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Lux Æterna

Drama. Thriller Charlotte Gainsbourg acepta interpretar a una bruja lanzada a la hoguera en la primera película dirigida por Beatrice Dalle. Pero la anárquica organización, los problemas técnicos y los brotes psicóticos sumergen gradualmente el rodaje en un caos de pura luz... Lux Æterna es un ensayo sobre el cine, sobre el amor por el cine y la histeria en un set de rodaje. (FILMAFFINITY)
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Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
20 de octubre de 2020
28 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nueva obra de Gaspar Noé desdibuja el límite entre la publicidad y el cine. El debate acerca de la esencia de este mediometraje queda abierto, ya que ante Lux aeterna no sabemos en qué punto termina la venta del producto y a partir de dónde comienza la película. Aunque sí es cierto que se trata de un encargo de la firma Saint Laurent, tacharlo de anuncio de cincuenta minutos sería reduccionista, pues el supuesto producto a vender, tres vestidos, en ningún momento ocupan el centro de la imagen ni de la narración.

Es el set de rodaje el verdadero protagonista de esta pesadilla macarra donde los conflictos preceden al caos. Béatrice Dalle y Charlotte Gainsbourg, haciendo de sí mismas colaboran en un proyecto acerca de la quema de brujas. A pantalla partida, mientras las dos estrellas cuentan sus experiencias en los rodajes, la leña crepita bajo un fuego incipiente que anuncia la gran hoguera que se avecina. Los rencores y conflictos florecen hasta convertir el plató en un lugar insoportable, una prisión claustrofóbica como ya era la de Clímax, su anterior y hasta la fecha más redonda película.

El film podrían ser dos planos secuencia en split-screen si no fuera por las pequeñas pausas que nos permiten, por primera vez en la filmografía de Noé, respirar, o más bien recuperar el aliento. Rótulos que de nuevo muestran las grandes influencias del director: Dies Irae de Dreyer, donde la actriz que interpretaba la bruja había sido torturada por el desalmado cineasta para lograr unas reacciones más convincentes; Godard, el viejo gruñón obstinado por antonomasia y Fassbinder, donde ya mostró que los rodajes son tan insufribles como necesarios y donde los implicados pasan del amor al odio en segundos en su socarrona Atención a esa prostituta tan querida, donde la prostituta, por supuesto, era el cine. Una triple entente que muestra un Gaspar Noé transparente, que reconoce su fama pero que al mismo tiempo se burla de su reputación, que se recochina en el sufrimiento que él mismo provoca pero que a la vez muestra con la máxima ternura su amor por el cine.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
harryhausenn
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3 de octubre de 2019
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más o menos nos podemos llegar a imaginar el caos que puede organizarse en un rodaje momentos antes de que suene la estereotipada y demodé: “motor, cámara, acción”. Si no lo llegáis a suponer, Lux AEterna puede ayudaros a conseguirlo. De hecho si os dejáis llevar parecerá que estéis dentro del plató, apoderándose de vosotros ese pánico escénico que tan magistralmente retrata Gaspar Noé en otra vuelta de tuerca de un tipo de cine bastante especial y que, nos atreveríamos a decir, no del gusto de todos los públicos.

Tras esta introducción decir que esta película es algo así como una oda al cine, pero no de aquellas en las que a través de unas bellas y pastoriles imágenes se nos intenta mostrar ese lado más bucólico, al contrario, la aparición constante de personajes que entran y salen, un juego de luces no apto para epilépticos, historias paralelas que pasan a toda velocidad y una aparentemente burda puesta en escena para el rodaje de un film de brujas, la hacen mucho más cercana a la realidad.

Un equipo de rodaje está trabajando en una cinta sobre brujas. Lux AEterna se convierte en una muestra, no exenta de amor, de los entresijos de aquello que no se ve pero que acaba siendo, como por arte de magia, una obra cinematográfica.

Otro trabajo impactante del director francés de origen argentino. En él desarrolla alguno de sus tics habituales, esa excusa para llegar a un final apoteósico en el cual parece que subamos a lo más alto abandonando en ese momento al espectador que no sabe cuándo ha de levantarse de la butaca para ir a agenciarse un gintonic cargadito.

Llegados a este punto creo que os asaltan algunas preguntas. Una de ellas podría ser ¿Qué se nos quiere contar con todo esto? No creo que la respuesta sea muy categórica pero puestos a pensar nos asalta otra ¿Cómo habrá sido el rodaje real de este rodaje imaginario?, cuesta imaginárselo puesto que si es tan caótico como el que se nos muestra estamos ante un caos al cuadrado, o al cubo si incluimos la supuesta película de brujas que se está elaborando. En fin, para volverse loco, cosa por otra parte bastante divertida.

Nada sería lo mismo en Lux AEterna sin una fotografía que, sin miramientos, contribuye sobremanera a la sensación de anarquía obra de Benoît Debie. Sin bromear sería conveniente avisar a las personas que tengan algún problemilla con las luces psicodélicas.

Vamos con las interpretaciones. La pareja protagonista, a pesar de ser una obra muy coral, la forman Charlotte Gainsbourg (Anticristo, Melancolía) que se interpreta a ella misma, y Béatrice Dalle (Al Interior. El Tiempo del Lobo) que hace otro tanto. En papeles menos importantes tenemos a Abbey Lee (The Neon Demon, Elizabeth Harvest), Karl Glusman (Love, The Neon Demon) y Félix Maritaud (Sauvage, 120 Pulsaciones por Minuto). Como veis un gran elenco al servicio de una mente perversa.

Una curiosidad que si tenéis la oportunidad tendríais que ver. A pesar de que os quedaréis todos locos, disfrutaréis de una obra muy original que llega a lo más profundo de las entrañas del cine.

https://www.terrorweekend.com/2019/09/lux-aeterna-review.html
TerrorWeekend
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15 de febrero de 2021
15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de encandilar al jurado del Festival de Cine de Sitges con “Climax”, me despierta cierta curiosidad la nueva genialidad o tomadura de pelo del provocador realizador Gaspar Noé. Si en “Climax” nos sumerge en una crisis psicodélica colectiva de unos jóvenes bailarines intoxicados por LSD mezclada en sangría, ¿porque no ahora adentrarse en la tensión de una producción cinematográfica desastrosa de una quema de brujas posmoderna ametrallada por luces fluorescentes?

Con un rodaje de tan solo una semana y escenario de interior, Noé repta cámara al hombro por su plató de laberinto siguiendo a los múltiples personajes, cada uno con su tema y a ver quién chilla más alto. En su mayor parte divide el film en dos viñetas, cada una con acciones diferentes y ambientada con luces artificiales que cambian según el espacio y los acontecimientos, repletos de múltiples y agobiantes diálogos imposibles de seguir.

Si con su falta de sutileza y con más de media hora de puro estrés visual no tenemos suficiente, todo culmina con su quema de brujas donde seremos ametrallados por una ráfaga de flashes coloridos y un sonido agudo y chirriante que hará ladrar al perro del vecino. Si no apartas la mirada, antes que se quemen las brujas, se te queman las retinas o te desmayas y te sumerges en una profunda crisis epiléptica donde con suerte no te muerdes la lengua.

Si en “Irréversible” solo le faltaron 9 minutos para dejar su nombre con la escena de violación más insoportable y asquerosamente gráfica jamás filmada en el cine, (y único motivo por el cual se recuerda dicha película) en “Lux Æterna” le bastan solo 51 minutos para contar su última chifladura o experiencia sensorial y, pesar de que consigue lo que se propone, agradecemos que no dure ni un minuto más. Así que dependiendo del grado de masoquismo, el espectador decide, ¿genialidad?, ¿tomadura de pelo? o ¿genial tomadura de pelo?
Víctor Baylach
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25 de enero de 2021
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si algo tenía de morbo el cine de este tío era su capacidad para contar historias asquerosas, sórdidas o desagradables de una manera inquietante e inmoderada, sin importarle lo más mínimo nada más que él mismo en el momento de rodarlas... coño pero había historia, había oficio y había cine.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vences
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26 de enero de 2021
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gaspar Noé como es natural siempre tan provocador y agotador, no podía ser menos en este último film que ha realizado sobre los problemas que surgen en un rodaje de una película.

Durante los 51 minutos que dura nos ofrece un falso documental sobre el rodaje de una película de brujas, las dos actrices Beatrice Dalle y Charlotte Gainsbourg (interpretándose a sí mismas) conversan en el plato sobre cine mientras esperan el momento de rodar, lidian con periodistas entrometidos y llamadas telefónicas personales. Pero los problemas en el rodaje se suceden...

La locura final de su anterior película "Climax" intenta repetirse  en este film mucho más irregular, que da el aspecto de carecer de un guion sólido y limitarse a la improvisación. 

La manera que tiene este hombre de rodar sus films consigue desorientarte y aveces irritarte como sucede en el aparatoso final sobrecargado de efectos estroboscópicos que podría causar a algún espectador un ataque epiléptico. Una narrativa caótica con la que consigues odiarlo o quererlo a partes iguales.
Destino Arrakis.com
videorecord
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