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Sergio

Drama Un alto diplomático brasileño de las Naciones Unidas, el carismático Sergio Vieira de Mello, se ve obligado a superar la misión más importante de su carrera justo cuando finaliza la invasión estadounidense de Iraq. (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
18 de abril de 2020
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sergio es una película agradable, bonita. Un correcto biopic sobre la vida, o al menos los últimos años de la misma, de Sergio Vieira de Mello.
La película está bien hecha, resulta entretenida e interesante, muy bonita, como decimos, y cuenta además con la química estupenda entre una Ana de Armas que está francamente bien y un Wagner Moura elegante y, atención, con un parecido físico asombroso con Pedro Sánchez (fíjense simplemente en la foto del poster).
Sin embargo, el director Greg Barker ha apostado sobre todo por contar la historia de amor entre Sergio y su esposa, y aunque sin duda resulta bonita, pierde la oportunidad de poner el acento en la faceta más política de Vieira. Hubiera sido quizás más interesante saber algo más del diplomático y quizás menos del enamorado, porque la balanza no está demasiado bien equilibrada, pero bueno, con todo y con eso se trata de una película correcta. No una obra maestra, no maravillosa, no cambiará la vida de nadie, pero sin duda es correcta, que es más de lo que muchas películas pueden decir.
Sibila de Delfos
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20 de abril de 2020
16 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
En líneas generales, hablamos de un edulcorado homenaje al diplomático brasileño, para acabar convirtiéndose en una especie de lavado de cara al papel de la ONU en el contexto internacional. Particularmente, en la Irak en guerra de comienzos de siglo, donde estuvo destinado Vieira de Mello junto a otros enviados como por ejemplo, su pareja Annie.

En la ficción, ellos son Wagner Moura y Ana de Armas. Lo único potable de este pasteloso telefilme. Y es que entre ambos hay química. Tanto física como interpretativa. Moura ya lo había demostrado en enormes trabajos como Tropa de élite o Narcos, cumpliendo aquí con notable el expediente. Mientras que Ana de Armas confirma que lo de Puñales por la espalda no es casualidad.

Otro de los déficit de esta obra de Netflix es la poca valentía que arrojan director y guionista. Late una crítica superficial a la intervención estadounidense en Irak. Incluso se juega con una teoría sobre el por qué del destino de Sergio Vieira de Mello. Todo eso planea una otra vez en cada secuencia. En cambio, nunca acaba de salir de la oscuridad, donde finalmente se queda.

Sea por falta de pruebas o por cualquier otro motivo, parece que existen condiciones suficientes para entrar a machete sobre la conclusión de los protagonistas. En especial de Vieira de Mello Sin embargo ni se tira la piedra ni se esconde la mano. Nada de nada quedando únicamente en un producto melodramático con tintes políticos.

Particularmente pienso que era más atractiva la historia política sobre el trabajo del brasileño y su equipo en tierras iraquíes. También en Timor. Esa lucha de poderes entre varias facciones, el imperio americano y la propia ONU por ver quién consigue imponer sus criterios. Por ver si habrá guerra y paz. Y al final: ni lo uno ni lo otro. Al revés, me queda el poso de intentar ensalzar a unas Naciones Unidas que cuentan más sus logros por desastres que por victorias. Incluida la misma Irak.

La misma Netflix ha estrenado un documental, también con Greg Barker a los mandos, sobre el diplomático brasileño. Y estoy convencido de que tendrá mucha más miga que cortar. Pero ya he tirado dos horas de mi tiempo con la ficción y éste es oro. No me la juego más.

Más datos sobre esta y otras películas en www.argoderse.com
Y en Facebook: https://www.facebook.com/argodersecine
Argoderse
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18 de abril de 2020
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El filme basado en hechos reales, es realmente fiel a la historia real y mediante flashbacks nos cuenta la vida de este diplomático y nos ayuda a conocer mejor su historia y cómo llegó a ser quién es.

Ante todo se impone la pasión, la pasión de unos diplomáticos que lucharán por sus ideales y por imponer la paz, pero también la pasión entre Sergio y Catalina interpretados fascinantemente por Moura y De Armas. Sin duda De Armas sigue reivindicándose como una actriz con mucho futuro, capaz de dar peso y verdad a cualquier personaje, incluso en este caso, cuyo personaje podría ser relevado, es tan protagonista como Moura.

Además de las buenas actuaciones y una bonita fotografía la forma de narrar los hechos es realmente interesante, contando todo en su momento y desde una visión algo romántica y heroíca de ver la vida.

La falta algo de coraje a la hora de reconocer fallos de occidente, pero lo hace y, las culpas se dividen, pudiendo apreciar los fallos de varios bandos y su realidad.

El fallo de la película es su excesivo metraje y la falta de ritmo en una parte de la película, pero sus virtudes le pesan más. Tampoco nos completa toda la información sobre Sergio, haciéndonos buscar en internet información extra u obligándonos a ver el documental si queremos conocer más sobre su figura política.

Actualmente (17/04/2020) disponible en Netflix.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
aguzmanmerino
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19 de abril de 2020
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Cine y memoria

Un efecto positivo de Sergio, previo a todo análisis cinematográfico, es que arroja luz sobre un personaje interesantísimo cuya vida es bastante desconocida. Sérgio Vieira de Mello (Wagner Moura) en su labor diplomática participó en zonas de conflicto como Camboya, Líbano, Kosovo, Timor Oriental y, finalmente, Irak. Fue en este último lugar donde trágicamente se comenzó a fraguar su leyenda, al sufrir el atentado contra la delegación de la ONU en Bagdag en agosto de 2003. En aquel momento incluso se postulaba como sucesor de Kofi Annan como Secretario General de las Naciones Unidas.

Su historia, no obstante, estaría incompleta sin hacer mención a Carolina Larriera (Ana de Armas) su compañera sentimental en los últimos años y economista que también trabajaba para la ONU.

Por lo tanto, Sergio se subdivide en dos en dos géneros distintos que se complementarán, con mejor o peor acierto, en la película. De un lado, tenemos un biopic político donde queda constancia de los avatares políticos de Sergio en Camboya, Timor Oriental e Irak. De otro lado, la historia de amor entre Sérgio y Carolina desde su primer encuentro en Timor Oriental hasta el atentado de Irak. En función del momento de la película, como veremos, se impondrá uno u otro género. Sin embargo, la parte emocional será más convincente.

*Fragmentos de una vida

La narrativa de Sergio se aleja del montaje lineal para optar por uno fragmentado, que va dando saltos de una época a otra de la vida del diplomático. No se nos hurta el fatídico atentado apenas nada, aparece ya en los primeros minutos. Sérgio sobrevive en primera instancia al atentado, pero queda atrapado bajo los escombros. Es ahí cuando parte de su vida pasa frente a sus ojos en distintos momentos y lugares.

En este terreno es donde se pueden hacer las principales objeciones a Sergio. Los flashbacks son un tanto caóticos y van dando brincos en pequeñas ráfagas. Lo mismo pasamos sin solución de continuidad de Timor Oriental, a Camboya, o volvemos de nuevo a Irak, en cuestión de pocos minutos. Esto hace que la vertiente histórica y política sea difícil de comprender para el espectador salvo que tenga conocimientos concretos sobre el tema. No llega, afortunadamente, a la ceremonia de la confusión de Su último deseo, pero es una vertiente que no está bien explicada. Más inteligible será la situación en Irak, aunque solo sea por la proximidad en el tiempo y su mayor repercusión. Lo que nos lleva a pensar, con acierto, que las mayores virtudes de la película estarán del lado de la intimidad entre Sergio y Carolina.

*Sérgio y Carolina

Las mejores cualidades cinematográficas de Sergio están de lado del romanticismo, del melodrama, del intimismo, que sustentan espléndidamente Wagner Moura y Ana de Armas. Su encuentro en Timor Oriental y su progresivo enamoramiento tienen encanto, chispa y una sobria belleza. Lo referente a la parte del atentado de Irak hace funambulismo para no caer del lado del melodrama lacrimógeno y, en buena parte, lo consigue. Se trata de una historia de amor madura, sin ornamentos pueriles, ni sensiblería de baratillo.

A ello ayuda, insistimos, el apreciable trabajo actoral de Wagner Moura y Ana de Armas. Si tomamos las interpretaciones en conjunto, la química entre ambos es notable. Por temperamentos y buen hacer su trabajo se complementa a la perfección, haciendo la vertiente íntima más interesante e inteligible.

Wagner Moura es conocido esencialmente por los papeles de capitán Nascimento en las dos películas de Tropa de Élite, y de Pablo Escobar en la popular serie de Netflix, Narcos. En Sergio realiza un papel acorde con el personaje real: elegante, lleno de encanto personal, pero siempre revestido de una dimensión ética. Ana de Armas da una excelente réplica construyendo convincentemente a Carolina Larriera. Su personaje está lleno de encanto, pero tiene una considerable fuerza en lo dramático.

*Razón y corazón

El director, Greg Barker, hasta ahora estaba especializado en obras de carácter documental donde la tesis de la historia se basa en datos y hechos. Es más fácil apelar a la vertiente lógica e intelectualizada del espectador. Para el salto a la ficción, aunque sea basada en hechos reales, Greg Barker se permite elegir cómo contar la historia y apuesta fuerte por la visceralidad emotiva. En Sergio, está más conseguido el relato de la historia de amor con Carolina que las claves políticas.

Es como si Greg Barker ya hubiera contado las tribulaciones políticas de Sergio en el documental y para esta película quisiera centrarse en la faceta humana. Esto acarrea ciertos problemas. La película se descompensa en su montaje y no da la opción a que nos inmiscuyamos en el mundo de las ideas. Solo en el del corazón. También hay un lugar para la escasa relación de Sergio con sus hijos, que en el diplomático tiene efectos mortificantes.

La puesta en escena no destaca particularmente, pero no está exenta de aciertos. Las localizaciones son magníficas y las escenas bajo los escombros son angustiantes. Greg Barker, por lo tanto, ha ofrecido algunos ligeros apuntes. La banda sonora, por cierto, corre a cargo del español Fernando Velázquez.

*Conclusión

Tenemos entre manos la historia de un hombre excepcional contada por una película que no pasa de ser correcta. Sergio tiene a su favor unas buenas interpretaciones y la sensibilidad justa para contar la peripecia amorosa. Sin embargo eso no compensa las lagunas en las vicisitudes políticas. Es como si Greg Barker nos empujara a ver su anterior documental para tener la imagen total. Que es lo mismo que decir que Sergio es una obra incompleta. Aun así, tiene algunos elementos de interés.

Escrito por Mariano González
Cinemagavia
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24 de septiembre de 2021
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La presente es una película que se basa en un personaje real, el diplomático de las Organización de las Naciones Unidas Sergio Vieira de Mello (Wagner Moura, aunque muchos crean que es Pedro Sánchez, dado su enorme parecido), en concreto sobre su etapa en Irak, en el 2003, tras la guerra para derrocar a Sadam Husein. Y hasta aquí puedo leer, como decían en "Un, dos, tres... responda otra vez" porque si no sabemos cómo acabó la cosa es mejor no saber nada. Acompaña en el reparto la emergente Ana de Armas, que está teniendo un éxito tremendo en la actualidad, cosa de la que me alegro. Sigue estando guapa, por supuesto, pero donde exhibió una belleza escandalosa que encandiló a media España fue de sus dieciocho a sus ¿veintiún? años en ese fenómeno social que fue el "Internado" (2007-2010).

"Sergio" tiene el inconveniente de la mayor parte de los biopics, que es deslizarse por la simple exposición de la vida de un personaje. En este caso, pese a los esfuerzos de Greg Barker, no veo dónde está el mérito, ni el trabajo, ni la obra de este diplomático brasileño, entre otras razones porque el largometraje no sabe en qué centrarse. La trama pasa constantemente de Irak a Timor Oriental o a Camboya, del presente al pasado, de su labor negociadora a su historia romántica, que como todas las modernas es fea y se lleva mal, de la relación con sus hijos a sus roces con los norteamericanos, todo ello con un montaje desastroso cronológicamente alterado. El resultado final, pese a sus buenas intenciones, es una obra superficial, aburrida, carente de interés y que no analiza en absoluto ninguna de la situaciones por las que pasa.
Reaccionario
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