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Ran

Drama. Bélico En el Japón medieval, el poderoso señor Hidetora decide abdicar y repartir sus dominios entre sus tres hijos. El menor considera que la idea es absurda y sólo servirá para causar problemas. Su padre, enfurecido, lo deshereda. Muy pronto descubrirá su error: la ambición hará que sus hijos mayores se enfrenten por el poder en una cruenta guerra. Se inspira en el drama de Shakespeare "El rey Lear". (FILMAFFINITY)
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Críticas 107
Críticas ordenadas por utilidad
18 de octubre de 2005
135 de 173 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para mi gusto, la duración es excesiva y el tono teatral y demasiado exagerado de algunos personajes me resulta CASI molesto. Pero el buen hacer del protagonista, de los responsables técnicos (fotografía, iluminación, vestuario, montaje...) y del director hace que la película se eleve hasta alcanzar altas cotas.

Algunos momentos, como toda la historia del ciego, son realmente sobrecogedores; aunque no me extraña dado el potencial dramático de Kurosawa.
Otros, como las batallas, son técnicamente perfectos; apabullantes e hipnóticos.

También me gusta mucho el papel de la mujer en esta película: sus maridos son simples marionetas. Estupenda excusa para mostrar alguna escena sangrienta.

El final es uno de los más bellos y estremecedores jamás filmados en el cine.


Estoy de acuerdo en que queda lejos de otras obras del director.

También en que Kurosawa ha sido el que mejor ha sabido adaptar a Shakespeare. Pero no sólo en esta película, también en "Trono de sangre" (inspirada en Macbeth).
Y no sólo a Shakespeare, también a Dostoievsky ("El Idiota" [1951]).
Y lo ha hecho bien, es decir, sin transcribir literalmente la obra literaria, sólo utilizando sus conceptos, teniendo así libertad para hacer su PELÍCULA (¡película no es lo mismo que libro, son dos mundos totalmente diferentes!).
Muchos otros directores deberían aprender de esto (¿he oído Orson Wells?). Aunque los que realmente deberíamos aprender somos nosotros mismos, el público, que demasiadas veces nos dejamos "engañar" por las opiniones de la crítica.
jastarloa
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25 de noviembre de 2006
91 de 110 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por delante que no he leído ni visto la obra de Shakespeare "El Rey Lear", de forma que esta crítica es puramente a la película, sin relativizar respecto a la otra.

"Ran" es una historia lúcida como pocas. Una gran visión de la ambición y el ansia desmedida de poder. El orgullo y la traición están siempre servidos en el corazón de los hombres, y la cuestión suele reducirse a cuándo y cómo va a salir a flote.

Es una historia, o más bien un cuento en el puro sentido de la palabra, que no parece retratar una realidad física sino que utiliza el paisaje japonés para retratar el interior de los hombres. El viento no parece viento, y las nubes no parecen nubes. Ni siquiera parecen lo que son los ejércitos moviéndose por las llanuras. Son todo expresiones de lo que se está agitando dentro de los personajes.

Claro que no todo el monte es orégano, pero eso lo dejo para el spoiler. Sólo un aviso: puede hacerse un poco larga, eso es innegable salvo que te esté gustando muchíiisimo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alex
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18 de febrero de 2007
63 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
No siendo la más conocida de las películas de Kurosawa, Ran es una magnífica película y fundamental para todos los amantes del cine. Ambientada en el Japón medieval e inspirada en el Rey Lear de Shakespeare (por cierto, también muy recomendable, una de sus muchas obras maestras), destaca por encima de todo la preciosa fotografía. No me parece excesivo considerarla una de las mejores fotográfías, con mejor usos de los colores y contrastes nunca vistos. Por supuesto que también es muy cuidado el vestuario, algo a lo que se nos tiene bastante acostumbrados ya en la películas japonesas.
La película es bastante violenta, y las escenas de batallas impresionantes. La música juega un papel importante, y también los silencios. Así, hay toda una larga secuencia de batalla donde no se escucha más que la música (ni gritos, ni ruidos).
Es cierto que el ritmo es bastante lento y que la forma de actuar de determinados actores, inspirados en la antigua escuela japonesa, podría sorprendernos en la actualidad por sus tintes excesivamente teatrales, pero eso no afecta negativamente a la película, al contrario, la hace más interesante.
La escena final es estupenda, poesía hecha cine. Y el personaje de Lady Kaede, puede ser uno de los mejores villanos del cine, con esa mezcla de maldad y maquinación que la caracteriza.
En definitiva, una película donde se mezclan temas como el honor, la familia, la traición, la religión, la soledad del hombre, la locura y la venganza, y que constituye uno de los hitos del cine. Imprescindible.
jaime
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21 de octubre de 2016
56 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
Allá por los inicios de los ochenta, los viejos maestros volvieron a los ruedos. La comunidad taurina se dispuso a recibirlos con ese cariño un poco vergonzante, a medio camino entre la reverencia agradecida y la nostalgia paterno-filial. El aplauso estaba garantizado por el simple gesto, ya que los toros habían cambiado, se decía. Las distancias y los tiempos de la lidia eran otros, los marcaban animales más pesados, menos inocentes y una afición más rigurosa y ceñuda. La memoria de los maestros estaba enmarcada en estampas estáticas que decoraban las tabernas, pero el toro del momento era como la indiscreta televisión: se movía y ponía en evidencia al oficiante.

Qué sorpresa. Los viejos maestros desplegaron el paño, volvieron a situar las distancias, y sobre todo, modelaron el tiempo. Era algo nuevo, pasmoso. Los viejos maestros tomaron la materia perecedera de una época para reformular la universalidad. Y allí, delante de todos, aparecieron las estampas que todos habíamos visto enmarcadas en maravillosas tabernas de pueblo, y adquirieron una nueva dimensión, un valor absoluto.

La cinefilia joven sabe mucho de técnica, porque se estudia en institutos, en escuelas, en Internet. Me recuerda a la afición taurina de los ochenta, antes de la vuelta de los dinosaurios, valoran a los clásicos en función del mérito que supuso hacer lo que hicieron con los condicionantes de la época que vivieron. Pero yo siempre me acuerdo de "Ran", la película que demostró, a quien quiso enterarse, que los dinosaurios no eran hermosos armazones reconstruidos en un museo para solaz de la familia en una tarde de sábado.

¿La distancia focal había cambiado? ¿La nitidez de la imagen delataba los detalles? ¿La iluminación había que justificarla? ¿Las interpretaciones debían ser naturalistas? ¿La técnica hacía que hasta un becario pudiera mover la cámara como Orson Welles?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Talibán
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7 de febrero de 2009
46 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Monumental tragedia griega tomada del argumento de una de las obras más inmortales, “El rey Lear” de Shakespeare, “Ran” es una caída sin freno en el pozo de las peores pesadillas de la Humanidad.
Todo lo más ruin de nuestra condición sale a la luz en una espiral infernal que va levantando un cerco cada vez más cruento y que envuelve de negrura y desesperación todo lo que toca. Odio, dureza, envidia, perversidad, venganza, ambición, traición, frialdad, hipocresía… No falta un solo calificativo de los que nos dejan en peor lugar.
Esta sangrante obra, que quema como una brasa al rojo vivo, reúne en sí todo aquello de lo que, como humanos, debemos avergonzarnos.
Quien siembra vientos, recoge tempestades. Ésa es la vejez que aguarda al viejo señor de las tierras de este drama. Durante todos los años de su domino, ha sembrado la muerte y el sufrimiento por ambición. Sus tierras y sus castillos están manchados de la sangre de aquellos a quienes pertenecieron y a quienes les fueron arrebatados por la desmedida sed de posesión de un hombre poderoso.
Pero ahora el señor está debilitado por la vejez, y tendrá que dejar la sucesión en manos de uno de sus hijos… Demasiado ciego y egoísta para haber querido ver la verdad, no ha advertido el terrible peligro que acecha… Y hace oídos sordos a los que sinceramente tratan de abrirle los ojos y ofrecerle su afecto auténtico.
Lo que él creía una sucesión pacífica, se va a transformar en un baño de sangre. Todos los lobos que esperaban su momento de desquite, se preparan para el ataque…
“Ran” es un cruel retrato de las luchas por el poder a cualquier precio, sin que los lazos de sangre y de familia importen lo más mínimo; del odio que se gesta y que fermenta durante décadas aguardando, como un depredador paciente y calculador, el momento de lanzar el zarpazo a la presa. Refleja, con un espectacular despliegue de medios, hasta qué extremos la maldad es capaz de pudrir las almas y convertirlas en piedra, movidas por los hilos de la codicia más desorbitada.
Incontables crímenes que se cometen por el deseo de poseer más y más, familias de poderosos taimadas como felinos y que no abrigan el menor cariño hacia los parientes con los que han convivido, fingiendo y disimulando mientras planean sus recíprocas muertes para hacerse con el control absoluto. ¿Cuántas dinastías de reyes y nobles no acababan asesinándose entre sí desde la Antigüedad? ¿Cuántos de ellos no cimentaban su duro gobierno sobre unos súbditos rencorosos y sobre pueblos sometidos tras los cuales dejaban un rastro funesto de dolor? ¿Cuántos no avivaban secretos deseos de derrocar a sus opresores? Y, finalmente, ¿cuántos de los que se alzaban con el poder no se dejaban arrastrar por la corrupción?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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