Ensayo de orquesta

Una especie de falso documental sin llegar a la categoría de mockumentary de a penas 70 minutos de metraje, donde el maestro de la Romagna filosofea sobre la vida en sociedad aprovechando la asistencia a los ensayos de una orquesta de música clásica...

Es el propio Fellini quien pone la voz del presentador de tv que va entrevistando uno a uno a los diferentes miembros de la orquesta...

Un interesante ensayo político y filosófico sobre la sociedad a través de la metáfora de la orquesta de música, quien para tocar en armonía necesita la regia y altiva batuta de un director enérgico que sepa reconducir todos los intentos de anarquía de sus miembros...

Una orquesta que funciona como familia, como empresa y como gobierno político, poniéndose de manifiesto en este último sentido las diferentes situaciones políticas por las que transcurrió el bello país transalpino en su reciente etapa histórica...

Así, ya desde un principio, Umberto Zuanelli, el viejo copista italiano a punto de jubilarse al día siguiente de la prueba, nos dice una frase introductoria en todo este proceso ; "Hoy el público no es como antes"...

Indudablemente la sociedad evoluciona, y por muchos esfuerzos que realice el director, la sociedad va demandando progresivamente nuevos espacios de libertad que les libre del encorsetamiento y no les coarten la inspiración creativa, llegando incluso a pedir su sustitución por la de un metrónomo...clara alusión a la sustitución de un gobierno democrático con cierta estabilidad, por un gobierno más liberal y libertario que sin embargo y tal y como mostró más adelante llevaría indefectiblemente al caos y a la anarquía...

Este ensayo de orquesta es pues un interesante ensayo filosófico sobre la vida en sociedad, como familia, como empresa y como ciudadanos en general...

Arthur Miller escribió en un ensayo recopilado en su maravilloso libro de compilación de escritos "Al correr de los años", que la sociedad alemana sentía una profunda necesidad por una fuerte personalidad de liderazgo que les recondujera sus bárbaros y anárquicos instintos como forma de equilibrar su escala de valores...de alguna forma Fellini nos viene a decir lo mismo con esta obram, cuando finalmente y tras el intento fallido de sustituirle por un metrónomo, el direcotr de orquesta opta finalmente por empuñar enérgicamente la batuta y con voz firme y acento marcadamente autoritario y teutón reconducir las descarriadas vidas de un grupo de díscolos miembros de una microsociedad representativa...

Interesante obra del maestro de Rímini, muy lejos de sus primeras obras neorralistas o su siguiente etapa irónica-onírica, cuando la realidad se mezclaba con la ficción y los sueños lo impregnaban todo...

C U R I O S A.

Gran película del genial Fellini. Presentada como un falso documental sobre un (como indica su título) ensayo de orquesta en una vieja iglesia del siglo XII sensacional por su acústica. Los músicos llegan por la mañana, hay rencillas entre ellos, algunos están más pendientes del partido de fútbol, a la vez un equipo documental ha venido a hacer un film sobre el ensayo de la orquesta, preguntan a los músicos sobre sus relaciones con los instrumentos y la música; por otra parte, el conflicto sindicalista está en el aire, ya que los músicos manifiestan su bajo salario y su disconformidad; el director de orquesta, altanero y soberbio, malhumorado por lo mal que sale el ensayo, manifiesta su malestar hacia los músicos, quienes a su vez desprecian su altanería, en lo que es un desprecio mutuo; extrañas sacudidas no identificados golpean al viejo. La situación es insostenible hasta que acaba por estallar.

Lo que parece un canto de admiración hacia la música clásica, y hacia la relación de amor entre el músico y su instrumento, y entre los distintos instrumentos entre sí, se transforma en una interesante fábula sobre clases dominantes y sometidas (en este caso, director y orquesta), con connotaciones políticas incluidas, sin renunciar en ningún momento al humor.... y todo en apenas 70 minutos de película! Grande Federico.

217/24(27/11/19) Interesante mediometraje realizado para la televisión por el mítico Federico Fellini (además pone la voz del presentador de tv que va entrevistando uno a uno a los diferentes miembros de la orquesta), donde esta obra menor es una sátira sobre la sociedad y política (visiones de izquierdas, derechas, sindicatos, comunismo, capitalismo, …) caótica italiana del momento (justo tras el desconcierto político en que Italia se encontró tras el asesinato de Aldo Moro, presidente del partido Demócrata Cristiano asesinado por las Brigadas Rojas en mayo de 78), siendo el epítome de esta una orquesta de música clásica que realiza un ensayo mientras se boicotea a sí misma, renegando de los métodos del director, en lo que es una especie de mockumentary. En esta parodia de la sociedad transalpina se hace una alegoría sobre como el proletariado lucha contra el poder, en este caso contra el director de orquesta, enfocado como un Dictador dentro de un microuniverso jerarquizado que es la orquesta. Pero siempre debe haber alguien con la batuta para que la música suene en armonía (o por lo menos intentarlo), si no caeremos en el caos y la anarquía, ello para enfatizar que a veces es mejor ser disciplinado para que haya orden y con ello todo fluya mejor. La historia tiene gran parte del metraje dedicado a entrevistas en las que varios de los miembros de la orquesta filosofan sobre su instrumento y el proceso creativo, y llegando a un clímax pasado de vueltas, delirante y bizarro en su metáfora surrealista de sketch esquemático del mensaje que quiere imponer Fellini. Fue la última colaboración entre el compositor Nino Rota y Fellini, debido a la muerte de Rota 10 de abril de 1979.

El germen de esta cinta es como lo recuerda el periodista E. Franck en las páginas del Express en 1995: "En 1975, en los estudios de Cinecittà, Fellini asiste a la grabación de la banda sonora de su película ‘Casanova’. De repente, el director es interrumpido por las gesticulaciones de un percusionista. La mera presencia de un equipo de televisión que informa sobre el cineasta desencadena la ira de los instrumentistas, quienes, para continuar tocando, requieren un pago adicional. El productor que se niega a pagar la sesión de trabajo, es interrumpido en una protesta. Fellini vitupera esta furia de mercenarios. Dos años después, esta anécdota inspiró los ensayos del trabajo del cineasta.”

Fellini intenta componer el crisol de la sociedad de su patria mediante esta orquesta, sociedad polarizada en demasiados estamentos que dificultan el progreso. Aquí vemos que hay un ensayo de orquesta con continuas interrupciones, donde representantes sindicales pululan por las esquinas esperando lanzar sus proclamas para defender los derechos del “proletariado”, que incluso piden cobrar por ser entrevistados. Pero esto se torpedea con el hecho de que cada músico se cree mejor que el otro, ello expuesto en disertaciones con claro simbolismo político, la individualidad por encima del bien mayor (hay incluso un músico que escucha por radio un partido de futbol mientras toca la orquesta), donde solo se ponen de acuerdo las clases obreras para combatir al poder (personificado en este caso en el director orquestal Balduin Baas que no casualmente habla con el autoritario acento germano), confundiendo la pasión por las buenas formas (crear buenas melodías) con el autoritarismo, pero una vez lo tienen no se ponen de acuerdo en nada, creen que con cualquiera al mando estarán mejor, incluso si es algo tan impersonalizado como un metrónomo, en clara metáfora del deseo de que nadie coarte o discuta su sentimiento de libertad y hacer lo que deseen, pero al final se darán cuenta que sin alguien con poder este al timón no sonará bien la música, en un claro mensaje de que el exceso de Libertad conduce al Caos y puede además propiciar la llegada de la Dictadura, donde retratando una sociedad descontenta y frustrada se deja el sustrato de que hay que intentar hallar la armonía musical entre Libertad y Autoridad. Y entre el caos del desorden de las izquierdas, el poderoso estado marcial de la derecha en forma de bola de demolición puede rehacer el orden con violencia (hay un muerto).

Es solaz el tramo final tras la pausa, donde nos encontramos con un motín en un escenario envuelto en la anarquía, en el desconcierto caótico, las decimonónicas paredes del auditorio del SXIII están pintarrajeadas con consignas políticas izquierdistas, hay basura y las partituras están desperdigadas por el suelo, los músicos cantan a coro contra el poder del director ("La música en el poder, no el poder de la música!" o "...no queremos director...si quieres dirigir deberás hacerlo cabeza abajo..."...), una bacanal con incluso sexo bajo el piano. La Revolución Francesa que dio paso al dictador Napoleón.

Todo lo expuesto queda bien sobre el papel, Fellini lo plasma cual fábula moral sobre nuestro mundo, pero teniendo sus aciertos en el humor sardónico, peca de esquemática, de ligereza, esbozos entendibles, pero nada sutiles, todo cargado de obviedades, incluso el tramo en que los músicos se analizan a sí mismos me queda muy redundante y pesado. Quedando unas serie de set pieces amenas pero faltas de una mínima profundidad. Donse además las actuaciones no pasan de correctas.

Balduin Bass: "El público no sabe de música y los músicos no son tan disciplinados como antes...", el director de la orquesta arremetiendo contra la rebeldía de sus músicos, en contraposición dela docilidad de los antiguos, en clara metáfora de la clase obrera antigua a la que los patronos mangoneaban, y la moderna con sus sindicatos y sus muchos derechos.

En conjunto me queda una apreciable propuesta en sus niveles alegóricos, pero lejos de la genialidad de pretéritas obras del cineasta de Rimini. Fuerza y honor!!!

Fellini acierta con la duración del metraje, es preferible quedarte en una hora y diez y no extender la goma; que cuando no tienes que contar, corta y no castigues. Y "en teniendo" que contar, lo bueno, si breve, dos veces bueno.

Coincido: Obra filosófica y política. Pero limitada. No abarca bien la realidad, no nos sirve como hipótesis de valor. Muy esquemática. E incompleta. Es el pueblo y el gobernante. Simple a más no poder. Excesivamente.

La música, el sonido, eleva todo el tono de la película. Entre esas discusiones estériles, esos discursos cansinos, esas jaulas de grillos, va emergiendo poco a poco la música, paralela al desarrollo de la cinta. Con colofón final en hermosa melodía.

Sirve la película como reflejo de los diversos tipos de individuo en la sociedad de hoy. Tipos solitarios, tipos egocéntricos "ad top", tipos sentimentaloides, tipos verduscos, tipos melancólicos... una gama enorme de perfiles, que viven en sus mundos, que no son capaces de empatizar con los demás. En esa visión de la sociedad, tan desperdigada, tan asolada en su particularidad, tan autoconsolada en su mismidad, muestra algo muy real de nuestra sociedad occidental, la que conocemos.

Fellini nos dice que se necesita al Director para que la música suene bien, sino viene la anarquía. Mensaje facilón de Federico, poco reflexionado y poco profundo. Tira de tópico. De fraseología creada por el sistema, para dominar más y mejor.

¿Quién puede aseverar que el pueblo necesita un líder o un dictador para funcionar bien? Esta teoría es propia de los textos oficialistas, así como de sus naturales ramificaciones, como la mayoría del cine. ¿No hay ejemplos en la historia en que una sociedad se haya organizado desde estructuras horizontales? Yo digo que sí.

Me quedo con la música. También con la creativa propuesta. También con el rostro del Director cuando consigue dirigir reconduciendo el caos. Un 6,9.

Poco más de una hora pero una demostración del ingenio y del humor de Fellini.
Hay mucho de retrato de determinadas actitudes italianas, que se pierden si se ve doblada.
Pero, por encima de todo, y dando vueltas y revueltas, es un ejemplo de amor a la música, a pesar de los músicos.
Casi todos los músicos de esta orquesta son unos pobres hombres o mujeres, pero cuando tocan se transforman.
Son grandes, a pesar del director que, al final, acaba apostrofrándoles en alemán, una muestra de ese miedo que el italiano tiene al vecino del Norte.
Una pequeña y paradójica joya.
No estoy de acuerdo en ver en esto principalmente una alegoría o una especie de crítica social. Cabe eso, sin duda, pero, en mi opinión, domina la descripción de la mediocridad y la vez la genialidad de los músicos.