Duelo de reyes

¡Caramba con la tal Semiramis! ¡Menudo pendón! A ciencia cierta, nadie sabe si existió la tal reina asiria, constructora de Babilonia, pero eso a Primo Zeglio y a su pléyade de guionistas les importa un rábano.Tantas manos implicadas se hicieron un lío, y la película discurre con fláccido aburrimiento, lo cual en un peplum es imperdonable. Esta señora jugaba a varias bandas, y no vacilaba en entregar sus artículos más preciados si con eso lograba sumar un reino más. Aquí se inventan que quedó prendada, que no preñada, de un apuesto esclavo que, por supuesto, también era rey de su pueblo. Entre intrigas, traiciones, alguna que otra batallita mal coreografiada y diálogos de llorar, discurre esta cinta que, si destaca por algo, es por la aparición de Yvonne Furneaux, señora de hipnóticos ojos verdes y suntuosos senos. Si Semiramis era algo parecido a Yvonne, no me extraña las que se armaban. Le da la réplica un gañán, que no galán, importado de Estados Unidos tras comprobarse que no había manera de convertir a aquel cacho carne en un actor. Kansas busca a un asesino (1960) fue su gran oportunidad, cuando encarnó al famoso gangster Pretty Boyd Floyd, pero ni por ésas. Su máximo momento de gloria fue cuando posó en bolas para un desplegable de Playgirl en 1974. Poca coña, que estaba a punto de cumplir los 50. En cuanto a la Furneaux, tras pasear sus curvas y valles por alguna película destacable (La dolce vita, Repulsión, La momia versión Terence Fisher), tuvo el mal gusto de casarse con un hombre adinerado y retirarse a vivir a Lausana, la muy desagradecida. Duelo de reyes no aporta nada, y encima adormece. Pensadlo dos veces.

"Un rey no puede ser agradecido, sólo generoso".

Apañada producción italiana inserta, en mi opinión, en el siempre simpático género del péplum, que podría haber sido también "histórico" pero que dado que la figura de Semiramide no está completamente comprobada pues entra más en la Leyenda, hoy por hoy y hasta que no se demuestre su verdadera existencia.
La película es lo de muchas veces en este tipo de productos, una serie de intrigas palaciegas, pero narrada de forma distraída, sin que el aburrimiento alcance al espectador. Se puede ver perfectamente, gracias entre otros elementos a la parte técnica como la preciosa fotografía a toda pantalla a cargo de Álvaro Mancori y/o la dirección artística.
El argumento no es muy allá pero Zeglio, cineasta avezado, sabe sacar provecho de sus escasos mimbres para logra que no se bostece e inlcuso ofrezca algún momento curioso como la forma de matar a adversarios apresados, metiéndoles en un hoyo donde sólo se le pueden ver sus cabezas y arrojándoles lanzas contra ellas. También tiene sentido del ritmo la trampa al Rey en el palacio.
Por lo demás, belleza de Yvonne Furneaux y muy apuesto el soso John Ericson.
Mediocre, pero se pasa el rato.

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Reconstrucción de la vida de la mítica reina Semiramis, regente del trono de Babilonia. Inicia un ambicioso plan para alcanzar el poder absoluto en el que no dudará en aplastar a todo el que se interponga en su camino. Tras acabar con su marido, inicia un romance con el jefe de una tribu enemiga esclavizada. Uno de los más interesantes títulos del Peplum, con veteranos actores del género como John Ericson.

Lo mejor es la actuación de Yvonne Forneuax (La momia) como Semiramis. Al final, un espectáculo con pretensiones colosalistas que toma como pretexto la leyenda de Semiramis y la fundación de Babilonia. Reduce lo mítico a la categoría de tebeo, en una operación infantiloide que no deja de tener su encanto. Su aparente factura no impide que se ponga constantemente en evidencia su condición de inconfundible cartón-piedra, pero era el cine de aquella época, y a mi ,de niño, me encandilaba. Un 6.