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El rey de reyes

Drama Una de las primeras peliculas del cine mudo que abordaron la narración bíblica de Jesucristo, en esta ocación contada desde el punto de vista de María Magdalena (Dorothy Cumming), antigua cortesana al servicio de los romanos que es redimida por el amor de Jesús (H.B. Warner). En 1961Nicholas Ray hizo un remake con Jeffrey Hunter en el papel principal. (FILMAFFINITY)
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
10 de septiembre de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando uno ha recibió toda su infancia andanadas interminables de metraje bíblico cada Semana Santa, se le va generando una especie de callo seco, duro y denso que al final produce una extraña aversión por el cine de este tipo. Además, las ñoñerías tan comunes de muchas de las películas de contenido religioso pueden producir arcadas. Siendo esto así, enfrentarse a The King of Kings, una película de los años veinte sobre los últimos días de la vida de Jesús, resulta ser una experiencia, inicialmente, poco atractiva.
A pesar de esto, la primera impresión que me llevé de esta película fue harto curiosa y estimulante: María Magdalena (Jacqueline Logan), el personaje con el que arranca el largometraje, un putononón de miedo, caracterizada con toda la influencia exotista del Art Déco, se deleita frotándose los morros contra los bigotes de un leopardo (así como lo lee usted) y luego, cuando se entera de que un vago de nombre Jesús está reteniendo a su machote, Judas Iscariote, y metiéndole en la cabeza ideas locas en contra del buen gusto de la opulencia y el hedonismo, no se le ocurre decir cosa más natural que esta:
“Harness my zebras, gift of the Nubian King! This Carpenter shall learn that he cannot hold a man from Mary Magdalene!”
Y sí, en efecto, le preparan una modestita carroza tirada por cebras, nada menos que para ir a ver al mismísimo hombre que se declara hijo de Dios. Ahí es cuando uno piensa “puto Judas, pero qué mujeronón se ha levantado, yo quiero una de esas aunque me queme en el infierno”. Lástima que a semejante maravilla del género femenino luego Jesús le limpie los pecados (aunque, eso sí, esa es una secuencia genial porque literalmente le borra los fantasmas de sus vicios en un instante, haciendo visible en pantalla todo su poder redentor), y más aún, que DeMille la haya olvidado luego casi por completo como personaje y la haya relegado a ser relleno para dar, como era obvio, todo el protagonismo al mesías.
Después de esa genial experiencia inicial, el director ya me tenía en el bolsillo. Entonces hay que aguantar toda la bondad pastel de Jesús durante un rato, curando pobres enfermos y esas nimiedades por las que se ha hecho famoso. Ahora bien, es un justificadísimo sacrificio y ayuno para lo que se viene luego: la pasión. Aquí es cuando la película cobra una relevancia especial.
En efecto, desde el principio se es testigo de una mega-producción desmesurada, pero DeMille sabe dosificar tanto la extravagancia en los recursos como su talento visual, dejando lo mejor de la película para lo mejor de la historia de Jesús. The King of Kings se transforma desde el momento en que su protagonista es atado a un poste para recibir una lluvia de latigazos que solo atestiguamos a través de las sombras. Desde ese momento todo se vuelve poesía visual y atención al detalle. Mis momentos favoritos: aquella escena en que Jesús empieza a arrastrar su pesada cruz y DeMille solo deja ver la punta final de la misma y los pies de los soldados romanos y de los curiosos espectadores del viacrucis, aquella otra en que un ave de rapiña se posa en la cruz de uno de los ladrones que acompañan en su tortura a Cristo y, la mejor de todas, la de Judas colgando ahorcado de un árbol mientras un terremoto lo destruye todo con la furia de un dios salido de sus casillas.
La pasión de Cristo se ha llevado al cine de muchas maneras, pero este caso temprano es una demostración de que la mejor de las formas de hacerlo es a través de la más poética de las visceralidades. Afrontémoslo, la figura de Jesús no ha trascendido al tiempo de la manera en que lo ha hecho solo por sus tiernas enseñanzas de amor y solidaridad, sino porque la imagen de un hombre hecho añicos, clavado de pies y manos a un par de palos es una rotunda barbaridad que hechiza los sentidos como pocas (además es un caso raro de salvaje violencia gráfica apta para absolutamente todos los públicos). DeMille parece tenerlo claro y es por eso que se regodea en el dolor y el sacrificio, y es allí en donde demuestra por qué fue uno de los grandes de su época.
Si bien no la primera de ellas, The King of Kings es seguramente, además, la gran referencia del cine bíblico silente sobre la figura de Jesús (el título de la pionera le pertenece a Vie et passion du Christ, de Ferdinand Zecca y Lucien Nongue en 1905, con una segunda versión dos años después que fue la que verdaderamente tuvo notoriedad).
Sin duda alguna no deja de resultar extraña la experiencia de ver una película sobre Jesús de hace casi cien años de antigüedad, haciendo un paréntesis en el consumo frenético de imagen en movimiento contemporánea, pero por los clavos de Cristo que vale la pena.
Andrés Vélez Cuervo
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23 de diciembre de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué estarán pensando, en estos momentos, Jesús y el Padre Universal, viendo en la tierra a tantos, entre los que predican su palabra y administran “sus” iglesias, haciéndose ricos a costa del pueblo… predicando con ímpetu, pero haciendo todo lo contrario de lo que piden sus sabios mandamientos… abusando sexualmente de niños y mujeres que en ellos confían… predicando la división y alejándonos de la Unicidad… y apoyando a los gobernantes que defienden los intereses de la oligarquía, en vez de respaldar a los que procuran que haya justicia social y menos desigualdad?

La película, <<EL REY DE REYES>>, que acabo de ver en una copia magníficamente restaurada en los laboratorios Lobster Films (año 2017), y con una duración de 160 minutos, tiene el sello de la perennidad, primero, por su gran belleza plástica (impecables composiciones en tono sepia, con un par de bellísimos insertos a color) que proporciona un carácter pictórico a muchas de sus imágenes. Después, por esa cuidada, y por momentos, brillantísima puesta en escena que nos hace sentir como si estuviésemos en los lugares auténticos donde sucedió el drama de Jesucristo (el juicio ante Poncio Pilatos y la secuencia de la crucifixión con el terremoto, son un par de ejemplos admirables). La banda sonora, compuesta por Hugo Riesenfeld y ahora adaptada, ampliada y conducida por Robert Israel, complementa efectivamente cada una de las escenas. La edición y el vestuario no dejan nada al azar… y, los efectos visuales, casi un siglo después siguen luciendo muy satisfactorios.

El guion, adaptado del Nuevo Testamento por la también actriz, Jeanie MacPherson -una de las más asiduas colaboradoras del director Cecil B. DeMille-, es bastante fiel a la tradición bíblica, pero se permite -sobre todo en la primera parte-, algunos toques de humor (Judas jugando a sanador, el pescado con la moneda, Jesús tramitando las jugarretas de Caifás…) que resultan deliciosamente afortunados, pues, rompen con el aire de solemnidad que suele darse a esta eterna historia.

Para redondear esta obra maestra, DeMille se hizo con un magnífico reparto que incluye a, Henry Byron Warner, en un sereno y carismático rol de Jesús; Ernest Torrence, conmovedor como Pedro; Jacqueline Logan, bellísima y guerrera en su rol de María Magdalena; Joseph Schilkraut, emotivo como el traidor Judas… y entre otros, Victor Varconi, un Poncio Pilatos entre la espada y la pared.

Tras el excelente resultado de, <<EL REY DE REYES>>, ¿quién, más que DeMille, quedaba recomendado para seguir haciendo historias bíblicas?... y él siempre estuvo dispuesto a complacernos.

Título para Latinoamérica: <<REY DE REYES>>
Luis Guillermo Cardona
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23 de abril de 2019
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por semana santa me entra una vena beatificante o beatificadora en la que me papo toda procesión y toda película bíblica que cae en mis manos. Luego, el resto del año, me vuelve a entrar la vena comunista y, salvo en contadas ocasiones me mantengo alejado de lo que tenga que ver con iglesia, ya sea por medio del cine o medio real.

Este año, entre otras, me acerque a este Rey de reyes y la experiencia no pudo ser más maravillosa. Si no fuese porque hace unos años vi La pasión según San Mateo de Pasolini, un tipo comunista que firmó la mejor película sobre la vida de Jesús, diría que esta es la mejor versión.

Ya la película engancha desde el primer momento, al no mostrar al personaje principal hasta cerca del minuto 20. Arrancar la película con María Magdalena en plan putanga, bailando toda sexy para la corte romana y esperando a su amado Judas (que, o mucho me equivoco o esto se lo inventó el DeMille) que está "retenido" por un tal Jesús de Nazareth, y así conectar con el personaje principal, no puede ser más atrevido ni mejor. Y me importa poco que el director se invente todo esto, pues, gracias a ello, ya la película me tiene atrapado.

La película tiene, además, una emotividad que no tienen versiones hollywoodienses posteriores en las no te crees nada. Véase el caso de Rey de reyes de Nicholas Ray o La historia más grande jamás contada.

Escenas como la de la resucitación de Lazaro, una escena que no evita, ni quiere evitar, lo tétrico del momento, es buenísima.

Pero no solo eso, ya que escenas como la de la traición de Judas o la negación de Pedro antes de cantar el gallo, transmiten un montón de emociones.

También es buenísimo que los diálogos sean sacados directamente de versículos de los testamentos.

Me falla un poco (no todo va a ser positivo) que el pobre vaya con la cruz a cuestas para ser ejecutado y la gente le vaya pidiendo milagros, y él en plan Doctor Extraño antes de que este existiera, agitando los dedos y milagro al canto, ya que queda bastante falso. Aparte que el egoísmo de esa gente no puede ser mayor. ¡Cortaos un poco!

Vuelta a lo positivo, decir que estamos hablando de una película muda que está cerca de los 100 años y de lo difícil que es hoy en día conectar con ese tipo de cine. Sin embargo, es una experiencia que, cualquier persona dispuesta a dejarse atrapar, dudo que salga defraudada.
jesus
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7 de mayo de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
85/07(12/04/18) Espectacular y más que notable esta primera gran superproducción totalmente bíblica en el cine, viniendo de uno de los pioneros del péplum, Cecil B. DeMille, que ya hizo una fastuosa versión de "Los diez mandamientos" (1923), aunque mezclándolo con una historia alegórica contemporánea. Aquí narra la vida de Jesús de Nazaret, las últimas semanas antes de la Crucifixión, film silente filmado en b/n, menos las primeras y últimas secuencias que se rodaron en Technicolor. Se estructura a base de textos extraídos de los Evangelios que aparecen en la pantalla antes de cada escena y que permiten al espectador seguir la historia, destaca por ser la primera gran obra del cine que dedica a la figura de Jesús. Un film en el que nos repararon gastos siendo visibles estos en los decorados, los efectos visuales, o los vestuarios.

Hollywood Boulevard estaba atestado la noche del 18 de mayo de 1927 (La película se proyectó allí el 24 de mayo de 1977 para conmemorar el 50 aniversario del teatro), cuando se estrenó The King of Kings, de Cecil B. DeMille, la función de bautizo del suntuoso y nuevo Teatro Chino de Sid Grauman. 100,000 personas, la multitud más grande que alguna vez haya saludado cualquier tipo de apertura teatral.
Es un film que a pesar de ser antiguo posee elementos singulares y novedosos, alteraciones del Nuevo testamento que enriquecen y dan vigor al relato bíblico, ello desde impactante inicio, con María Magdalena (Jacqueline Logan) como cortesana en la corte de palacio palestina, vestida con un bikini de tigresa, en medio de una opulenta fiesta hedonista, hay monos, cisnes, y hasta un leopardo que es abrazado por María, pero ella echa en falta a su pareja Judas Iscariote (encarnado por el austriaco Joseph Schildkraut, que fue el primer actor en ganar el Óscar secundario por The Life of Emile Zola”, 1937), alguien de los allí presentes le dice que está con un carpintero que dicen hace milagros, entonces en un alarde de grandilocuencia ordena le traigan su biga tirada por cebras, regalo del rey de Nubia. Entonces pasamos al hogar de Jesús, pero no es visto, su imagen se hace esperar, generando tensión latente, a las puertas de su vivienda una multitud espera poder ser bendecida con sanamientos, vemos a María (Dorothy Cumming) la Madre, rodeada de palomas que se le posan en las manos, mientras ella está en pose contemplativa (precioso y lírico cuadro), un niño ciego se le acerca y ella lo acerca a su hijo y le pide le haga (esto en plano subjetivo desde Jesús), el querubín se pone de rodillas, entonces sobre un rayo de sol vemos sobreimpresionado “Yo soy la luz en el mundo… todo el que crea en mí no vivirá en la oscuridad”, el niño comienza a atisbar luz, entonces se vislumbra poco apoco un sereno rostro con un aura luminoso, es Jesús, y lo vemos por primera vez (en clara alegoría poética de que Él es la Luz). Entonces llega con su carro tirado por cebras María Magdalena, de modo arrogante se acerca a Jesús pero cuando ve su rostro queda impresionada, entonces Jesús le saca la maldad de los pecados capitales de su alma (en una secuencia de brillantez en efectos visuales, cual fantasmas los 7 demonios vana abandonando el cuerpo de la mujer), entonces la pecadora en señal de vergüenza propio de Adán y Eva en Edén, se cubre con una túnica (Un espíritu maligno tras otro es identificado y expulsado: Lujuria! Codicia! Orgullo! Glotonería! Indolencia! Envidia! Enfado! Aunque, la referencia bíblica citada en Lucas 8: 2 coincide en que siete demonios fueron expulsados, los pecados reales asociados con ellos no se revelan, que se dejan a la licencia creativa de DeMille, sugiriendo que son los Siete pecados capitales). Arrollador comienzo que te deja cautivado (por lo menos yo).

Se nota un film avanzado en el tiempo, pues no enseñar a Jesús hasta los 18 minutos es tener sentido del timing fílmico, generando interés y expectación por lo que vemos que es capaz de generar, y por contrario empezar con la falible María Magdalena es tener valentía par aun tiempo tan reaccionario, además se le da mucha importancia a Judas, se abre el abanico de personajes y con ello dando más sustancia al tópico relato de la Pasión. Tras esta potente apertura la cinta se centra en el tour de milagros de Jesús (maravillosa la escena en que resucita a Lazaro en la cueva, toda una lección de intensidad sostenida), ello en paralelo con el sentimiento de enconamiento con Caifás (Rudolph Schildkraut, padre del actor que da vida a Judas) líder Sumo Sacerdote judío, ello hasta desembocar en el rush final clásico de Última Cena, Huerto de Getsemaní con sus dudas y tentaciones, Juicios de Pilatos, flagelación de Jesús, hasta el Vía Crucis, y Resurrección.

Todo esto DeMille lo adorna con detalles preciosos (se me olvidaran algunos, perdóname Jesús!): Una nota de humor inteligente cuando una niña le pregunta a Jesús si puede sanar las piernas rotas, y cuando él dice que sí, ella le da una muñeca sin piernas. Jesús sonríe y repara la muñeca con una ramita; Vemos a Jesús en la carpintería de su padre (oficioso) tallar una madera cubierta con una sábana, cuando se retira la tela vemos que es una cruz que se eleva sobre la figura de Jesús en contrapicado, en clara simbología de lo que le espera Jesús, además de ser algo de mucho coraje (transgresor que da complejidad al personaje) mostrar a Jesús ayudando a crear cruces para crucifixiones, algo que seguro Martin Scorsese tomó para su “La última tentación de Cristo” (1988); El comerciante que derrama una especie de polvo (harina o sal…) en el templo cuando Jesús protege de la lapidación a la adúltera (Viola Louise), esto es utilizado por el Mesías para escribir sobre el suelo los pecados que impiden a los presentes tirar la primera piedra, los delinea en hebreo, pero se convierten en inglés;… (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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14 de febrero de 2007
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchos desconocen esta versión de cine mudo de 1927, aunque hubo muchas versiones como la escena de Intolerancia de D.W. Griffith, este es la primera película donde se expresa en forma colorida e interesante los sentimientos cristianos de Cecil B. DeMille.

Una película cautivante y revolucionaria para la época donde todavía el cine sonoro no se había instalado.

Hay escenas donde la fotografía es majestuosa, donde se aplican colores en escenas importantes de la película.
Rigoberto
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