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Un doctor en la campiña

Drama Jean-Pierre es un abnegado médico de una zona rural de Francia que dedica su vida a atender a sus pacientes, del día a la noche, los siete días de la semana. Les cura, les atiende y les hace compañía. Pero un día el doctor cae enfermo, así que llega Nathalie, una médico del hospital de la ciudad, para ayudarle en su trabajo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 22
Críticas ordenadas por utilidad
30 de junio de 2016
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que entran poco a poco, sin previo aviso, como esos bombones que cuando se deshacen en tu boca explotan en licor cuando menos te lo esperas. Así es este film costumbrista y rural francés. La historia es bastante sencilla. Un médico rural, conocedor de todos sus pacientes y muy capaz de afrontar sus males, es diagnosticado de un cáncer cerebral. No querrá ayuda para su trabajo, pero llegará una doctora algo más joven que él para ayudarle a su pesar, enviada por un antiguo compañero de facultad. Estupendos, por cierto, ambos protagonistas tanto François Cluzet como la adorable Marianne Denicourt en su papel de enfermera venida a médico.

El film trascurre como quien no quiere la cosa. Con escenas en la consulta, en las granjas, en el coche, en los domicilios y en el hospital. Se hace una crítica nada velada a la actual excesiva hospitalización y al alargamiento innecesario de la vida por medios terapéuticos que pueden parecernos bastantes crueles; lo que teniendo en cuenta que el director es realmente alguien que se gana la vida como médico de familia y que de vez en cuando se pone a dirigir un film, no deja de ser entre curioso y muy relevador, creo yo. En definitiva, una más que buena película en este verano de sequía cinematográfica pertinaz; está claro que el cine galo está en racha y ya hace un tiempo.
Luigi
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5 de junio de 2016
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine francés parece que está atravesando uno de sus mejores momentos en la escena internacional. Además con películas sin grandes presupuestos y con esas cosas que, aún puedan ser excepcionales, nos parecen de andar por casa. Así es “Un doctor en la campiña”, dirigida por Thomas Lilti, un médico francés que debutó en el cine con “Hipócrates” (2014), donde ya abordaba las experiencias de su profesión, con un buen recibimiento por parte de la crítica y ahora, en su segunda entrega, nos cuenta la vida de un médico rural.

Porque, Un doctor en la campiña, trata básicamente de eso, de los avatares diarios de Jean-Pierre, un médico que atiende todas las necesidades más vitales, más allá incluso de las meramente sanitarias, de sus pacientes de la comarca. La película hace un vasto recorrido por lo divino y lo humano, por las alegrías y las penas, por la vida en definitiva de las personas que cohabitan en el amplio espacio de la campiña francesa. Lilti nos habla también de la fe, de la risa, de la soledad, de la enfermedad e incluso de la corrupción política. Demasiados temas a la vez sin profundizar en ninguno de ellos lo que hace que la película se quede a medias y tenga cierto exceso de recorrido.

Pero, en definitiva, ésta historia de médicos y sentimientos, se deja querer. Bien edulcorada con una hermosa fotografía, una enriquecedora partitura y el buen manejo de la pareja protagonista, Marianne Denicourt y François Cluzet –el desinhibido millonario parapléjico de “Intocable”, acaban dejando un buen sabor de boca aunque solo pretenda ser eso un escaparate de la realidad social de la campiña francesa.
Felipe Pozueco
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21 de junio de 2016
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida laboral, el estrés, Internet, las redes sociales, todo esto nos arrastra a una vida a toda velocidad donde no nos paramos a escuchar, a mirar, a atender a los que tenemos alrededor, vidas que tienden a acumular cosas materiales, hay que tener de todo y lo último, en vez de llenarlas de verdadera sustancia como son las relaciones. Por todo esto es de agradecer descubrir en la gran pantalla una pequeña y pausada película localizada en la campiña francesa que hace devolver la esperanza en la raza humana.

Jean Pierre, un querido y predispuesto médico de una región rural de Francia, cada vez se le acumula más el trabajo. Cuando se le diagnostica un tumor cerebral, un colega suyo de la ciudad le recomienda una doctora de su confianza para que le eche una mano y pueda descansar mientras se trata la enfermedad.

Al principio al testarudo doctor no le convence la idea de que le pretendan reemplazar, pero poco a poco irá descubriendo en su compañera la misma pasión que siente él por la profesión y por la gente que trata.

Una amable y profundamente humanista película donde el director Thomas Lilti, médico de profesión, reivindica ciertos valores que parecen ir perdiéndose con el avance voraz de las tecnologías y ler médico rurala fuga de la gente a las ciudades, como pueden ser el diálogo con el paciente, la implicación y responsabilidad de los profesionales, la vocación y por encima de todo el respeto, tanto a la vida como a la muerte digna ajenas.

Otro gran acierto es la elección de la pareja protagonista, los franceses François Cluzet y Marianne Dennicourt derrochan naturalidad y sinceridad a raudales haciendo encajar perfectamente sus personajes en la historia.

Una de esas escondidas y sorprendentes películas que de vez en cuando se cuela en nuestra cartelera, dejándonos un agradable sabor y un poso de esperanza que nunca viene mal en estos caóticos días.

http://sudandocine.blogspot.com.es/
Cangurito
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3 de junio de 2016
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo he conocido a varios médicos rurales comprometidos con su trabajo, cómo el de la película qué vi ayer. Creo qué son gente qué aparte de sanar las dolencias de sus vecinos, se involucran mucho en la dinámica del Pueblo. A mi me ha parecido una película entretenida y qué aunque no es de un guión excelso, los minutos en la sala se pasan rápido. A François Cluzet ya le conocía de "Intocable", su actuación me pareció mejor, y en ésta película quizás le falte un poco más vigor en su papel. A Marianne Denicourt no la conocía. Me parece una actriz qué hace bien su papel, sin llegar a deslumbrar. Quién viva en un pueblo, seguro qué verá en éste médico al de su población. Creo qué es un film digno y qué se deja ver. Me parece una buena película, aunque cómo ya sabemos en ésto del cine hay gustos muy distintos, y seguro que algunos no queden contentos al verla.
JO HOOKER
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14 de junio de 2016
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Thomas Lilti (Hipócrates) dirige y firma el guión de este film. Jean Pierre Werner (Francois Cluzet) es un médico rural totalmente vocacional. Le diagnostican una enfermedad grave que exige un tratamiento por lo que deberá acoger en su "espacio" a otro médico, Natalie Delezia (Marianne Denicourt) para que le ayude con sus pacientes. El hecho de que Lilti sea médico explica lo realista y lo verdadera que resulta esta historia hasta en sus detalles más nimios. Este director tiene sensibilidad y sabe contar historias con mucha sencillez y humanidad y hacer reflexiones sobre temas que no son tocados a menudo. Los personajes centrales del film son los dos médicos, muy bien interpretados por Denicourt y Cluzet. Contar con este último es un privilegio, un actor carismático y versátil capaz de conmover o divertir según sea necesario ("Pequeñas mentiras sin importancia" , "Intocable"), en este caso tiene a Marianne Denicourt de compañera con la que hace un tándem perfecto. El director forja con inteligencia la relación profesional y personal que hay entre ambos personajes. Aunque puede parecer secundario, hay un tercer personaje, un anciano muy enfermo en el que Werner se proyecta y que ayuda a transmitir cómo se siente ante su enfermedad y acabar de definir el personaje del protagonista.No hay nada estereotipado ni cliché en la película, todas las interrelaciones y las reacciones de los personajes son naturales. El casting de cada uno de los vecinos del pueblo desde su aspecto físico, su vestuario etc, así como los escenarios donde se sitúa la acción (la consulta dentro de la casa del médico, etc.), son creíbles y cálidos. Lilti rueda de forma delicada y sincera, son especialmente bonitas las secuencias del Festival Country que sucede en el pueblo, o el pequeño beso que el medico da a su madre.
Una sólida y justa reivindicación del médico rural, una figura que el director retrata como alguien que pone cordura y tiene un punto de vista dentro de la comunidad más allá de su responsabilidad sanitaria concreta. (Valoración: 8 sobre 10).
Señora Danvers
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