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La rosa negra

Aventuras En el siglo XIII, un noble inglés (Tyrone Power) se ve forzado a abandonar su país, después de encabezar una fallida rebelión contra el rey. Acompañado de un amigo (Jack Hawkins) decide viajar a Mongolia, donde conocerá a un poderoso "señor de la guerra" (Orson Welles). (FILMAFFINITY)
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
7 de enero de 2008
27 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film realizado por Henry Hathaway. El guión, de Talbot Jennings ("Rebelión a bordo", Lloyd, 1935), se basa en la popular novela "The Black Rose" (1945), del canadiense Thomas B. Costain. Se rueda en escenarios reales de Inglaterra y Marruecos y en los platós de London Film Studios (Shepperton, Inglaterra). Es nominado a un Oscar (vestuario). Producido por Louis D. Lighton para la Fox, se estrena el 1-IX-1950 (EEUU).

La acción tiene lugar en Inglaterra, Norte de África, Medio Oriente y China, a finales del s. XIII, durante el reinado (1272-1307) de Eduardo I de Inglaterra. El noble sajón Walter de Gurnie (Power), tras liderar una rebelión fallida contra el rey Eduardo (Rennie), deja Inglaterra en compañía de su amigo el arquero Tristán Griffin (Hawkins), con el propósito de conseguir fortuna en Oriente.

El film suma los géneros de aventuras, historia y acción, a los que añade elmentos de guerra y romance. El relato enmarca la acción en un contexto histórico que le permite beneficiarse del interés por la Edad Media y en una dimensión multicontinental que le permite trasmitir la fascinación de Oriente. Reúne a Power y Welles después de haber protagonizado "El príncipe de los zorros" (King, 1949), de la que es concebida casi como su sequela. Ésta es una de las 5 películas de Power y Hathaway, especialista en trabajos de acción y aventuras. De la mano de los viajeros pone al espectador en contacto con tres culturas (árabe, mongol y china) que en aquellos tiempos gozan de un desarrollo mayor que la europea. Los árabes disponían de un sistema numérico superior al latino/romano, al que se impone y desplaza. Utilizaban, además, el sistema decimal, inventado por los hindús. Las tres culturas conocían el ajedrez, creado por los hindús. Los tejidos de seda eran conocidos por los chinos desde tiempo inmemorial. Probablemente constituye un anacronismo la existencia en Oriente (en el s XIII) de las medias de seda de mujer. Las calzas eran una prenda de uso exclusivo de hombres y de su evolución nacen los antiguos calzones y los pantalones actuales. Las producción de especias no era conocida en Europa, que las necesitaba y adquiría a alto precio. Los chinos conocían la pólvora, que usaban en los fuegos artificiales y la guerra. La película muestra estos hechos y otros similares que permiten relacionar los conocimientos de Occidente a finales de la Edad Media con los de otras regiones del mundo. El título, que se toma del sobrenombre de Miryam (Aubry), hace referencia a la especia (clavo) más valorada entonces en Oriente.

La música, de Richard Addinsell ("Atormentada", Hitchcock, 1949), ofrece una partitura original colorista y vibrante, que constituye uno de los mejores trabajos del autor. Destaca la cautivadora melodía del tema principal. La fotografía, de Jack Cardiff ("La reina de África", Huston, 1951), presenta encuadres profundos y luminosos, realza los lances de acción y luce un espléndido color. Buenas interpretaciones de Power y Welles.
Miquel
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31 de mayo de 2008
21 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
La rosa negra desconcierta debido a la multitud de temas que trata (honor familiar, dudas existenciales del protagonista provocadas por su falta de arraigo a una familia o lugar, legitimidad de las conquistas, confrontación entre el idealismo y el realismo, avances de la ciencia...) y a la disparidad de parajes en los que se desarrolla (Inglaterra, Mongolia, China).

Mezcla extraña e interesante de exotismo e historia medieval, de evasión aventurera y reflexión intelectual, La rosa negra se beneficia del oficio de sus notables intérpretes principales (Power, Welles, Hawkins, Rennie y Currie) y de una magnífica labor fotográfica de Jack Cardiff. Sin embargo adolece de ciertas indefiniciones en su guión que impiden que Hathaway obtenga una obra totalmente redonda.

Cabe, no obstante, resaltar su singularidad y el magnífico divertimento que conlleva su visionado.
opera 0
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22 de octubre de 2008
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hathaway es un director que, aunque abarca todos los géneros, podemos decir que se especializó en el cine de aventuras. Cuando en 1950 realiza La rosa negra, ya había dirigido películas como Tres lanceros bengalíes o La jungla en armas. Posteriormente encontramos cintas como Rommel, el zorro del desierto, Arenas de muerte o La conquista del Oeste. Eso sin mencionar la archiconocida Niágara con Marilyn Monroe.

Director prolífico y a tener muy en cuenta, que anda un tanto rodeado de paisajes exóticos y que, en muchos de sus trabajos, hace viajar al espectador a parajes lejanos en los que la aventura es algo consustancial. Léase por ejemplo Catai (China), donde nosotros, cinéfilos empedernidos donde los haya, conseguimos traernos souvenirs en forma de pólvora, de seda, de imprenta o del mismísimo ajedrez para de esa forma ir haciendo cultura universal al propio tiempo que repasamos lecciones olvidadas de la historia de Inglaterra con sus sajones y normandos rivalizando en odios seculares.

De este caldo de cultivo y contando con la colaboración de actores de garantías, especialmente Tyrone Power, Orson Welles y, en menor medida el resto, Hathaway da a luz una interesante y aventurera producción que, al igual que otros trabajos suyos, juega sobre seguro con el interés del público por lo oriental y desconocido, lo cual no desmerece su trabajo sino que revaloriza al propio director en la medida que da al espectador lo que éste demanda.

Es un trabajo interesante. Queda dicho. Pero un tanto light, con esa niña floreciendo a mujer como si estuviese bajo los objetivos del National Geographic o con ese espécimen del ogro-bandido que finalmente acaba siendo una especie de caperucita del bosque. De los recordados bosques de Inglaterra, naturalmente...

Pero eso sí, acabamos sabiendo que los sajones y los normandos eran como Cambridge y Oxford, rivales eternos, y que tanto la seda como la pólvora vinieron de China. ¿Es que eso no cuenta?...
FATHER CAPRIO
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16 de junio de 2013
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Junto con Errol Flynn, Tyrone Power es el rey del género de aventuras, en esta ocasión comparte cartel con un magnífico Orson Welles que seguramente se lo pasó en grande disfrazándose y maquillándose para dar vida al jefe mongol, su personaje es un caudillo, de voz grave, palabras rudas, pero de un sentido racional que lo lleva a respetar a sus visitantes. Como no podía ser de otra manera, aquí también tenemos una parte romántica, que es seguramente la parte más floja de la película, Cécile Aubry tiene un aspecto excesivamente joven, muy aniñada, y su comportamiento no es mucho más adulto.

Hathaway responde a la altura de las exigencias con esta agradable película de sólido argumento y con toques de maestría detrás de las cámaras, especialmente en las múltiples tomas panorámicas en los campo de batalla de oriente. A destacar también la labor de Jack Cardiff que como siempre consigue realizar un gran trabajo de fotografía. El vestuario se llevó una nominación al Oscar bastante justificada ya que está especialmente cuidado.

Una interesante y aventurera producción, por cierto, quien busque peleas multitudinarias o duelos de espadachines por doquier, este no es su título, aquí el ritmo es más pausado, aunque hay un viaje físico, también hay un viaje interior.
Juan Marey
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22 de septiembre de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena cinta de aventuras interpretada por Tyrone Power de gran forma, acompañado por un elenco de lujo, como el notable secundario Jack Hawkins y los no menos destacados Orson Welles, Finlay Currie y Michael Rennie. Grandes locaciones rodadas en Inglaterra y Marruecos. Notable las escenas exteriores de castillos. Una gran diferencia entre los verdes parajes de Inglaterra y las áridas estepas de Mongolia. Buenas dos horas de entretenimiento.
dpedemonte
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