está ocurriendo, de qué es lo nos están contando.
Porque la película se permite una extensa introducción para presentar a los personajes: una mujer traumatizada por cierto hecho, que exorciza su frustración mediante el espiritismo. Y un hombre calificado por su mujer como “débil”, que se deja manipular o es cómplice del delirio de esta.
De la primera parte, rodada en el interior de una casa, en una habitación, que nos da a conocer a los personajes, a sus almas atribuladas y delirantes, la película salta a secuencias de calle, de suburbios o en el metro de Londres. Unas y otras rodadas con maestría, con sentido del tempo narrativo. Me parecen admirables.
La intriga avanza, a partir de un momento, sin respiro, hacia su conclusión lógica, otra vez en el interior de la casa, de una de esas habitaciones. Sin truculencias, de forma muy realista, pero perturbadora.
Desconozco la filmografía de Bryan Forbes como director, no así como actor, pero en esta cinta, adaptación de una novela de Mark McShane, consigue una obra mayor. Importante es la fotografía en blanco y negro de Jerry Turpin, tanto en interiores como exteriores, para conseguir el tono sombrío comentado.
Y fundamentales las interpretaciones de Kim Stanley y de Richard Attenborought, que hacen creíble lo aparentemente increíble.
GonzaloyGracias
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8 de diciembre de 2016
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante thriller psicológico, poco valorado en esta web y que creo merece una revisión. Desde el mismo prólogo y los subsiguientes títulos de crédito – acompañados de la distinguida música del gran John Barry de inequívocas resonancias – las bazas en las que se apoya el film se intuyen evidentes y denotan planes oscuros con inquietudes de espiritismo. Se trata de un film de “atmósfera”, la descripción en tono intimista de unos personajes atípicos y solitarios, un retrato detallado y sobrecogedor sobre la maldad humana, maquinando un plan tan aborrecible como cruel y despiadado, perpetrado sobre una indefensa niña que pertenece a una familia adinerada. Se basa en la novela "Seance On A Wet Afternoon", de Mark McShane. Producida por el propio actor Richard Attemborough que luego se convertiría en director de algunos buenos films, entre ellos la oscarizada “Gandhi”.

Un absorbente drama relacionado con la locura, las frustraciones no asumidas, la soledad y las tendencias latentes sociópatas. La película construye una atmósfera densa de perversión malsana, de intriga y misterio, perturbación y desequilibrio psíquico, que avanza con cierta progresión angustiosa. Desarrollada en gran parte en el interior de una vivienda que se revela claustrofóbica, cuyo destacable mérito se basa en un brillante duelo interpretativo de dos grandes actores. Un matrimonio maduro formado por Myra (una magistral Kim Stanley), mujer dominadora, una presunta médium, desequilibrada y traumatizada por un hijo que nació muerto, Arthur debía llamarse pero que no conoció, que manipula e influye deliberadamente sobre un esposo, Billy (excelente Richard Attemborough), apocado y sumiso que adora a su esposa y está dispuesto a complacerla, pese a ser consciente de lo pernicioso y execrable de sus conductas.

Película minimalista y escueta, pero que a la hora de buscar defectos y culpables, todo apunta hacia su director, que en manos de otro cineasta con más talento y personalidad, habría conseguido cotas más altas de tensión y espanto, pero que no desmerece, gracias a una fotografía en glorioso y amenazador blanco y negro, imprescindible en este tipo de historias. Donde no sólo prevalece la perversión moral y un universo opresivo, también tiene raigambre ternurista con el trato y la relación con la criatura que mantiene Billy. Sin ser una obra maestra, ni un film de culto como alguien apunta por ahí, tiene una aceptable puesta en escena de Bryan Forbes, buen esteticista que busca originales encuadres que asean bastante este episodio lacerante y pesimista sobre una sociedad adulta y educada en la amabilidad.
Antonio Morales
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