La mansión de la niebla

Una de las cada vez menos subterráneas muestras del fantaterror patrio dirigida por Francisco Lara Polop, uno de los más activos de la dorada década de los 70 en lo que fue su única aportación al género en su filmografía. De espíritu "giallesco" y con el punto de vista en una concepción del terror bastante cercana a la Hammer, su narrativa recurre al eterno y reiterativo esquema del grupo de personajes anclados en una localización con una amenaza en el propio interior (heredera del archiconocido argumento de "Diez Negritos" de Agatha Christie) envuelto con un exquisito gusto por el goticisimo anglosajón que hacen de la propuesta algo atrevido, exótico y visualmente embriagador.

Aunque argumentalmente débil y un desarrollo de la historia algo esquelético, su acierto recaba en la construcción de una atmósfera oscura y lugubre protagonizada por la niebla referida en el título, que regala algunas escenas realmente impactantes como la tenebrosa postal de la secuencia del cementerio (en uno de los momentos estrella de la narración) y en general todo el aprovechamiento del terror rural en el puñado de momentos previos al meollo argumental en la mansión.

Terror psicológico y tinte oscuro construído con dignidad, apoyado en unos decorados admirablemente bellos y de un exquisito gusto gótico. A pesar de la fragilidad del libreto y cierta insutancialidad en sus personajes (salvados por las notables interpretaciones de una espectacular Ida Galli o las gratas y carismáticas presencias de Fajardo o Rigaud) la grandeza de "La Mansión de la Niebla" recaba en su infranqueable espíritu de género, con un conjunto de patrones que la hacen consolidarse como una exquisita y rara avis aportación a nuestro fantaterror con los tremendos ecos del fantástico italiano rezumando en cada uno de sus fotogramas.

No es una peli de terror, sino de espanto. No es lo mismo. El terror aterroriza (o no) y el espanto espanta.

Estas pelis suelen ser malas pero con un encanto especial, del que ésta carece absolutamente. El hecho de que en cada momento de tensión suene música ye-yé, que no se muestren ni asesinatos, ni sangre, ni fantasmas, ni nada de nada, y que la prota sea más mala actriz, si cabe, de lo que es habitual, convierten la peli en espantosa. Además, aunque parezca una chorrada decirlo, el argumento no tiene el menor sentido, lo que es lógico, ya lo sé, pero es que aquí ni se han molestado en darle forma.

Para ver caretas, mejor te vas a una tienda de artículos de coña.

¿Os imagináis que os pasara algo de esto? A ver, viajáis de noche con vuestra parienta o vuestro pichurri, o con tu cuñado y tu hermana, da lo mismo; lo dicho, que vais de noche por la carretera y en una de esas os perdéis (no tenéis GPS, no tenéis móvil, meteos en papel, por favor) y os recoge una señora en su casa, que está en medio de ninguna parte. Ya sé, en la vida real nadie recoge a nadie a las tantas de la noche, pero en las suposiciones sí, así que esta mujer os recoge; pero la mujer se hace la simpática y la dicharachera y mientras os da una taza de café os empieza a contar toda clase de historias truculentas sobre maldiciones, muertes violentas y hechos sobrenaturales en torno a esa casa y los alrededores. ¿No os daría un poco de miedito? Hombre, al menos raro sería, ¿no?

En la vida real esto acabaría en una noche sin sobresaltos, excepto si eres muy susceptible, pero en el cine puede ocurrir cualquier cosa y lo bueno que tiene «La mansión de la niebla» es que, efectivamente, cualquier cosa ocurre en un tremendo y original giro de guion que le sube puntos a una cinta que parecía condenada para siempre. Por esta mansión pasa un montón de gente que no debería estar ahí y entre unos y otros se va formando una historia de fantasmas y de intriga que tiene como mayor defecto la poca credibilidad de los personajes y sus reacciones.

Pero, bueno, te hace pasar una noche original.

Nótese la ironía. Estamos en algún lugar de Europa central, ¿Alemania, Francia...?, con una película más de fanterror, entre Francisco Lara Polop y Pedro Lazaga, este último muy dado a la comedia y que realiza aquí un insólito cambio de registro. "La mansión de la niebla" empieza bien según el recurso de juntar a un grupo de personas extraviadas en un lugar más o menos siniestro, en este caso una vieja y apartada mansión rodeada de una espesa niebla, junto a un cementerio. Por si esto fuera poco la anfitriona les narra historias del lugar sobre vampiros, brujas, espectros y satanismos. Vamos, ideal para pasar la noche.

Todo esto está muy bien pero lo malo viene cuando comienza la acción, que se hace un poquito de rogar. Aquí es dónde falla esta obra: que los personajes actúan de un modo impropio, incluida la decisión de no marcharse, según lo que está sucediendo. La regla es "no pasa nada" aunque nos ataquen fantasmas, veamos a personas colgadas como un jamón o la gente muera de no se sabe qué. Ahora bien, cuando la película se vuelve ya risible por lo mala que es nos sorprende con un original giro que no la redime por completo pero casi lo hace. De tal modo que corrigiendo algunos fallos se podría hacer un remake muy bueno.

Iba a terminar aquí mi crítica pero me gustaría añadir algo sobre el reparto. Para empezar Analía Gadé está irreconocible. Yo porque salía en los créditos y por su acento argentino que sí no me hubiera coscado. De hecho tardé unos 15 minutos en relacionar su nombre con su personaje. Pero la que más me ha gustado es Lisar Leonardi, Laura en la ficción, una chica italiana de buen ver pero con escasas dotes interpretativas, observad, por ejemplo, su cara en la secuencia romántica. Y ya puestos, vaya cambio de look más raro. Al principio es morena y va con minifalda y botas pero luego lleva pantalones y es pelirroja.

La primera, y mejor, película del productor Paco Lara Polop, es este thriller bien rodado y con unos cuantos sustos bien dados. Con el protagonismo absoluto de una entregada Analía Gadé (pocas actrices se han asustado y gritado como ella en esta película) y la aparición de la habitual en el género Evelyn Stewart (aka Ida Galli), “La mansión de la niebla” es un muy estimable debut que únicamente pincha en los flojos flashbacks de la protagonista que nos distraen de lo principal: los sustos que se lleva la pobre Analía en una siniestra casa (antiguos Estudios Roma de Madrid, ahora Telecinco). Mención para una muy lograda banda sonora de Marcello Giombini. Merece un visionado. Agradable y resultona.