Haz click aquí para copiar la URL

Nido de víboras

Drama Un sentimiento de culpa con raíces muy profundas hace enloquecer hasta tal punto a una escritora recién casada, que tiene que ser internada en un centro psiquiátrico; pero el tratamiento al que es sometida contribuirá a agravar más su estado. (FILMAFFINITY)
1 2 3 4 >>
Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
18 de agosto de 2008
23 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Drama psicológico realizado por Anatole Litvak. Escrito por Frank Partos y Millen Brand, se basa en la novela autobiográfica "The Snake Pit" (1946), de Mary Jane Ward. Se rueda en los Fox Studios, salvo algunas tomas de exterior, con un presupuesto modesto. Nominado a 6 Oscar, gana uno (sonido). Gana la copa Volpi (mejor actriz) de Venecia y el Silver Ribbon (mejor actriz extranjera). Producido por A. Litvak y Robert Bassler, se estrena en "première" el 4-XI-1948 (NYC).

La acción dramática tiene lugar en Chicago, NYC y en el Juniper State Hospital of New York, en 1946-47. Virginia Stuart (Havilland), escritora de novelas, tras casarse con Robert Cunningham (Stevens), da muestras de padecer un trastorno mental, por lo que es internada en los pabellones para mujeres de un centro psiquiátrico público, donde la atiende el doctor Mark Kik (Genn).

El film suma al drama elementos de thriller y misterio. Describe con un realismo angustiante las condiciones de vida de las enfermas en el Centro Psiquiátrico. Explica de modo sucinto los métodos de curación empleados entonces, consistentes en reclusión, aplicaciones de electroshock, administración de hipnóticos para facilitar al paciente el recuerdo de acontecimientos del pasado y terapia "de conversación" entre el médico y el paciente. Se añade una referencia impresionante a la "sala de las serpientes", también llamada "nido de víboras", donde permanecen recluidos durante el día los enfermos mentales que se consideran incurables. El film propone tratar los trastornos mentales como una enfermedad más y, por ello, con normalidad y equilibrio, evitando salidas de tono, exageraciones y posturas impropias. El paso del tiempo ha demostrado las nefastas consecuencias del electroshock, que se abandonó en los primeros años 50, y ha puesto a disposición de los especialistas preparados farmacéuticos mejores que los de los años 40. Por lo demás, se ha abandonado el método de la reclusión del enfermo, considerado inconveniente y perjudicial desde hace varias décadas.

El film, construido con un realismo impactante, pone en evidencia y hace públicas las graves deficiencias de los Centros Psiquiátricos Públicos de los EEUU de la época. Denuncia la discriminación de la mujer enferma mental dentro del sistema sanitario público, el hacinamiento de enfermas en los Centros, la insuficiencia de los recursos económicos y personales destinados a los mismos, las deficiencias de trato que las pacientes reciben de médicos y enfermeras, la aplicación de sanciones improcedentes, la inaceptable existencia de los "nidos de víboras", etc. La obra levantó durante el rodaje y después del estreno presiones sobre la Fox para que rebajara los niveles de denuncia. El único Oscar que recibió el film fue reflejo del acalorado estado de la polémica sobre el mismo. Las reflexiones que aporta sobre la comprensión y respeto debidos a los enfermos mentales son oportunas y de interés.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
20 de octubre de 2013
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Nido de víboras" se inspira en la experiencia personal de Mary Jane Ward, una paciente que en 1946 explicó en un libro su terrible paso por varios manicomios. En la versión cinéfila, Virginia (Olivia de Havilland), una escritora recién casada, es internada tras sufrir varios ataques de histeria y pérdida de memoria. El doctor Kik (Leo Genn) empieza a tratarla con las típicas sesiones de ‘electroshock’, pero pronto se da cuenta de que su paciente responde mejor a la psicoterapia, Virginia va avanzando, sin embargo, aunque a simple vista parezca recuperada, su subconsciente sigue dañado por experiencias traumáticas que nuestro querido doctor intentará desenterrar.

Una de las primeras películas que reflexiona con inteligencia sobre el desmoronamiento emocional de una persona y su lenta recuperación. El director cuenta su historia entre luces y sombras, con un aire de cine negro, con imágenes llenas de interés, planteando situaciones y momentos inolvidables como el baile entre internos, hombres y mujeres, la canción final, o la escena que hace alusión al "Nido de víboras" del título.

Una conmovedora película que conserva aún hoy toda su fuerza y que merece la pena visionar. De Havilland actúa maravillosamente y está realmente convincente en el papel de mujer amnésica, desequilibrada y angustiada. A destacar también el gran elenco de secundarias interpretando todo tipo de demencias y la música de Alfred Newman que de una forma muy inteligente modula los diferentes estados de ánimo de la protagonista y con un guiño final a la “Sinfonía del nuevo mundo” de Dvorak, como una suerte de catarsis colectiva a través de la cual un gran coro compuesto de pacientes sueña con otra vida mejor.
Juan Marey
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5 de mayo de 2014
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Respetuoso acercamiento a los trastornos mentales. Denuncia la escasa atención que reciben por parte de las autoridades y lo inadecuado de los tratamientos que eran habituales entonces. Propone el uso de terapias individualizadas basadas en el psicoanálisis. En nuestra era de los psicofármacos esto suena un poco antiguo, pero en su momento una película así mostraba que, a pesar del estigma que pesaba sobre la "locura", un enfermo mental era una persona recuperable si recibía un tratamiento adecuado y que era lo inadecuado de las terapias lo que acababa condenando a estas personas al "nido de víboras".
Estas películas de trasfondo psicoanalítico estuvieron de moda por aquellos años (echad un vistazo a las películas de Hitchcock de ese momento). Casi un subgénero, en su estructura era obligado el uso de flash-backs que indagasen en el origen del trauma, remontándonos en ocasiones, como aquí, a la infancia. También era habitual que se incluyese alguna secuencia de carácter pedagógico en la que se diera cumplida explicación de cual era el origen de los padecimientos del enfermo. Esta película no escapa de estas convenciones, aunque no podría asegurar si fue la primera en establecerlas.
En la película se acumulan tres finales. El primero sería el de ese estremecedor plano cenital del "nido de víboras", tan desolador que hubiese supuesto el seguro fracaso de la película pero su conversión en film de culto. El segundo sería la secuencia pedagógica, con Leo Genn bajo la advocación de San Segismundo (Freud). Y el tercero es el que tiene, al gusto del espectador de la época, que aún no estaba preparado para un final a lo "Corredor sin retorno". La secuencia del baile de los locos resulta divertida y emotiva.
Una joven y dulcísima Celeste Holm traspasa el testigo de la esperanza a Olivia, quien, a su vez, se lo transmitirá a una jovencísima y intensa Betsy Blair. Olivia de Havilland está que se sale, transmitiendo el desconcierto y la angustia de una niña perdida.
iñaki
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
13 de abril de 2013
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empieza la película con una secuencia de Virginia Cunningham sentada en un banco del jardín de una institución mental, en pleno diálogo consigo misma. Está enferma y se le ha diagnosticado un trastorno esquizofrénico.
Gracias a la impresionante interpretación de Olivia de Havilland (fue seleccionada para el Óscar) asistimos al despliegue de las secuencias de la enfermedad que la llevaron al internamiento, así como al de los antecedentes que, a juicio del médico que la atiende, el doctor Kik, pudieran hallarse en el origen de su dolencia.
Olivia de Havilland está bellísima. Sin apenas afeites, a piel desnuda. Su papel, por otra parte, en nada se parece a aquellos que le dieron fama de mujer dulce y sumisa: pensemos, por ejemplo, en la Melanie Hamilton de “Lo que el viento se llevó” o en la mayoría de las películas en las que compartió protagonismo con el gran macho Errol Flynn: “La carga de la brigada ligera”, “El capitán Blood”, “El caballero Adverse”, etcétera.
Tendemos a considerar los tratamientos aplicados en estos establecimientos mentales del pasado - electroshocks, hidroterapia, etc - casi como propios de salvajes, asimilándolos en muchas ocasiones a la tortura, sin detenernos a pensar que el nivel de la medicina en cada época de la historia es el que es y que dentro de unos pocos años se puede producir y se producirá sin duda el mismo orgulloso rechazo y la misma despectiva incomprensión hacia procedimientos curativos que hoy en día consideramos el colmo de la perfección terapéutica.
La extraordinaria imagen que da título a la película y que, además del nido de víboras, recuerda los círculos del infierno de Dante, se acompaña de una didáctica explicación por parte del doctor Kik, que bien se corresponde con lo que venimos diciendo en el párrafo anterior: si caer en un nido de víboras puede volver loco al más pintado, dice, ¿por qué no habrían de recuperar el juicio los locos sometidos a ese mismo tratamiento?. Podrá parecernos una explicación pueril, y sin duda lo es, pero está animada por un espíritu científico que trata siempre de rescatar al enfermo de su dolencia y, sobre todo, no olvidemos en manos de qué y de quién pone hoy en día su salud y su vida alegremente mucha gente de nuestro entorno: chamanes, nigromantes, etc.
La película se basa en una novela de Mary Jane Ward, quien, aquejada de trastornos psiquiátricos, pasó varios meses en un sanatorio. Su experiencia en el sanatorio le sirvió de base para la novela. El personaje del doctor Kik está aparentemente inspirado en el doctor Gerard Chrzanowski, quien trató a la autora durante su estancia en la institución mental y que fue uno de los primeros médicos en recurrir al psicoanálisis para el tratamiento de la esquizofrenia. Uno de los médicos de este centro declaró en una entrevista que la dificultad en pronunciar correctamente el difícil apellido de ese médico llevó a que se le impusiera el apodo de “doctor Kik”, mucho más fácil no sólo para los norteamericanos, sino también para gentes de otra procedencia.
Anatole Litvak puso un gran empeño en conseguir el máximo realismo para su película y para ello no dudó en exigir de todo el elenco artístico que le acompañara en sus visitas a diversas instituciones mentales y se informara sobre todo lo que tenía que ver con el tema básico del film. La propia Olivia de Havilland se mostró también extraordinariamente interesada y, cuando se lo permitían, asistía a las sesiones de terapia.
La película concluye con el curioso baile de los enfermos – única ocasión en que se permite la mezcla de los enfermos de ambos sexos. No debe perderse uno en el último tramo de la película la aparición de la bella e interesante Betsy Blair, ocho años antes de que Bardem la llamara para protagonizar su “Calle mayor”.
Toribio Tarifa
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
3 de julio de 2011
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
NIDO DE VÍBORAS…. 1949
Dir: Anatole Litvak
Act: Olivia de Havilland.
Una escritora está recluida en un psiquiátrico en NY y el psiquiatra, ayudado por el marido de Virginia, intenta adivinar qué es lo que ha ocasionado que la paciente esté en su estado mental, con amnesia.
Hay varias escenas que me han encantado, una de ellas es la de un oso que Virginia le compra a una compañera del psiquiátrico y cuando se va poniendo mejor se da cuenta de que realmente es un trapo. También está muy bien el paso de una modalidad terapéutica a otra del electroshock a las piscinas de agua fría, antes de verlo observamos lo que la paciente cree que le están haciendo en ese momento, como si la estuvieran lanzando a un mar en calma. Y otra de las escenas muy interesantes es cuando ella dice que se imaginaba el pabellón en el que están los peores enfermos como el nido de víboras en el que sumergían antes a los pacientes ya que tenían la teoría de que si en ese nido de víboras una persona sana enfermaba; un enfermo podía sanar. En ese momento la cámara asciende y es como si se viera un pozo y al fondo los pacientes que no paran de moverse como serpientes. No obstante me resulta inquietante esa reflexión que lanza la protagonista, aunque en la película uno ve claramente que es gracias a la ayuda del psiquiatra, del que ella cree que se enamora, el que realmente la saca de su enfermedad. Es una película con muchos planteamientos, entre ellos el uso del psicoanálisis frente a la institución del psiquiátrico.
La película muestra la vida del psiquiátrico y su crudeza, así como la relación con el personal sanitario: alguno son bordes con los pacientes y otros amables. Interesante es el psiqiuatra protagonista, con su foto de Freud y el diván, del que no se sabe nada de su vida personal, salvo que no tiene familia y que cree ante todo en la psicoterapia.
Otra de las claves de la película es que al principio ella mira a los cuchillos cuando tiene brotes, pero ni se dan cuenta, ni ella hace nada. Es un detalle también muy interesante que luego se desvela.
Además vemos las miserias de los psiquiátricos, así como que antes tenían que pasar un tribunal para poder salir del psiquiátrico, no bastaba con lo que decía su médico.
rafalmur
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 3 4 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow