Cuñados

El título del debut de Toño López da pie a pensar en una parodia de ese término tan español que es el “cuñadismo” y esperar roles cliché, personalidades con mucha fachada, que opinan de todo sin saber de nada y chistes típicos en torno al grado de parentesco. Sin embargo, el director se aleja del producto fácil e hila una comedia encantadora alrededor de personajes bienintencionados, que poco o nada tienen que ver con la concepción de cuñado que existe hoy en día.

El guion acierta haciendo humor de las desventuras de los hombres y creando situaciones hilarantes. De esta manera, evita abandonarse en bromas repetitivas o de mal gusto, que podrían exasperar al espectador en vez de hacerle reír. En lugar de ello, la audiencia se encuentra sonriendo ante las peripecias de unos sujetos que quieren salvar la empresa familiar de modo descabellado.

Ni la trama ni la técnica aportan nada que no se haya visto antes, pero aun así la coyuntura tiene algún toque creativo y los protagonistas desprenden una peculiar bondad que los hace atractivos. Además, la interpretación de Xosé A. Touriñán, Miguel de Lira y Federico Pérez Rey no es demasiado exagerada, lo que otorga un tinte realista al disparatado relato.

Hay momentos que no tienen desperdicio y abocan a la carcajada y, en general, el film es vitalista y alegre. Por eso, el público se queda con una sensación agradable más allá de los instantes graciosos. Asimismo, las relaciones personales que se muestran son en su mayoría optimistas y tiernas –sin querer ocultar los problemas cotidianos­– contribuyendo también a mantener la atmósfera positiva que se respira en todo el metraje.

Sin ser nada único o memorable, Cuñados es una película ligera y familiar para pasar un rato agradable disfrutando de las ideas peregrinas de unos individuos que, en el fondo, solo quieren lo mejor para su familia y amigos.

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Hay películas que no tienen la intención de reinventar el género ni de ser un producto sobresaliente; su único objetivo es hacer que la audiencia lo pase bien durante la duración del largometraje y quizás provocar alguna carcajada. "Cuñados" es exactamente este tipo de película y lo consigue con creces. Cuando llegan los créditos sabes que no has presenciado una obra maestra, pero de repente te das cuenta de que estabas tan metida en la historia que gesticulabas y murmurabas intentado hablarle a los personajes, que te has reído en voz alta, te has emocionado y, sobre todo, ves que no has parado de sonreír desde la primera escena. A veces eso es lo único que importa.

Cuñados: Comedia ligera, aunque no simple, que parte de un argumento básico y eficaz, secuestro express para pagar una deuda.

La historia tiene el metraje adecuado, sobre la hora y media, y se va narrando al compás de un acento galleguiño que endulza los oídos. Además, exhibe con profusión dos productos de relamión, el pulpo y el ribeiro, ambos muy beneficiosos, ya que en determinados momentos ayudan a relajar los ánimos de los personajes. Y, por último, se vale, para aderezar la trama, de otra pasión entre las gentes del lugar, el COB, Club Ourense baloncesto, que, visto lo visto, parece que desbanca al futbol en preferencia, lo que plantea una valiente elección.

En fin, que uno termina simpatizando con las ocurrencias de los cuñados y su disparatado plan y es que hay que decir que, en su torpeza, estos tipos conforman un trío entrañable. El resto del elenco acompaña acertadamente y nadie desentona y eso que cantan bastante en algunas escenas.

El embrollo, como no podía ser menos, se resuelve entre comidas y tiros a canasta de lo más originales, y ahí lo dejo.

Me encanta el cine en las ocasiones en que con poco se consigue mucho.

Una película que tiene su mayor virtud en la frescura de sus protagonistas, todos ellos se hacen querer, el público disfruta con ellos y no pierde en toda la película la sonrisa.

No busca ni pretende más que entretener y hacer reír, algo muy difícil, por cierto,. y lo consigue, doy fe. La película se hace corta y eso que la trama es muy simple, los diálogos planos y la resolución entre pastelera y bien intencionada no acaba de poner la guinda a un pastel que, si bien no es una delicatessen, sí podemos decir que no indigesta.

De añadido se nos regala el paisaje magnífico de le Ribeira Sacra, lo cual también anima el visionado, así como la cercanía de todos los personajes, gallegos recalcitrantes muy reconocibles que siempre caen simpáticos.

Lo mejor, ese actor gallego ya visto en series y películas que es Xosé A. Toruriñán, bien arropado por el resto del elenco. Lo menos bueno, la historia en sí que requiere un guión más consistente y diálogos más afilados para dar el salto y redondear la película.

Había perdido la fe en la comedia española, y estaba un tanto harto de ver películas de humor en las que no me reía absolutamente nada, pero tras ver CUÑADOS debo decir que mi pesar se ha tornado en dicha.
No solo es un film ligero, con un ritmo adecuado, sino que está salpicado de situaciones absurdas que te sacan la sonrisa a la fuerza. Es un humor sencillo, tonto a veces, pero funciona, y eso es lo importante, porque cuántos supuestas comedias luego te han dejado indiferente, sin apenas esbozar una sonrisa.
Cuñados es diferente, a cada instante te ves forzado a reír porque sencillamente es graciosa.
A mí al menos me ha gustado, y mi señora la ha visto entera, sin dormirse, y eso es todo un logro.
Esta sí que es una película de humor, y encima español. ¡Oleeeee!