El sobre verde

Película que ahora nos sirve para recordar lo que fue el genero de la revista. Genero muy popular en la España de los 60 y 70.

Tenemos a un gran Tony Leblanc haciendo dos papeles y una sucesión de números cómicos y musicales a destacar algunos como el del faquir.

Y que decir de la presencia imponente de Esperanza Roy como gran vedette.

Película para pasar el rato agradablemente.

Comedia de tono amable y toque burlesco a la que le cuesta despegar y por eso resulta deslavazada y con falta de consistencia fílmica.

Lo mejor, con diferencia, son los picantes números musicales de revista que R. Gil intercala como elementos que, en teoría, debían servir para cohesionar la película.
Pero eso no basta.
En efecto, un guión poco trabajado, unos personajes definidos como meros estereotipos, unos diálogos escritos sin mucha fortuna, unos gags poco graciosos, unas situaciones muy manidas y la escasa fluidez narrativa de todo el argumento, lastran en exceso cualquier pretensión de lucimiento.

Una película realizada con buena intención pero sin mucha inspiración que digamos. Rafael Gil también evocaría la revista española bastantes años más tarde con "Las alegres chicas de Colsada", y en esa ocasión aún estando en el ocaso de su larga carrera tal vez estuvo algo más inspirado. El excelente Tony Leblanc interpreta un doble papel y hay cameos de los actores Arturo Fernández y Ángel del Pozo. Efectivamente la intención de trasladar a la pantalla un mundo encantador por muy desfasado que parezca ahora como es el de la revista española es loable, pero en muchos momentos se nota que a la película le falta algo para cuajar bien. El reparto salva a este empeño. Esperanza Roy cumple aceptablemente, canta bien y como actriz es muy competente, tanto en interpretaciones desenfadadas como la que tiene aquí como en films dramáticos. Gonzalo Cañas está brillante también y Carlos Ballesteros vuelve a demostrar esa elegancia tan peculiar que lo convirtió en una de las figuras esenciales del mundo del espectáculo español. Lo que pudo ser atractivo se queda en aceptable, pero incluso a un cineasta ya entonces muy veterano como Rafael Gil le puede fallar el pulso en un proyecto. Un film pues algo insípido, pero que tiene puntos de apoyo para justificar el visionado.