Dialogando con la vida

Interesante pero desigual film francés, que tiene un tema atractivo aunque nada alegre, como es el dolor provocado por la pérdida del padre, un duelo que se va transformando a lo largo de la historia.
Y la narración es irregular, con momentos de franca intensidad dramática junto con otros algo pretenciosos, o así parece al menos.
Se juntan los hechos cotidianos, con la muestra cotidiana del amor familiar junto con otros donde los personajes, atribulados, perdidos en su inmenso dolor, no encuentran el camino a la, no ya felicidad, sino tranquilidad y suficiente sosiego como para seguir con sus vidas.
Larga para lo que cuenta, a veces convence en su exposición de los tristes y angustiosos acontecimientos, donde el sexo es el camino emprendido por el joven protagonista, que busca el cariño y amor en personas de su mismo sexo. Pero otras resulta repetitiva, no pareciendo encontrar el guión el camino hacia una correcta finalización. Cosa que por lo menos, consigue felizmente.
Lo mejor del film son sus interpretaciones, con el joven Paul Kircher victorioso en su muy difícil papel. Por su parte, esta vez Juliette Binoche no se muestra tan intensa como últimamente, sino que compone con dignidad y humanidad su compungido y luchador personaje, que trata por todos los medios que su familia esté unida en los momentos más lastimosos.
Para gustos, a uno/as les parecerá esta película muy buena, emocionante y emotiva. Para otros resultará algo cansina e incluso agotadora. Para mi gusto, está bien, pero le falta un tanto de poder de síntesis para ser más eficaz.

https://filmsencajatonta.blogspot.com/

Christophe Honoré escribe y dirige una historia con la que pretende sumergirnos en el conflictivo interior de un adolescente homosexual que ha sufrido una importante pérdida. El duelo se mezcla con la desubicación propia de la edad y con la búsqueda de la coordinación entre sus tendencias y prácticas sexuales y el amor al que no se decide a aspirar.

El protagonista absoluto es Lucas y la película, demasiado larga, se soporta gracias a la empatía que su intérprete, Paul Kircher, consigue transmitir. El guion de Honoré mima a Lucas para que sus sufrimientos, anhelos, ilusiones y decepciones lleguen al público con una plasticidad nítida. El uso de primeros planos y de planos detalle, con encuadres oblicuos y elementos cortados es un buen recurso pero, como todo, utilizado constantemente durante un metraje tan extenso no tarda en abotargar y exasperar al espectador.

Por otro lado, la incursión que Dialogando con la vida pretende hacer en la psique de Lucas, por definición espiritual, se ve repetidamente interrumpida por las largas y explícitas escenas de sus diferentes encuentros sexuales y los simpáticos (pero, de nuevo, excesivos) momentos de cariñosos abrazos, apretujones, besuqueos y revolcones con su hermano y su madre. Todo ello hace que los aciertos fílmicos que muestran su alma herida se pierdan entre tanto monólogo y tanta escena recargada.

Lo mejor, aparte de la interpretación de Kircher y Juliette Binoche, y para no perder las buenas costumbres, la familia llega al rescate y el cariño sincero y desinteresado da luz y esperanza a la atribulada vida del joven Lucas.

www.contraste.info

El drama es constante, cartas boca arriba. Pretenciosa y profunda, realmente cala pronto en nuestro espíritu un pesar por la pérdida.

Aúna detalles bonitos y nostálgicos con una narración (autobiográfica) eficaz y detallista. Llegan momentos de rabia, de tristeza, de descubrimiento y de gozo mezclados siempre con algún toque de humor y familiaridad.

Llorarás, pero será liberador.

Fíjate en los detalles, en las razones que llevan al protagonista (un Kirchner espectacular) a sus acciones. Todo justificado, todo real, todo bellísimo.

Y Juliette Binoche, que siempre consigue emocionar.

Muy recomendable.

El nuevo trabajo del cineasta francés Christophe Honoré, uno de los directores que hace un cine más especial dentro del panorama actual de su país, con unas propuestas alejadas de los tópicos del cine comercial, es una historia dramática familiar que tuvo su estreno en la sección oficial del pasado Festival de cine de San Sebastián, en donde su protagonista, el joven Paul Kircher, se llevó de manera merecida la Concha de plata a la mejor actuación protagonista (ex aequo con Carla Quílez).

"Le lycéen" mantiene todos los elementos característicos de su cine, y que tanto me gustan, entre los que destaca el empleo acertado de la voz en off y de la música, sin excederse, de unos planos muy bien filmados, pero al mismo tiempo sencillos, y de unas historias muy interesantes. Es un cine que parece bastante convencional, pero que tiene muchos toques de esos que tanto me gustan de un cine más independiente.

Desde el principio conecté con la historia de Lucas, ese adolescente cercano a cumplir la mayoría de edad, que al principio vemos que no lo está pasando bien por algún tipo de situación traumática. A partir de ese prólogo, la película retrocede en el tiempo para ir mostrando la evolución de ese personaje, y así poder entender mejor lo que nos presentaron al principio.

El resultado es una película cruda, realista, que cuenta mucho sin necesidad de hacerlo de manera directa, y que tiene unas cuantas escenas brillantes, gracias al guion y a las interpretaciones de los personajes, pero también está bastante bien dirigida. Pensé que Honoré se podría llevar la Concha de plata a la mejor dirección, porque su trabajo en esta película lo merecía, y por ser un cineasta tan reputado dentro del circuito del cine independiente.

El joven Paul Kircher lleva el peso de toda la película, en una magnífica actuación nada sencilla y muy arriesgada en algunas escenas. El actor saca adelante con nota un personaje con una gran carga dramática, y se mueve frente a la cámara de manera natural. Junto a él, destacan el siempre solvente Vincent Lacoste, que interpreta al hermano mayor de Lucas que vive en París, y una Juliette Binoche en el papel de la madre, en un papel secundario en cuanto a tiempo de aparición en pantalla, pero fundamental en el desarrollo de la trama.

Una película que gustará a los incondicionales del cine de Honoré, pero también a los habituales del cine francés actual y de las historias dramáticas familiares.

LO MEJOR: El reparto, en especial Paul Kircher. La dirección.
LO PEOR: Se podía haber recortado algo el metraje en la parte final.

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en http://www.filmdreams.net

Después de afrontar el espantoso título español (aunque el literal, 'El estudiante de secundaria' no ayuda nada) conviene estar precavido ante las maneras del director Christophe Honoré, nada sutil y sí muy esforzado por que quede claro lo que cuenta. El drama de un chaval (Paul Kircher, premiado de forma algo exagerada en San Sebastián) por la muerte de su padre está contado como si fuera la III Guerra Mundial con tragedia, dolor y mucha lágrima. El problema es que el caprichoso protagonista nunca llega a caer bien al espectador y eso es muy importante si el director quiere transmitir sentimientos con su obra. Todos giran en torno a él, incluso en la cama, pero nunca se explica el por qué, incluso a veces da la impresión en que el director es solo un 'mirón' de las inexplicables andanzas sensuales y sexuales de su protagonista. Atención al momento en que su madre (magnífica y siempre llorosa Juliette Binoche) recomienda a su hijo visitar el Pont Neuf, sí, donde ella rodó esa grandísima obra maestra.