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Victoria

Thriller. Drama Rodada en un único plano secuencia, el film tiene como escenario el famoso barrio berlinés de Kreuzberg. La cámara es testigo de todo lo que le pasa a la joven Victoria, una joven española de Berlín, durante dos horas de su vida: desde las cuatro de la mañana hasta las seis: desde que conoce a cuatro jóvenes para los que la noche acaba de empezar, y cómo en ese breve periodo de tiempo le suceden cosas que darán un giro total a su vida. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 68
Críticas ordenadas por utilidad
1 de noviembre de 2015
100 de 116 usuarios han encontrado esta crítica útil
Simplemente no lo entiendo.

Sé que llego tarde, pero ante las duras críticas hacia Victoria me he decidido a hacer pública también mi opinión. Oí hablar de Victoria por primera vez en los resúmenes del festival de Berlín. En general, la crítica alemana la dejaba muy bien, mirabas IMDB y también salían grandes alabanzas y una nota que no tenía nada que envidiar. Y como hago a menudo me la apunté en mi lista que nunca completo de "pelis que tengo que ver", compartiendo filas este año con Me & Earl & the Dying girl, Taxi, Las elegidas, Sicario, Youth, El abrazo de la serpiente y unas cuantas más… Pero como me acostumbra a pasar cuando me han contado o he leído demasiado de una película pensaba que sin remedio entraría al cine con prejuicios y estaba convencida que sería la típica película que me decepcionaría. Un único plano secuencia buscando un récord Guinness que consistía en seguir durante 2 horas la vida de una chica española en Berlín. ¿Qué argumento podría mantener mi atención contándome dos horas y 20 minutos de una chica? ¡Qué poco atrayente era esa foto en la vida de una persona, sin pasado ni futuro! Recordaba aquellos vídeos caseros eternos de los amigos de mi madre que tantas veces tuve que ver. Y que además, para alargar más la agonía, continuamente paraban, rebobinaban y nos hacían ver por tercera vez el momento en que Miguel a sus 7 años saltaba del trampolín. Con la desgracia de no poder devolvérsela porque nunca tuvimos cámara alguna para filmar 2 horas de estúpidos momentos sin sentido.
En fin, estaba totalmente predispuesta a aborrecerme y a agotarme de estar detrás de una misma cámara viendo la misma persona todo el rato. Y muy probablemente si hubiera escrito una crítica antes de ver la película creo que se parecería bastante a algunas de las que he leído por aquí.

Llegó el día. La proyectaban en el festival de Sitges y compré la entrada rápidamente. Y empezó.. y no sé porque el inicio ya me gustó, la cámara busca a Victoria, entre el humo y el ruido, para no despegarse ya de ella. Y empiezan a desarrollarse situaciones en las que muchos nos sentimos identificados, y rápidamente se me dibuja una media sonrisa en mi cara. Y sutilmente pero sin respiro la historia avanza, los personajes evolucionan y sorprenden, obligándote a dejar a un lado los prejuicios que ya te habías creado. Y se encadenan un conjunto de reacciones para mi muy humanas. Claro que se puede reaccionar de distintas formas, pero mientras veo la película tampoco me siento tan lejos de Victoria. Y me sorprende el momento en que me pensaba, como muchos otros, que saldrían los créditos, pero no… aún hay mucho más que contar. Y finalmente se acaba. Y tengo los ojos abiertos como dos naranjas. ¿Ya han pasado esas insufribles dos horas y 20 minutos?
No quiero entrar en el tema técnico, porque parece que aquí sí que hay un acuerdo unánime que en este aspecto la película es impecable. Yo simplemente aún no he podido asimilar el trabajo que hace el cámara.
Pero para mi el argumento le va como anillo al dedo. No soy muy fan de las películas de acción y tampoco me gusta que me vuelvan a contar lo mismo que ya se ha contado tantas veces. ¿O es que la película que ganó el Oscar el año pasado tenía algo especial que te hiciera reincorporar de la butaca del cine? ¿Algo nuevo que no te haya enseñado el cine durante sus más de 100 años de historia? Pues Victoria sí.

No señores, ni me aburrí ni me agoté. A pesar de lo poco predispuesta que iba Victoria me sorprendió y me hizo disfrutarla como una niña. Para mi más que suficiente para considerarla de lo mejor de este año.
Nya
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18 de octubre de 2015
69 de 87 usuarios han encontrado esta crítica útil
Victoria es una chica que fácilmente puede representar a muchos jóvenes españoles que, por desgracia, han tenido que emigrar a Alemania para ganarse la vida con un trabajo que aquí no encuentran; que se hallan solos en una ciudad que no conocen y cuyo idioma no hablan. Victoria (que tiene una alarmante tolerancia a los chupitos de vodka) sale de una discoteca tecno y se encuentra con unos berlineses muy divertidos y muy ebrios con los que cuaja bastante bien. Victoria solo necesita compañía y diversión, necesita alejarse de su soledad, así que pasea un rato con ellos, en especial con Sonne, quién claramente lidera a su grupo de amigos. Se ríen, hacen el tonto sobre la bici de ella, hacen cualquier cosa que solamos hacer cuando andamos un poco tocados a las cuatro de la madrugada, y ambos actores se desarrollan con una naturalidad admirable.

Victoria sube a una azotea con los chicos y se asoma peligrosamente al bordillo, asustando un poco a Sonne. Al parecer, es una chica que necesita un poco de adrenalina, ¿no? Victoria comparte un momento íntimo con ellos, cuando entre susurros muy respetuosos hacia el sueño de los vecinos, uno de los amigos explica que estuvo en la cárcel. Luego, Victoria dice que tiene que marcharse a abrir la cafetería en la que trabaja, y Sonne la acompaña. Entre ellos dos hay una complicidad bellísima; se miran, se sonríen, se gastan bromas, y se sienten cómodos el uno con el otro en una escena que, de tan natural y fresca, asusta; una escena que culmina cuando, después de tocar el piano de la cafetería de forma magistral, Victoria le confiesa a Sonne su fracaso en el conservatorio de piano, mostrándonos su fragilidad y sus frustraciones.

Y cuando termina esta preciosa escena, también lo hace todo lo bueno de la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sara
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21 de noviembre de 2015
58 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rodar un thriller de 140 minutos en plano secuencia tiene un mérito innegable, para qué nos vamos a engañar. Es todo un trabajo de artesanía en tiempo real para ir encajando las piezas de la trama sin cortar ni una sola vez. Ahora bien, de nada sirve tanto esfuerzo cuando la técnica está por encima de la narración. Hablando en plata, el dichoso plano secuencia no merece la pena si te vas a cargar la película. Por ahí no paso.

Que sí, que técnicamente es una maravilla, pero como historia es una porquería de las que hacen época. Tiene un arranque desesperadamente lento, de una hora de duración, ahí es nada, para luego transformarse en un thriller que es, ante todo, inverosímil, carente de ritmo y lleno de agujeros. ¿Está justificado el plano secuencia? ¿Merece la pena ralentizar tanto el ritmo de la película? Decididamente, no.

El personaje protagonista, la susodicha Victoria, es completamente increíble, no por fenomenal, sino porque es imposible creer todo lo que hace por cuatro tipejos a los que acaba de conocer. Por cierto, el perfil psicológico de la protagonista que intentan colarte al comienzo no hay dios que se lo trague. (Ver lista de despropósitos en el spoiler).

En definitiva, un gran esfuerzo técnico para una película que hace aguas en su guión. Menos plano secuencia y más historia, por favor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Skull Kid
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16 de octubre de 2015
37 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
2015 es el año de las películas contadas en primera persona y en plano secuencia: ahí están títulos como Birdman, Hablar, The Tribe o El hijo de Saúl. El cine se ha empeñado en convertir el clásico visionado en una experiencia física, como si los formatos de antaño hubieran quedado obsoletos y fuera necesaria una reformulación de todos los recursos cinematográficos. Victoria, vista en el Festival de Berlín y gran ganadora de los premios de la Academia de Cine Alemán, se suma a este movimiento de películas inquietantes, claustrofóbicas y de lenguaje absolutamente novedoso.

Sin cortes, en tiempo presente y con atmósferas inquietantes, Victoria nos lleva de viaje por un Berlín de borrachera, y la resaca se mantiene durante sus casi 140 minutos de cine moderno. De los interiores de una discoteca a la azotea de un edificio, el film recorre los bajos fondos urbanos y humanos. La protagonista (notable Laia Costa) lleva el éxito en su nombre, pero su periplo es más que accidentado. Desde la butaca, el espectador empatiza con la inocente Victoria y desea que salga sana y salva de tanto ajetreo. La inserción de momentos musicales que dejan en silencio-suspenso una historia donde prima el nervio aporta pequeños momentos de distensión dramática a esta montaña rusa de infortunios. También esconde una crítica social a la Alemania del clasismo, la delincuencia, los minijobs y la adicción a las drogas.

Algunos la tacharán de efectista (lo es), pero en esta nueva ola de películas subjetivas priman las emociones por encima de la técnica. Tan intensa como sufrir los efectos de un alucinógeno de diseño. Y a juzgar por la inquietud que hemos sentido durante la proyección, no cabe duda de que la obra de Sebastian Schipper sale ‘victoriosa‘. Muy recomendable.

@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
http://cachecine.blogspot.com
Xavier Vidal
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20 de octubre de 2015
62 de 96 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gustaría explicar gráficamente, en el siguiente párrafo, por qué una película no vale la pena sólo por haberle echado muchas horas a la planificación y a la escasez de errores y ninguna al argumento. Recordemos que se trata de una cinta rodada en un solo plano secuencia de casi dos horas y media:

Victoria es una película que trata sobre una chica española que se llama Victoria y está viviendo en Berlín o no sabemos si está viviendo realmente aunque trabaja y suponemos que es así aunque la vemos empezar en una fiesta y ella sola está bailando y luego está bebiendo y luego está saliendo hacia la calle y va y se encuentra con unos tíos que son gentuza y ella no lo es y ya es mayor de edad para saberlo, porque ella es española y en España también hay gente así de la que sabes que te tienes que alejar y me da igual si en tu infancia fuiste una niña muy adulta y parecías una vieja para hacer de esta razón una película donde tu vida no te importe ya un carajo y hagas cualquier cosa que te digan unos raros que te encuentras por la calle y les ves robando y hacen cosas o las dicen que si yo las oigo me las piro desde ya y mucho menos me enamoro en una noche que ni es una noche en realidad. (Mitad del texto: dejo respirar). Pero claro, si algo saben los alemanes de nosotros españoles es que hacemos siempre lo que quieren y de ahí habrán tirado los guionistas Olivia Neergaard-Holm y Sebastian Schipper para desarrollar esta gran trama sobre una chica que se va a ir a trabajar por la mañana y nunca va porque se queda con sus nuevas amistades hasta que por fin se va y luego ellos llegan a la tienda donde está y la necesitan y ella va y sigue yendo allá donde la digan como si no tuviese nada mejor que hacer o como si mereciese la pena vivir esa experiencia en lugar de cualquier otra y encima lo peor de todo es que todo lo que ocurre es cada vez más tonto en este caso y no se acaba nunca y en un momento dado de la cinta tuve tanta hambre que pensé que me moría y nunca se acababa o si se acababa no acababa porque era todo junto en una sola toma y a mí me daba igual lo que pasaba en realidad y por eso yo diría que esta cinta es más bien fallida y no por ello niego que también tenga cosas buenas como cuando al final en una escena en un hotel me sentí más involucrado por lo que pasaba que en otras cintas en momentos parecidos. Quizás por el hambre que sufría.

Conclusión: La gente menosprecia el valor de un buen «¡corten!», como yo lo he hecho de una coma, un punto o un aparte. No sobrevaloremos la i griega en exceso.

Victoria vagabundea sin rumbo fijo, como sus personajes, no te deja respirar entre los no-actos, como no dejan respirar a la protagonista los demás, y resulta muy cansada de seguir con la mirada pero nada con la mente, como si estuviéramos con una gran resaca. En definitiva, es un experimento en el que el director (y el cámara) parecen querer hacer Currículum y nada más.

Pero lo peor de todo es que Victoria no tiene el más mínimo interés más allá del detalle de moverse por Berlín como lo haría mi primo ‘El gorrilla’, pero con una batería de mayor aguante. En todo lo que eso implica es un 10, añadiendo a los actores y su arduo y continuado trabajo a la nota, por su preparación y lo demás, pero es que la historia como tal no lo merece… y su lirismo da vergüenza ajena.
Fendor
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