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Misión de audaces

Bélico. Western. Aventuras Un severo coronel de La Unión (Wayne) está al frente de un regimiento que debe infiltrarse en pleno territorio confederado para cumplir una difícil misión. En esta aventura lo acompaña un médico de buenos sentimientos (Holden). Para evitar que revele sus planes al enemigo, se ven obligados a llevarse como rehén a una joven rebelde sureña (Constance Towers) que conoce la misión. (FILMAFFINITY)
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Críticas 51
Críticas ordenadas por utilidad
23 de marzo de 2008
82 de 93 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dedicada a Piter Pan, buen amigo y mejor persona

Rodada por John Ford en el periodo que va de “Centauros del desierto” a “El hombre que mató a Liberty Valance”, dos de sus más reputadas obras maestras, “Misión de audaces”, ha sido injustamente tratada por la crítica y aún hoy permanece desconocida para el gran público.

Abril de 1863; el coronel Marlowe recibe la orden de adentrarse 300 millas en territorio confederado, al mando de tres regimientos, con la misión de destruir el nudo ferroviario de la estación Newton, de vital importancia para el ejército sudista. Las tensas relaciones entre el coronel Marlowe y el mayor Kendall, médico del regimiento, y la presencia de una bella dama del sur, retenida como rehén, pondrán en peligro el éxito de tan arriesgada y suicida misión.

Con el trasfondo de la Guerra de Secesión; basada en un hecho real, “Mision de audaces” es el retorno de Ford a la temática de la caballería ya tratada en su famosa trilogía, malinterpretada por los que vieron en ella una clara exaltación militarista. Aquí Ford se muestra contundente como nunca y articula un discurso inequívocamente antibelicista, demoledor alegato contra la guerra, donde los héroes han dejado paso a los antihéroes, donde la épica desaparece en medio del dolor, la desolación y la muerte, y donde el canto al honor, la integridad y la ética no contradice el mensaje último de un film complejo, en el que Ford no juzga, solo muestra, guardando una exquisita neutralidad respecto a los contendientes de esta cruel guerra fraticida.

Con una magistral dirección; un sólido guión muy fordiano, con esos pequeños toques de humor, tan propios del maestro, y una estilizada puesta en escena, “Misión de audaces” es un film deslumbrante, profundo sin dejar de ser entretenido, alternando espectaculares secuencias de acción -maravillosamente filmadas-, con secuencias intimistas de gran calado emocional.

En la historia de esos tres seres humanos, personajes esculpidos por Ford con mano maestra, atrapados en la barbarie de la guerra, el continúo enfrentamiento entre el taciturno coronel Marlowe -soberbio John Wayne-, ingeniero ferroviario obligado a destruir aquello que construye en la vida civil, marcado por el pasado, en el que prima el sentido del deber, y el escéptico mayor Kendall -excelente William Holden- el medico de principios profundamente humanistas, se verá alterado por los acontecimientos y por la irrupción en sus vidas de Hannah, la orgullosa rehén sureña, -una Constance Towers muy bien dirigida-, que verá cuestionado su mundo después de un duro viaje iniciático, donde tomará consciencia de su frágil vulnerabilidad. Al final todos ellos habrán cambiado, porque ya nada nunca podría ser igual.

Obra maestra imperecedera de inaplazable reivindicación.


Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona, 23 de marzo de 2008
Harry Lime
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12 de junio de 2008
49 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Misión de audaces” es el último western clásico del maestro John Ford, todos los posteriores serían crepusculares, judiciales, homenajes o testamentarios. Y eso que en esta también Ford recoge su trilogía de la caballería y la sintetiza en esta pequeña maravilla.

Como sabemos westerns hay muchos, sin embargo que traten con acierto la Guerra de Secesión Americana, ya no tenemos tantos ni de cantidad ni sobre todo de calidad, por eso esta es sin un lugar a dudas una de las tres mejores.

Se trata de un cine con una acción que ya quisieran las películas actuales, y es uno de los mejores papeles de todo el cine de Wayne, que incluso se come al mismísimo William Holden. Decir entretenida es poco, ya que compagina la profundidad de la crítica a una guerra cruel entre hermanos con una vitalidad para que el espectador disfrute como un enano viendo esta película.

Su análisis de lo que es el ejército, el compañerismo, el respeto pero también el sufrimiento de esa tan dura y denostada profesión lo veremos mejor que nunca aquí. Otro atractivo son sus localizaciones, no tenemos al Monumento Valley, pero si a esa Louisiana húmeda y verde que tanto nos gusta.

Sin lugar a dudas una de las mejores recopilaciones de canciones de la guerra americana, no lo olviden su banda sonora magnífica.

Si alguien tiene alguna duda de que John Ford ha sido el mejor director rodando caballos a la carrera de toda la historia del cine que vea “Misión de audaces”, cambiará de opinión o deberá ir a un psicólogo.

Nota: 8,4.
vircenguetorix
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19 de febrero de 2009
24 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada vez estoy más convencido de que una parte importante del sabor que queda tras ver una película depende de las expectativas creadas sobre la misma. Bien es cierto que no voy a descubrir a Ford a estas alturas, por lo que, evidentemente, me esperaba algo. Sin embargo, he recibido mucho más de lo que esperaba.

No le hace falta un guión enrevesado para cerrar una película redonda. Y quisiera hacer mención al uso de breves situaciones humorísticas, de las que puede tirar quien va sobrado siempre, alguien a quien hacer cine de este nivel le sale sólo.

La película es una trama muy sencilla al servicio del lucimiento de dos grandes actores. Y entiéndase lucimiento en el mejor sentido de la palabra: Tanto Wayne como Holden bordan dos papeles como pocos saben hacerlo, si bien el primero apela más a su carisma y saber estar que a sus capacidades interpretativas (no cambia el gesto en toda la película, pero sus personajes tienen magnetismo inimitable), Holden derrocha esta última. La sonrisa de tunante que muestra éste a veces te hace sonreir delante de la pantalla. Además, cada uno tiene el personaje perfecto, Wayne tira de autoridad y Holden de pícaro, de subordinado que ha usar la ironía para enfrentarse a alguien de superior rango. De este modo, la película gira en torno a una batalla dialéctica y de principios entre ambos.

A base de diálogos de alta calidad, lejos de tratarse de una película belicista, es un alegato por el sinsentido de la guerra, de la crudeza del enfrentamiento entre hermanos (como nos muestra con el encuentro con el viejo conocido del mayor Kendall), incluso con ciertos guiños críticos a la esclavitud negra defendida por los sudistas. A pesar de ser un western de caballería, me recuerda más a la época de Ford de "Las uvas de la ira"

Conclusión: Si es de Mr. Ford, hay que verla... disfrutarla es una consecuencia de ésto último, no fruto de una disposición previa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alonso Díaz
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16 de diciembre de 2005
30 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casi nunca se cita entre las grandes películas de John Ford. Pues bien, para mí no hay duda de que lo merece.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Darth_Fonsu
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11 de noviembre de 2008
17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magistral película del maestro Ford, que poca veces es citada entre sus grandes obras (para mí, sin lugar a dudas, lo está) en la que vuelve al mundo de la caballería casi diez años después de haber cerrado su célebre y mítica trilogía.

La diferencia reside en que aquí no narra las luchas con los indios, sino que recoge un episodio de la Guerra de Secesión: la incursión en territorio enemigo de tres regimientos de la caballería de la Unión para acabar con el nudo ferroviario de la localidad de Newton.

Auténtica "road movie" dentro del género del western (si esto es posible), y salpicada en todo momento por el típico humor fordiano, el film se desarrolla principalmente en dos planos:

- El de las relaciones entre personajes aparentemente antagónicos. Especialmente, el duelo existente entre el duro coronel Marlowe (John Wayne) y el mayor Kendall (William Holden), médico que acompaña a la tropa; ambos odian todo lo que representa el otro. Pero también entre el propio Marlowe (representativo de la Unión) y Hanna (furibunda defensora del Sur).

- El de las escenas de acción, donde también Ford muestra toda su maestría. Inolvidables la carga en la estación de Newton (con el seguimiento que se hace de la bandera confederada), la que llevan a cabo los cadetes de la Academia de Jefferson y la que encabeza Wayne tres minutos depués de habérsele quitado una bala en la pierna.

Para ello, el director se basa nuevamente en unos buenos actores secundarios (aunque aquí no sean muy comunes en su filmografía) y, sobre todo, en dos memorables interpretaciones de Wayne y Holden.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ok Rick
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