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The Bird People in China

Aventuras. Drama. Comedia Dos japoneses son enviados por motivos laborales (uno es un empresario en busca de piedras preciosas y otro es un yakuza al que ordenan que vigile al otro) a un remoto pueblo de China. En este pueblo los habitantes se rigen por una cultura casi primitiva y tienen ciertos hábitos poco comunes. Creen que pueden volar. Fascinados, los japoneses deciden quedarse a estudiar al pueblo que sin que se den cuenta cambiará radicalmente sus vidas. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
13 de marzo de 2008
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mágica, entrañable y divertida aventura pergreñada por la mente del siempre sorprendente Takashi Miike.Una fábula que contrapone la vida urbana estresante y gris con la apacible y sencilla vida de una aldea. Para ello Miike se vale de los personajes de un ejecutivo y un Yacuzza, ambos japoneses, que se ven obligados a perderse en lo más profundo de las montañas chinas por motivos de trabajo. Allí encontraran un pueblo mágico que esconde un secreto asombroso que cambiará sus vidas para siempre.
Una fotografía preciosa y una ambientación impecable, actores correctos y guión elaborado e imaginativo, solo decae levemente en la última media hora.
Lo mejor: Los paisajes y la historia.
Lo peor: Como siempre, que en España no esté editada en dvd.
kikujiro no natsu
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25 de agosto de 2011
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
The bird people of China, es lo opuesto al típico cine de Miike como puede intuirse con sólo leer el resumen argumental de la película: un joven empresario japonés viaja a una remota provincia de China para revisar lo que parece ser una valiosísima veta de jade, en el camino se le une un veterano, violento y traumatizado yakuza a cuya banda la empresa del joven debe dinero y que ha viajado para confirmar las posibilidades de cobro del mismo. Tras un viaje largísimo y accidentado, en el que aprendemos mucho sobre las no siempre evidentes diferencias entre chinos y japoneses, llegan a una villa casi medieval en un paraje hermosísimo en el que el tiempo parece haberse detenido y donde existe una rara obsesión por el vuelo. Allí ambos personajes cambian, aunque el argumento es irrelevante en relación a una película cuyo principal, aunque no único, valor es la belleza visual, capaz de hacer enrojecer de vergüenza a cualquier película de Francis Ford Coppola. Con esta película el director demuestra que es capaz de asumir una narración ortodoxa de forma rigurosa, consciente y prescindir de elementos tan pisoteados por él en otras ocasiones como la psicología de los personajes o la más básica coherencia dramática

Una de las lecturas de esta película es como la fuerza de la belleza puede cambiarlo todo, el personaje que encarna al Yakuza se muestra como una persona fría, fiel a sus principios, es el típico personaje de cualquier película de Miike que no hace más que representar la degradación total de una sociedad privada de emociones y metas. Una vez que llega a ese paradisíaco lugar cambia completamente. Influenciado por el lirismo, la belleza de la madre naturaleza y esa rara cultura milenaria dedicada al estudio de la capacidad de volar, se va transformando poco a poco en el ermitaño encargado de preservar ese lugar frente a la civilización, olvidando no solo la deuda sino también su pasado Yakuza.

El director muy criticado en otras ocasiones por la baja calidad del montaje de sus películas (debido quizás a su alta productividad) demuestra que es capaz de hacer una película con una buena técnica y unos planos generales y panorámicas bellísimas.

En conclusión es una película cargada de humor, fantasía y sobre todo unas pretensiones artísticas que consigue perfeccionar de tal forma que nos hace ver la belleza de un mundo que poco a poco va perdiendo fuerza a golpe de ladrillo. Takashi Miike no hace más que mostrarnos una sociedad por la cual, la civilización ha pasado de largo llevándose consigo el horror y el terror que ello conlleva. Sin embargo sus hombres-pájaro siguen volando y recordándonos, más armoniosos que la ultra-violencia de sus otras películas, que las auténticas sensibilidades rara vez se limitan a un sólo color expresivo.
Pedro Carrasco
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12 de agosto de 2008
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
La gente pájaro de China... nombre extraño, digno de Takashi Miike. La película sin embargo es poco habitual de un director que ha acabado alguna de sus películas más serias haciendo explotar el mundo, convirtiendo a sus personajes en un robot gigante o haciendo a una mujer parir a un hombre de 30 años. Aquí, Miike se dedica a narrarlos la aventura de dos japoneses en un poblado chino apartado de la sociedad, para presentarnos una reflexión perfecta de la búsqueda de uno mismo.

Los dos personajes principales son fantásticos y aportan realismo a una historia que, pensándolo fríamente, es un poco absurda. El descubrimiento de que en dicho lugar se cree que la gente puede volar -aunque nunca se ve directamente-, sirve como añadido "freak" que simboliza la libertad que alcanzan los habitantes del lugar, dando como resultante un cóctel mucho más cercano a Takeshi Kitano que a Takashi Miike. Una cinta ejemplar, indudablemente la mejor de este director, junto a la surrealista y gamberra Sukiyaki Western Django, aunque indudablemente Bird People in China gustará mucho más al público en general. Su tramo final es, así mismo, apoteósico, hasta llegar a unos últimos minutos donde se dan algunos de los mejores momentos del cine japonés reciente.

P.D: Irónicamente, la película más redonda de Takeshi Kitano, "El verano de Kikujiro", también es de este año.
Caith_Sith
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16 de agosto de 2011
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me tiene totalmente entregado este director, despues de haber visto Audition, Gozu, Ichi the Killer y alguna mas de Miike no esperaba una película como The bird people in China.
Miike consigue crear una atmósfera de cuento, con maravillosos paisajes, un pueblo de fantasía, y una pareja formada por un tímido empresario y un yakuza que nos hará sonreir en mas de una ocasión.
Una de mis película preferidas de este gran director que no debeis pasar por alto.
Mr Shhh
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30 de marzo de 2021
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más allá de la provincia de Guangxi, estrechándose con las regiones del Tíbet y Vietnam y atravesándolo el feroz río Nu Jiang, se encuentra la lejana provincia de Yunnan.
Un mito prevalece allí entre la calidez de sus vastos parajes y altísimas montañas, sobreviviendo a través de las décadas...

Y el encargado de transmitírnoslo es un inopinado Takashi Miike, quien entró en 1.998 con la intención de dar un salto cualitativo en su aún temprana pero bien aprovechada carrera. En ese momento cuenta en su haber con más de veinte films, la mayoría directamente comercializados en el mercado del vídeo y casi todos con la temática yakuza y el humor como seña de identidad; aún no ha hecho "Blues Harp" ni su rompedora "Audition", con la que obtendrá un rotundo éxito internacional. Antes de eso se prepara para madurar su cine sin títulos intermediarios gracias a la adaptación que realiza su colaborador Masa Nakamura de la críptica y espiritual novela de Makoto Shiina "Chugoku no Chojin".
Para plasmarla fielmente el director ha de filmar fuera de su país, lo que ya ha hecho en anteriores ocasiones, pero nunca con la dedicación y pasión que le pone esta vez; ahora él y su equipo cruzan China hasta las remotas tierras de Yunnan, donde se sitúa la acción del libro (huelga decir que se trató de un rodaje muy accidentado y costoso). Que no nos engañe el prólogo con su frenético y mareante montaje; eso es típico de Miike. Amparada bajo la narración del joven ejecutivo Wada, la historia se divide en tres partes muy diferentes y empieza en Japón, con éste siendo obligado a viajar a un pueblo de China en sustitución de un compañero para reconocer la valiosa explotación de jade del lugar.

A este individuo apocado, un tanto cobarde y realmente muy poco interesante se suma la compañía de Ujie, que se inscribe en la lista de los personajes clásicos del director: el iracundo y mentalmente inestable yakuza de la vieja escuela cuyo único método de proceder que conoce es la violencia. Este dúo, a simple vista grotescamente cómico, se embarca en un viaje, arduo, complicado y peligroso, y sin ellos saberlo también será un viaje de aprendizaje, de descubrimiento vital, que ocupa el segundo tramo, donde aún hay destellos de humor negro y violencia de la más agobiante y farragosa.
El guía Shen les acompaña e instruye sobre la tierra que pisan y en la cual se adentran. El punto de inflexión lo marca el entorno y la naturaleza; la lluvia, el viento, el río, la fauna y los lugareños, todos estos elementos fuerzan a los protagonistas, como bien se esfuerza en predicar Miike, a desprenderse de las pertenencias materiales que les concedió el mundo civilizado y a aceptar los nuevos tesoros que les ofrece el natural, remoto y olvidado 3.er Mundo, mientras la agresiva distancia que en un principio les separaba se empieza a deshacer gracias a su inmersión en la extraña cultura y maneras de la gente de Yunnan, tan amable y alejada del mundo real.

(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)

Así que no hay bonitos romances (aunque se sugieran), ni tragedias (aunque se de pie a ellas). "The Bird People in China" es una reflexión a un tiempo mundana y trascendental, divertida y amarga, sobre la vida y la muerte, el espíritu de la tradición y de la tierra, la cual se propone atraparnos en su atmósfera cálida y cuasionírica, bien perfilada por el operador Hideo Yamamoto y Keiko Mitsumatsu en sus vaporosas y terrosas aristas que a la vez ahogan y envuelven con extrema delicadeza.
Un genial Makoto Iwamatsu que hace de guía para cruzar la delgada línea que separa lo real del mundo de lo invisible y espiritual, secunda a un Masahiro Motoki un tanto insípido y a ese simplemente soberbio Renji Ishibashi en el más versátil y complejo papel de toda su carrera. Como él, la historia es capaz de transmitir un amplio abanico de emociones; inclasificable desde el primer minuto, de una ejecución técnica brillante y con una resolución final tan lógica como conmovedora.

Miike se revela como un maestro de las emociones y su obra, aunque no conocida para el gran público, sí acabó siendo muy aplaudida en festivales internacionales. El resto lo provoca el cine, eso que algunos llaman comúnmente magia.
El sentirse cautivado por una fuerza más allá de la comprensión y las enseñanzas de nuestra avanzada pero decadente civilización. Como la leyenda de los hombres-pájaro, esa fuerza que a veces te inspira a volar...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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