Las oscuras primaveras

Una pareja en crisis y una madre en conflictos con su hijo infante, son los conflictos que se nos presentan con bastante realismo en este drama sobre lo complejo que es tanto llevar una relación de pareja, como criar a un hijo siendo divorciada.
Lo mejor de la historia es que retrata las situaciones sin agregarle sordideces innecesarias, siendo que el tema se prestaba.
Acá de forma intensa pero simple sin recurrir como dije a ninguna truculencia, ni siquiera al final, que se puede decir que se da un hecho traumático, está planteado con mucha naturalidad.
Muy buenas interpretaciones de los 3 protagonistas, logran reflejar esa infelicidad latente, esa necesidad de que las cosas cambien.

Tercera película de Ernesto Contreras, después de la muy bien recibida ‘Párpados azules’ y del muy sólido documental sobre la banda Café Tacvba ‘Seguir siendo’, dirigido en dupla con Juan Manuel Craviotto.

Con un tono mucho más oscuro a su ópera prima, cuenta la historia de Igor y Pina (José María Yazpik e Irene Azuela), él está casado con Flora (Cecilia Suárez), con quien las cosas parecen venir cada vez a peor y además no han podido tener hijos; ella, una mujer divorciada madre de un chico de unos 6 años contra quien descarga todas sus frustraciones.

Ellos tienen un encuentro fortuito en las instalaciones del lugar donde trabajan, la pasión quedará instalada y buscarán satisfacer sus instintos a pesar de los compromisos respectivos que lo complican, y los dilemas a los que habrán de enfrentarse.

La llegada de la estación donde todo florece se vuelve en contra para Igor y Pina, en un relato donde la sutileza es la marca predominante, donde en peculiares planos nos cuenta el hastío y hartazgo en que ha devenido la relación de Igor con Flora, donde esa fotocopiadora se convertirá en el símbolo de la repetición vana en la que han caído (y que se verá también como recursos narrativo), mientras Pina se hunde en la insatisfacción de su malograda vida como madre sola, convirtiendo a su hijo en depositario de su violencia contenida, lo que afectará al pequeño cada vez más.

Sombría y oscura como lo indica su nombre, ‘Las oscuras primaveras’ sabe esquivar el tremendismo al que por momentos pareciera acercarse, con personajes bien delineados y mejor interpretados (gran trabajo de Yazpik, Suárez y Azuela, así como del pequeño Hayden Meyenberg), donde si acaso las mujeres sean demasiado desdichadas y algunos excesos que son bien resueltos.

Una película que muestra a un joven realizador mexicano alcanzando plena madurez, que vislumbra un panorama alentador para el cine nacional en este aun joven 2015.

Aquí tenemos una película sobre el principal problema de la sociedad actual: la soledad. Puedes estar rodeado de gente, tener pareja, tener hijos, y sin embargo sentirte terriblemente solo. Y no sólo eso, si no sentir que esas personas que te rodean son, en realidad, un lastre, una molestia.

La peli evoluciona muy lentamente. Tanto, que parece que no pasa nada. Solamente al final queda patente el mensaje que el director quiere transmitir. Me temo que para muchos, ese mensaje pasará desapercibido.

Martes 3 de febrero, 7:30 pm, Cinemex Cuauhtémoc. Poderoso filme mexicano que re-cimienta el argumento de la infidelidad de manera original, fortalecido por todos los flancos, desde el narrativo hasta el visual, sin pasar por alto las interpretaciones y mejor aun el minucioso trabajo de símbolos presentados a lo largo de todo el metraje.

"Las oscuras primaveras" se enmarcan por un contexto costumbrista, opresivo y apático, que enreda a sus personajes en una madeja de insatisfacción, donde la novedad llega en primavera y representa para unos la posibilidad de darse un respiro —aun cuando los daños colaterales a terceros no se puedan evitar—, y en el fondo la posible y extraña relación que entablan Igor y Pina en horario laboral, resulte del todo prohibida y a su vez obscura.

Carlos Contreras construye personajes magníficamente, su planteamiento se enriquece de trivialidades del diario acontecer, mismas que desatan el aburrimiento y los conduzcan a finales inesperados. Así podemos ver a través de la imagen que proyecta cada uno, sus enojos, intranquilidades y deseos, por momentos solamente con la expresión corporal nos indican que la rutina ha matado el matrimonio de Flora y a su vez el impacto que el affaire de Igor en el sótano en la oficina tiene sobre él, abriendo nuevas expectativas de plenitud sexual que con su mujer no logra.

Como un triángulo amoroso en categoría de isósceles, donde dos partes se encuentran más unidas que la tercera, aun cuando físicamente y en la mayor parte de la película se vean totalmente separadas, Contreras desarrolla su película cómo si de dos se tratara. Por un lado la pugna entre madres e hijos es latente, lo pesado de las relaciones filiales a temprana edad, junto con sus estira y afloja reiterado por la falta de nuevas emociones y experiencias por parte de la figura de autoridad en el hogar. Por el otro un matrimonio dado al traste dada la falta de hijos o bien de ponerle énfasis y evitar al máximo que la rutina desfase por completo el amor e integración de la pareja.

Magnificamente fotografiada, tiene muchos encuadres valiosos con Pina; en exteriores e interiores, desnuda o devastada, fumando o en flirteo; las imágenes son de gran fortuna que a pesar de estar enmarcadas por la trivialidad, jamás se percibe lo poco amable de la ambientación en la cual se dan acción a los hechos.

"Las oscuras primaveras" valiosa de entre la gran oferta del cine de autor en México; lo consigue de principio a fin y mejor aun con símbolos, símbolos y más símbolos.

9 Muy buena.

Arranca con un desborde de pasión, no se sabe nada de los personajes más que ese intenso deseo que sienten. Posteriormente sabremos la situación de cada uno y la imposibilidad moral de la que son sujetos.
Ella Pina, es madre soltera, su hijo es un pequeño monstruo que no la deja relacionarse con otro hombre e idolatra a su padre. Y él Igor, es casado, su esposa es una mujer la cual ya no le representa interés aunque no es necesariamente mala.
Entre estos dos personajes tan cercanos a ellos se convierten en antagonistas de un idilio sin consumar. ¿Y qué hace más grande el deseo que la abstención y lejanía del objeto de deseo? Que no sólo son victimarios, sino víctimas silenciosas, ambas sin saberlo, y ya cuando se enteran es demasiado tarde.
El dejar al hijo, el dejar a la esposa, la duda, la culpa, el deseo, la falta de libertad, el estar sin estar, el pensar sólo en lo que no se tiene. Todo eso hacen el invierno más frío y alargan la llegada de lo que parece ser una oscura primavera.
He acá dos elementos para destacar del filme, el primero como su propio título lo indica es la oscuridad. Con una fotografía penumbrosa, con un ambiente lúgubre de los lugares más cotidianos cuenta de un deseo oculto y de una vida insatisfecha. Es muy evidente como las sombras duras están presentes en todo momento. Éstas también hablan en susurros el esconder y el esconderse.
Por otra parte para reforzar esa idea que se menciona de la frialdad del invierno, efectivamente se siente, parece ser un invierno muy frío y gris. En todo momento los personajes están arropados y de colores insaturados. Precisamente tratando el estar debajo de capas, nuevamente escondiendo. Y el color de su ropa es el color de su corazón, el color apagado de sus vidas, en donde más que vivir sobreviven.
Tal vez por eso Emmanuel del Real, mejor conocido como Meme de Café Tacvba, hace el vídeo musical del tema de la película en escala blanco y negro. Y acá se encuentra otro gran acierto de la tercer película del director mexicano Ernesto Contreras. La musicalización. Si se observan los créditos, son muy pocas las pistas que acompañan e incluso llevan muchas de las secuencias. De hecho el tema “No puedo parar” aparece en repetidas ocasiones dando ese ambiente de estancamiento por la suciedad (intencional) de su sonido. Pero, también es un acierto musical también en lo comercial, porque le ha dado una importante proyección a la película que de entrada tiene 10 nominaciones al los premios Ariel, incluidos mejor película y director. Y eso es importante, que una canción no sirva sólo para vender entradas, y sólo aparezca mientras corran los créditos, sino que forme parte de la narrativa.
Un elemento más maravilloso del film es una fotocopiadora, un artículo que podría parecer tan mundano, pero en el contexto en el que está se convierte en un monstruo, uno metafórico. Es tan extraño verlo entre la sala y el comedor, y tan aterrador por lo ilegible que llega a ser, incluso Contreras le dedica un acercamiento que lo convierte en algo apabullante. Definitivamente el mejor papel de una fotocopiadora en una película.
Sin embargo, no todo son aciertos hay algunos detalles de actuación donde tanto Cecilia Suárez como Irene Azuela suben súbitamente de tono. Entendiendo la desesperación por la que están pasando, pero no hay una progresión in crescendo en esas escenas sino una explosión de la nada. Sin vienen acumulando tensión de secuencias anteriores, pero estas explosiones en específico brincan. Tal vez sea por el montaje y no por la actuación, pero sería difícil saberlo.
Por otra parte justamente por partes el montaje prese no corresponder al ritmo general y es justo cuando trata de detener la realidad un instante para observar algo ya sea por medio de la repetición o por la cámara lenta. Que sin duda aportan esa fijación en algo en particular, no obstante parece abusar en los momentos que los usa (que realmente son dos).
Ahora bien Las oscuras primaveras solo verán el sol cuando el deseo pueda ser consumado.