El precio de un hombre

"El precio de un hombre/The Bounty Killer", coproducción hispano-italiana, supone el salto al estrellato del actor de origen cubano Tomás Milian y el primero de una serie de personajes extrovertidos y sobreactuados: Milian, como Lee Van Cleef, pronto se encasilló en el "western". Si aquí el personaje de Milian, un asesino psicópata, parece inspirado en los personajes de Gian Maria Volontè de las primeras películas del Oeste de Sergio Leone, el papel de Richard Wyler parece a su vez derivado de los roles de Clint Eastwood en los mismos títulos citados. La música, desde luego, acusa la influencia de las composiciones de Ennio Morricone hechas para el cine de Leone.

Hay un interés en profundizar en la psicología de los personajes, y en hacer de éstos seres con varias aristas, es decir, moralmente ambiguos, lo que consiguen Milian, Wyler y Ella Karin, ésta última también llamada Ilya Karin, y en realidad llamada Halina Zalewska, según IMDb. Las buenas interpretaciones, el interés del reparto -lleno de tipos duros y malencarados, como por ejemplo Antonio Iranzo-, y también un refinamiento en la realización y la puesta en escena superiores a la media en cuanto al "western" español de ese momento -con planos realmente muy cuidados en cuanto a fotografía y composición- hacen de esta obra un evidente intento de conseguir una película de calidad dentro de las limitaciones del cine de género.

La trama, basada en una novela, supone una nueva vuelta de tuerca a un tema recurrente en el cine estadounidense de los años 50: una pequeña comunidad que, de repente, se ve amenazada y/o humillada por una amenaza exterior.

Uno de los más prestigiosos westerns europeos, acerca del enfrentamiento entre un cazador de recompensas (Richard Wyler debutando en el subgénero) y el fugitivo a quien persigue (Tomas Milian como bandido mexicano) hasta un poblacho donde transcurrirá casi la totalidad de la acción.

Eugenio Martín adapta con eficacia la novela ‘The Bounty Killer’, apoyado técnicamente en el trabajo de fotografía y en la banda sonora. Su mayor acierto argumental consiste en hacer que héroe y villano parezcan a priori todo lo contrario, amén de conceder al personaje femenino mayor protagonismo de lo usual en este tipo de productos. En el reparto destacan las presencias de Hugo Blanco, Lola Gaos y Manuel Zarzo.



- “¿Cuánto quiere por ayudarnos?”
- “¿Cuánto valen ustedes?”

Mucho polvo, y no del rico, sino del desierto de Almería, o dondequiera que se rodara este western inspirado, cómo no, en Leone, y dirigido con buen pulso por Eugenio Martín, aunque nos sepamos la historia de memoria. Claro está, su interés histórico, por así decirlo, es que se trata de la primera composición de Milian como pistolero psicótico, que después iría elaborando bajo la dirección de Corbucci y Sollima, hasta caer en la astracanada y la autoparodia. Un divertimento decente.

Muy digno ejemplo de buen cine de género, a menudo tan menospreciado. Eran películas pensadas para aquellas salas de sesión continua, hechas para entretener, como otras que luego han sido reconocidas como obras maestras, y había una medianía, pero muchas eran hechas con verdadera garra, con un buen trabajo de guión, escenarios y actores. Aquí, ya desde la primera secuencia, te das cuenta de que eso no está hecho así como así, que hay una buena planificación y unos escenarios y actores convincentes. Y así sigue toda la película, con los magníficos exteriores, supongo que de Almería, y demás, como digo, convincentes escenarios. Se evitan las escenas de tebeo: aquí se les acaban las balas y tienen que recargar, y cosas así. Y hasta el último secundario está convincente, y ni siquiera salían en los títulos: por ejemplo, sale Antonio Iranzo y ni siquiera está acreditado.

Eugenio Martín cultivó dignamente este género, así como el de terror, y habría que plantearse ese nombre algo despectivo de "subgéneros" con que se etiquetaron. También hizo trabajos alimenticios que tenían que ver con las modas supercomerciales del momento, y una película que a mí me parece espléndida: Una vela para el diablo. Cuando se habla de directores españoles de prestigio, es difícil que se le cite y, sin embargo, creo que varias de sus películas, así como de otros que hicieron "subgéneros", son encantadoras siempre de revisar o de descubrir.

Es esta película una interesante película del oeste.
Usando una pistola que le dio su amada, el bandido Tomas Milian escapa de el duro cazarrecompensas Richard Wyler en lo que queda de su ciudad natal casi desierta, donde la gente está de su lado.
Tomas Milian, que aqui rehabilitó su carrera, ¡ofrece una de sus mejores actuaciones interpretando al villano de manera genial y loca!, sin embargo, desafortunadamente, Wyler (el bueno del film y cazarrecompensas que busca a Millian...), no es rival en el departamento de actuación y parece un poco rígido.
El director Eugenio Martin, un saludo por cierto a este gran director no debidamente reconocido que ya cuenta con 96 años, le da a The Bounty Killer, (titulo en el extranjero donde fue un éxito), una gran dirección con pulso del que sabe hacer cine, que culmina con un acto final que presenta muchas escenas de lucha y tiroteos.
El campo español está muy bien filmado y ofrece el magnífico escenario polvoriento que se espera en estas películas.
Finalmente, la partitura de Stelvio Cipriani, es memorable.
En general, es un trabajo bien hecho.