¡Armas al hombro!

Nunca me había puesto a hablar de este GENIO. Uno de los pocos que te hace reir a gusto, y sin decir ni una sola palabra. Un gurú de la comedia, al que sus propios compatriotas le obligaron al exilio por ideales no tan afines con lo que tocaba. Una paradoja.

Una vez más Charlot sale a escena con lo que todos ya sabemos: bombín, zapatos enormes, bigotito y una larga lista de acciones absurdas que provocan mil y una carcajadas. Una delicía da ver a Chaplin haciendo de Charlot, que parece que el personaje de ficción es Chaplin y no al revés, ya que en sus más de 40 películas haciendo de mendigo llega a alcanzar una perfección plena. Puras coreografías llenas de saltos, volteretas, caídas...

Cuando se filmó la película sobre la Primera Gran Guerra ya se sabían los horrores que ésta ocasionó. Chaplin supo hilar una buena historia sin que la crudeza lo invadiera todo. Se sabe que en las trincheras se vivía deleznablemente pero Chaplin las utiliza para sacar de ellas situaciones totalmente surrealistas y divertidísimas.

Nunca una comedia sobre la Primera Guerra Mundial había sido tan divertida, entretenida y de poca duración. El maestro Charles Chaplin nos muestra como, de una forma original, se puede realizar un mediometraje excelente.

Es muy divertido ver las aventuras de Charlot en las trincheras del frente del ejército estadounidense. Tanto su aprendizaje como los compañeros de trinchera o el rescate que tendrá que realizar son soló algunas de las acciones que le harán ganarse el respeto de las tropas americanas.

Brillante interpretación de Charles Chaplin que es digna de admiración. Con un reparto no muy abundante donde aparece su hijo (Syd Chaplin) y Edna Purviance entre otros.

Fue la segunda película que se rodó para el First National Pictures. Como curiosidad, añadir que este mediometraje mudo fue sonorizado en 1945 pero su proyección fue prohibida por el mismo Chaplin.

Sí, cien años ya desde que Chaplin hizo esta película, justo al final de la Primera Guerra Mundial. Cien años ya desde que terminó una de las contiendas más mortíferas de la historia. Chaplin no podía dejar pasar la oportunidad de criticar a través de su arte tanta destrucción y sinsentido, empleando los medios que tenía a su alcance por aquel entonces.
Con una irónica recreación de aquellas ratoneras que eran las trincheras francesas, unos cuantos uniformes de soldados y oficiales (y hasta uno de Káiser y todo) y tres o cuatro escenarios (entre ellos la hilarante casa en ruinas de la joven a la que interpreta Edna Purviance), Chaplin convirtió a su querido e icónico vagabundo en un soldado estadounidense que, sin tener ni la más mínima predisposición ni capacidad para la vida militar, se las arregla para que las cosas terminen saliéndole bien, con una mezcla de valor que a veces hasta los don nadies antihéroes sacan, y pura suerte. A fin de cuentas no olvidemos que nuestro entrañable y romántico vagabundo de tantas aventuras es un patoso afortunado dentro de su cotidianeidad de calamidades y penalidades, un optimista nato que nunca se deja achantar por contratiempos tan nimios como por ejemplo ser incapaz de aprender a desfilar y a sujetar el mosquete como el resto del pelotón o que se inunde de agua de lluvia el barracón en el que duerme con otros cuatro soldados.
En lo poco que dura este mediometraje hay muchas escenas cargadas de corrosivo antibelicismo dentro de ese tono de humor ligero y absurdo donde abundan las carreras, las caídas, los golpes y los equívocos, con un Charlot que, por una vez en su vida, aparece como aclamado héroe. Un rol extremadamente raro, pues en otras películas suele ser un pequeño héroe anónimo que pasa desapercibido entre las multitudes y al que nadie, excepto su chica de turno, recordará.
Por fortuna, un siglo después, los espectadores sí lo recordamos.
Que cien años no es nada.

Película más que notable, me hizo reír en muchos momentos, cosa que las "comedias" de hoy en día no lo consiguen ni de lejos. Que pena que solo durase 20/25 minutos cada film..

Como parte más graciosa, me quedo cuando Chaplin esta haciendo guardia, da el relevo y se va a dormir junto a sus compañeros pero como llovió estaba todo inundado (lo demás, vedlo), Chaplin tenia una visión excelente de lo que era cómico y lo que no.

Para mi Chaplin es universal, y muy gracioso. Me sigo riendo con sus películas hoy en día, aunque rara vez estoy partiéndome la caja constantemente. Chaplin siempre me ha echo más llorar que reír. Y por otro lado, muchas de las sonrisas que me ha provocado, son por el ojo crítico de nuestro vagabundo favorito.

En esta película no hay ninguna crítica demoledora a la que nos tiene acostumbrado. Es más, sorprende que un pacifista declarado como él (eso fue lo que escribió al comité de actividades anti-americanas cuando fue preguntado si era comunista, y por cuya respuesta se decidió largarlo de malas maneras del país de la libertad) haga un film triunfalista sobre una de las guerras más absurdas jamás ocurridas como fue la Gran Guerra o Primera Guerra Mundial.

Curiosamente en su Inglaterra natal nunca se le perdono el poco interés despertado por Chaplin "ante el sufrimiento del pueblo inglés" por las muertes en el campo de batalla, o que el propio Chaplin se escaqueara del servicio militar y de luchar en la guerra.

La película produce alguna sonrisa, pero no tiene esa mala leche, esa crítica visible o esa lágrima final que para mi, hace de Chaplin un tío único. Es tan sólo una película de pro-bélica de una matanza de hombres que lucharon por trozos de tierra y por viejos que jamás escucharon el silbido de una bala.

Aún así, contiene buenos momentos cómicos aunque el desenlace es pésimo con un recurso que siempre me ha parecido horrible.