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Synchronicity

Ciencia ficción. Intriga. Thriller Cuando el físico Jim Beale inventa una máquina que puede doblar el espacio-tiempo, una rara dalia aparece desde el futuro. Ahora debe encontrar la coincidencia idéntica de la flor en el presente para demostrar que su máquina funciona. Jim pronto descubre que la dalia se encuentra en manos de una misteriosa mujer, que lo seduce para que revele sus secretos. Convencido de que ha caído presa de una mujer fatal que trata de robar su ... [+]
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
19 de junio de 2016
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como gran amante del género he de decir que me costó lo suyo adentrarme en esa ambientación nocturna estilo Blade Runner que propone Synchronicity, el nuevo trabajo del estadounidense Jacob Gentry, sin olvidarme, por supuesto, de la música de Ben Lovett «tan evocadora a la partitura de Vangelis que asusta». La razón es básicamente porque me niego a que haya otra Blade Runner «algo que por una parte veo imposible, esperemos la secuela, que miedo me da». Quedando más que clara la fuente de la que bebe Synchronicity, la cinta se mueve bastante bien entre la ci-fi y el noir, pero al tratarse de un género en el que es muy complicado aportar nuevas ideas, la película no queda lo suficientemente redonda como podía haber sido.

Una de las cosas que más admiro de la ciencia ficción de bajo presupuesto es que siempre echa mano de arreglo y embellecimiento para disimular las deficiencias presupuestarias. Y es ahí donde Synchronicity juega bien sus bazas. Porque al final se acaba usando más el corazón que la cabeza. Y aunque la película quiera parecer compleja «principal objetivo de todos los films que tratan los viajes en el tiempo», la historia no peca de simple, pero sí de sencilla.

El principal responsable del uno de los problemas del film es el guión de Jacob Gentry y Alex Orr, que intenta esquivar por todos los medios los momentos clave para no desvelar el final demasiado pronto. Aunque el resultado termina siendo irregular, consigue una proporción más o menos equilibrada y bien medida entre aquellos que buscan la ciencia ficción de manual y los que buscan algo más novedoso que pueda sorprender y con lo que no se sientan decepcionados.

Synchronicity es una cinta que seguramente se perderá como lágrimas en la lluvia, pero que cumple perfectamente su función de entretener, gracias a un suspense bien regulado, además de aportar algunas ideas, unas más interesantes que otras.
Angel Lopez
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30 de mayo de 2016
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
A mí me ha parecido interesante, mucho más que la decepcionante «La señal» (2014) de la que tenía muchas expectativas y que luego fue un chasco. Qué nos gusta a los aficionados a la ciencia ficción, un buen viaje en el tiempo, una buena paradoja y una resolución acertada a todo lo que pasa en pantalla. No tarda mucho en arrancar y una vez hecho aunque no es que sea una de Michael Bay en cuanto a ritmo y acción sí que te mantiene atento a todo lo que pasa para intentar entender qué estás viendo.

Como curiosidad a mí me ha recordado muchísimo a «Blade runner» (1982), no por la temática sino por la fotografía. Esos edificios con luces hacia el cielo, esa relación con la chica, esos flashbacks con la chica otra vez, ese cristal transparente —si solo le faltó romperlo atravesándolo— y cómo no, lo más importante, esa banda sonora que es clavada al estilo de Vangelis y no solo de «Blade runner», si hasta que vi quién era el compositor —Ben Lovett— me llegué a plantear que habían cogido canciones del músico heleno.
tipar
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10 de junio de 2016
13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Regresiones personales, sin excesivo convencimiento.

Se lía mucho con su propia teoría, mal que padecen muchas películas de este género pues, a base de enfrascarse una y otra vez, complicando la cosa para que ésta resulte interesante, logran lo contrario, una respuesta pobre y exigua, llena de lagunas y cuyos hechos están llenos de incoherencia escrita.
Pero parece que de igual, que no haya que pensar tanto en su noria temporal pues, es marear la cabeza con una pérdida de sentido ante tanto viaje espacial; que si el presente, el futuro o el pasado desde éste, que si el original o el suplantado, que si se arregla el asunto o sigue quebrado y pendiente de la nueva venida, de la que ya no sabes dónde empieza ni cuándo termina.
Físico de grandes aspiraciones altruistas, por mejorar el mundo, pone en práctica su experimento para acabar siendo su propio conejito de indias e intentar, que la cita de la chica de sus sueños, se convierta en algo sólido y eterno; un desvío, de científico próspero a enamorado desesperado, cuya locura le hará arrastrarse a escondidas de su doble, para arreglar la ignorancia del virginal usuario.
Un argumento que no aporta nada nuevo ni exclusivo pues, a estas alturas, hasta el más negado en ciencia ficción sabe que dos cuerpos iguales no pueden compartir espacio/tiempo, pues supondría su aniquilación, y tampoco es que el planteamiento de los universos paralelos, así como la posibilidad de saltos temporales entre ellos, vaya a asombrar a nadie dado el elenco de cintas que hace tiempo, valga la redundancia repetitiva, juegan a ello.
Por tanto queda un argumento medio, que cumple razonablemente con los puntos clásicos de su migración a espacios adyacentes, con un protagonista falto de carisma y atractivo para suplir los embrollos narrativos en los que cae el guión, en su intento inútil de propulsión arrogante, nada fructífera -y que, aún así, cumple con la tarea encomendada-, y un escenario poco lúcido/menos lucido, que no levanta gran interrogante, aunque si mantiene ese mínimo para que te preguntes qué pasa, qué trata de contarte y por dónde saldrá para desenredar su malla circular, de regresión incesante.
“El tiempo es nuestra verdadera moneda” y Jacob Gentry abusa del juego manipulador que aporta el susodicho, para terciar por un romance épico como sentido de todo el propósito que roza, conforme avanza en minutos, el despropósito; espacios cerrados, atmósfera lúgubre, decoración de antaño, para una incursión en pasado vivido desde el presente, que aparca la lumbrera visual de los llamativos efectos especiales por los diálogos situacionales de sus personajes, intercambio apalabrado que no siempre llena lo suficiente, ni logra el impacto deseado.
Primera parte de exposición, una vuelta aclaratoria a los hechos, con mayor información, y una deriva hacia el amor como objetivo de quien se halla desahuciado e inconexo; puzzle metafísico, de piezas paralelas, que se entorpecen unas con otras al montar el rompecabezas perdiendo parte de su gran porvenir de inicio; se colapsa el mural, se atraganta el servidor, la red de ideas se estrella contra su osadía de volar alto y tocar el astro rey, derritiendo parte de sus alas, para terminar aceptando contradicciones estructurales que no ceden ni siquiera a su ilógica rebobinada.
De compleja e interesante su aventura va cediendo en fuerza y sugerencia por ahondar en temas de los que no controla, por manejar hipótesis como salidas fáciles del túnel oclusivo en el que el mismo se encierra.
Vale como distracción, pasas el rato entretenido pero, toda la diversión se acaba cuando a tu mente le da por pensar y reflexionar sobre lo que aporta y compruebas, como la distensión de su visión se vuelve incoherencia de configuración.
“¿Quién es Abby?” el motor de obsesión de un Tesla que nunca quiso ser Edison, pero tampoco quedarse varado y maltrecho; ¿conseguirá a la chica?, ¿logrará salir de su encierro?, ¿realmente logra viajar en el tiempo?, ¿la dalia convive con su imagen contigua o es una hipótesis sin solución lógica?..., preguntas amenas que permiten su óptimo consumo, aunque la respuesta suprema sea un enjuague que ni siquiera su propia autor es capaz de descifrar.
Synchronicity, sincronicidad, simultanear varias realidades en único plano, para acabar escogiendo una y resolver como se pueda; mandar cada uno a su casa parece resolución no pensada, en exceso sencilla para aspiración tan ardua aunque..., fuera la elección genial del mítico regreso de Michael J. Fox de su ya lejano futuro, en coche y sin tanto agujero negro ¡para más inri!, todo un hito irrepetible aunque, seamos benévolos, siempre gana puntos volver a ver, al recordado por época ilustre, Ironside.

Lo mejor; es ciencia ficción clásica.
Lo peor; su argumento se enreda entre sus propias ideas.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
lourdes lulu lou
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12 de junio de 2016
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que más me ha sorprendido de 'Synchronicity' es lo bien hilada que está la historia. Al principio pasan cosas, y luego quedan justificadas. Ese aspecto ha sido muy mimado, y las reacciones de los personajes quedan geniales.

¿Por qué le doy un 4 entonces? Básicamente por tres aspectos:
- El final es confuso. No sé en qué punto, me perdí y quedé descolgado de la historia.
- Los diálogos y los personajes son muy artificiales.
- El tema romántico no es nada convincente. Está tan mal llevado, que es contraproducente.

Posiblemente cuando la vuelva a ver, encaje mejor las piezas del puzzle y me guste más.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
echulin
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29 de junio de 2016
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de ver la película creía que seria una mas de ciencia ficción que no me diría nada , pero cuando la visioné por primera vez me sumergí en su mundo y en su estética que recuerda mucho a la grandiosa Blade Runner .
En el segundo visionado se engrandece más la película , los detalles la hacen especial y espero que la gente se anime a ver esta película , que sin mucho presupuesto , hacen un trabajo espectacular , la recomiendo 100%
ru3enson
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