Under the Shadow (Bajo la sombra)

"Under the shadow" es una película de bajo presupuesto que como trama de terror no pasaría de ser un film del montón. La gracia es que está ambientada en Teherán, en los años 80, en plena guerra Irán-Irak. Con ello, las habituales idas y venidas de madre e hija contra monstruo malévolo, muñecas con poderes y casa semiposeída se enriquecen en este caso por la fuerza del relato de superación de una mujer frustrada por el régimen y las circunstancias. El sometimiento impuesto por el genio malvado se complementa con el fundamentalismo de las autoridades. El espacio íntimo y privado de su piso había servido a la protagonista como un espacio de libertades, en donde poder ir sin velo, ver vídeos o hacer aerobic. Con la inquietante llegada del genio, ese ámbito de libertad también desaparece. Hasta la propia guerra parece quedar en segundo plano. La grandeza de "Under the shadow" no es la historia de terror, sino la lucha de la protagonista para librarse de todo tipo de sometimiento y alcanzar una afirmación como ser autosuficiente y libre. Las llamadas de teléfono realizadas por el marido parecen realizadas desde el más allá. Las interpretaciones son correctas, y la ambientación le da un punto naif a la película. En conjunto, "Under the shadow" es una propuesta curiosa, que se acepta con agrado.

Under the Shadow es una de esas "pequeña gran película" que merece mucho la pena descubrir.

Consigue funcionar a muchos niveles, logrando combinar perfectamente el miedo real de una guerra y los monstruos del imaginario popular que se van retroalimentando. Lo hace a través de dos visiones, la del mundo de los adultos y la de los niños, a la vez que presenta y desarrolla la relación madre-hija de las protagonistas. Hay que tener en cuenta que la historia se sitúa en el Irán de los años 80, logrando denunciar y transmitir el miedo que sentían hacia el enemigo de fuera, Irak, y el de dentro, el régimen político de Irán y su represión, especialmente duro con las mujeres.

La dureza de la ruptura de un país, de una familia y del hogar en el sentido más amplio. La pérdida de los sueños y ver que no hay futuro, va erosionando la autoconfianza y las relaciones, generando un caldo de cultivo perfecto para el miedo.

Muy logrado el paralelismo entre la madre y la hija, ambas con sus miedos y con su manera de evadirse y protegerse de ellos. Esas pequeñas cosas sin ningún poder real a las que se aferran para creerse más protegidas como si fueran unos amuletos mágicos.

Muy recomendable.

Estrenado bajo bandera británica, pero situada en las inaccesibles tierras Iraníes de finales del siglo pasado, se presenta un film de carácter más bien exótico, producido a la limón entre Qatar, Jordania, Reino Unido e Irán, que funciona como un trabajo de género que por encima de todo, busca intensificar el mensaje político y social de una obra marcada por los miedos que generan los conflictos armados.

El abandono ante una situación extrema, eso es lo que experimentan una madre y su hija en plena Guerra entre Irán e Irak, desarrollada en la década de los ochenta, cuando todos los inquilinos de su edificio comienzan a marcharse por el riesgo de los bombardeos, y una extraña sombra parece acecharlas en la intimidad de su hogar.

Escrita y dirigida por Babak Anvari, que además debuta tras la cámara, Under The Shadows plantea un tablero de juego minimalista, refugiado en un solo escenario, en el que desarrolla, de forma honesta, una historia que funciona más como poderosa metáfora del sinsentido, que como un film de sobresaltos, por mucho que en alguna fase, intente crear cierta mitología sobre los Djinn, demonios etéreos que aparecen en el propio Corán.

Mención aparte, merece la joven Avin Manshadi, a la que acompaña una no menos sufrida Narges Rashidi, su madre en la ficción, entre ambas, construyen una relación emocional, que hace creíble ese escenario de tensión y ansiedad que intenta exponer su novel autor.

En contra, y asumiendo que estamos ante un producto decente, que sabe contener sus virtudes de manera loable, se echa en falta algo más de dinamismo en el resultado final de un film, que si no consigue atrapar desde el inicio al espectador en su alegórico engranaje, puede suponer un viaje soporífero para ciertos estados de ánimo.



<Lee esta crítica, y muchas más, en Fusion-Freak.com>

Una muy grata impresión del desconocido cine Iraní , con esta película presentada en el festival de Sitges 2016 :
" Under the Shadow " , que nos introduce en el horror de la guerra y el miedo a lo desconocido .
Película que tanto a mí , como a mis acompañantes a la sala que la proyectaron , nos dejó con la sensación de haber asistido a una buena película . Esperemos que sigan el ejemplo otros que con mayores medios , nos dan
demasiado cine comercial y vacío y aprendan de la sencillez y buen hacer tanto de los actores como de todos los componentes de esta película Iraní .

Al principio esta curiosa historia, vemos como a una mujer iraní ve negado su derecho a estudiar, solo porque tuvo la valentía de defender sus derechos.
Después, vemos cómo, aún dependiendo de su marido, este la reprocha que probablemente intentó volver a estudiar para quitarse algún tipo de espinita clavada por su padres, negando su derecho a valerse por si misma.
Y, finalmente, ella misma se niega el derecho a la huida de una guerra civil candente, al declarar a sus vecinos y marido que no piensa salir de su hogar.

El cúmulo de negaciones se completa con una enorme X en cada ventana de su casa.
Como una manera de decir:
"No estamos aquí. No existimos. Y todo lo que no está, existe con nosotros."

'Under the Shadow' es novedosa, no tanto por lo qué plantea, si no, obviamente, por cómo lo plantea. Porque se abre cómo si fuera un drama social, y es solo después, poco a poco, cuándo empezamos a ver algo.
Misteriosas apariciones, hechos inexplicables, desapariciones de objetos. Pero eso es imposible, lo dice la ley, lo dice el Corán, y no encontrarás ningún vecino que piense igual que tú.
La negación de la evidencia, por motivos de fe, es el último clavo en el ataúd de la ignorancia para Shideh, un ataúd con su misma forma, que la impedirá moverse, rebelarse o pedir ayuda. Y suele ser en ese momento cuando la desgracia aprovecha su invitación.

El espíritu Djinn entra en las vidas de ella y su hija Dorsa, pero el caso es que, cómo si fuera una broma macabra, al principio hay poco espacio para prestarle atención, con todo lo que está ocurriendo. La maldad está en los misiles que se abren camino cada día entre las casas, no en la desaparición de una muñeca que al final acabará apareciendo.
Solo será después, sin escapatoria, silenciados los pasos de los vecinos, cuando la evidencia sobrenatural se desata, estrechando un cerco de desesperación que ya existía antes de mostrarse descaradamente. Shideh existe rodeada de miedos, anclados en todos los "no" que ella y otros le han dado, dándose cuenta solo entonces de lo indefensa que está y lo único que quiere proteger, la relación con su hija.

Una relación compleja y desde luego no del todo amable, pero el único resquicio de seguridad entre diversas fuerzas, sobrenaturales o humanas, que todos los días intentan romperlo.

No se trata de un 'Babadook' iraní (le falta tenebrosidad y le sobra mesura), pero ni falta que le hace.
Solo es un relato sobre no negarnos ninguna posibilidad ante las mil clases de males que existen en este mundo, ante los cuales la única seguridad (y solución) deberán ser nuestros seres queridos.