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El novato

Comedia. Drama Benoit, un chico de catorce años, ha dejado el campo para mudarse a París. Su primer día en el colegio resulta ser más difícil de lo que esperaba, y pronto se siente aislado. Hasta que un día, Johanna, una nueva compañera sueca, llega a la clase. Benoit decide organizar una fiesta en casa, pero solo aparecen tres personas... una discapacitada, Aglaée, el rarito, Joshua y el empollón, Constantin... (FILMAFFINITY)
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
7 de noviembre de 2015
27 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tema espinoso y largamente tratado desde múltiples puntos de vista... pero Rosenberg logra mediante la ironía y el humor fresco y jovial encandilar a un espectador que suelta carcajadas, anteponiendo cada fotograma y su realismo y dulce crueldad de esa etapa de nuestra vida. Mezcla de agridulce sabor, con toques de amargura sentimental pero sabiendo que todo pasa, el positivismo inunda al espectador, a pesar de la trascendental intrascendencia de la trama, porque el fondo es lo que llega, empatiza, gana nuestro corazón y nos inunda de incredulidad animada. Una dirección actoral espléndida, representando un verismo sin paragón y unas tramas marcadas por el ritmo constante, fresco y vivaz. Cada tópica situación y personaje, cada utópico deseo y acción nos dilata las pupilas ávidas de querer destapar y deshilar la madeja que el director nos presenta, haciendo que, como gatitos juguetones, no paremos de ver como el hilo se va deshilachando mientras jugamos a ser nosotros los protagonistas.
Bolseiro
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14 de abril de 2016
23 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Benoit (Rephael Ghrenassia) lleva una semana en su nuevo instituto y no ha podido hacer amigos aún. La historia cuenta cómo Benoit poco a poco se va apoyando en otros chicos de la clase que también son marginados por diversos motivos, mientras se enamora perdidamente de Johanna (Johanna Lindstedt), una chica sueca con quien se lleva muy bien al principio pero es captada por la pandilla de Charles (Eytan Chiche), el líder de la clase.

Los padres de Benoit están preocupados porque es tímido y le cuesta hacer amigos. El intenta caer bien a los de la pandilla de Charles, que son los gamberros que parecen divertirse más que nadie, pero éstos no le aceptan y comienzan a marginarle y a meterse con él. Para convertirse en popular, dedice organizar una fiesta en su casa, pero las cosas no salen como tenía previsto.

La película sorprende porque partiendo de una historia mil veces vista (chico que llega a un colegio nuevo y la pandilla de los malos que se meten con él, mientras él se enamora de la chica más guapa de la clase) cosigue que nos parezca distinta, a base de honestidad narrativa. El film supone el debut como director de Rudi Rosenberg, y llama la atención el modo en que es capaz de seducir al espectador por el modo tan especial con que enfoca la historia, más que por la historia en sí misma.

Rosenberg se apoya en un elenco de actores compuesto casi exclusivamente por niños, muchos de ellos debutantes en el cine, para dotar a la película de una frescura especial, que hace que todo transcurra con una naturalidad que cala en el espectador. Uno espera encontrarse con los típicos clichés de este tipo de películas: el tormento del niño ante quienes le rechazan, la desorientación de la pubertad, la incomprensión, pero aquí no hay trucos y todo parece fluir de un modo sano y creíble. Nada que ver con las tonterías que suelen hacer en el cine americano con este tipo de películas.

Como digo, casi todos los intérpretes son niños. También aparecen adultos, pero su aportación es muy poco significativa. Los padres de Benoit tienen muy poca presencia, y los profesores tampoco pintan demasiado. Esto ya distingue esta película de otras de su género. Aquí los niños forman su propio universo. El único adulto que tiene cierto peso específico en la historia es el tío de Benoit (Max Boublil), ideólogo de la fiesta que se monta en la casa de Benoit, y que es capaz de conectar con los chavales porque aún tiene alma de niño.

“El novato” es simpática y agradable. No se puede pasar mal viendo esta película. Tiene una mezcla agridulce de amargura sentimental y cómica ternura, porque uno sabe que todas esas sensaciones que parecen tan extremas en esa época de la vida luego no lo son tanto, que todo se pasa y uno va construyéndose a sí mismo a base de vivencias, y que las experiencias malas son las que más enseñanza dejan.

En este sentido, la película es igual que la edad que retrata: intrascendente pero interesante, fuerte pero vulnerable, con pretensiones de parecerse a todos y de ser distinta a la vez, rebosante de vitalidad pero también de dudas. El novato aquí es el niño, pero también el director, y la virtud de los novatos es las ganas que tiene de gustar, cosa que Rosenberg consigue sin ninguna duda.

La película no intenta dar lecciones ni hay moralejas. No esconde la maldad inocente que hay en los niños, pero tampoco se recrea en ella -lo cual es un recurso habitual en este tipo de cintas-, tampoco cae en la tentación de buscar un final feliz, ni busca la ternura forzada, simplemente intenta encontrar la empatía del espectador al proponer una situación por la que todos hemos pasado. Todos hemos sido niños, todos hemos llegado a la adolescencia, todos hemos sentido el dulce puñal del amor, todos hemos sido novatos alguna vez.

Tampoco se muestra la exaltación de la amistad típica de este tipo de películas. La credibilidad es absoluta y le da valor al film. “El novato” nos invita a mirar hacia atrás para tomarnos los problemas con filosofía, a ver el futuro con optimismo y a afrontar la vida con una sonrisa. No es mal plan.

https://keizzine.wordpress.com/
keizz
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17 de abril de 2016
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película realmente buena a pesar de su apariencia pequeñita y su asunto tan trillado. Por todo, pero especialmente por cómo se resuelven las situaciones planteadas, por ese tono que juega con tanta inteligencia entre la crudeza y la ternura, de la comedia a la tristeza.
Los norteamericanos lo contaron muchas veces y alguna de ellas incluso muy bien, aunque lo hicieran más salvaje y groseramente, con menos gusto y delicadeza normalmente. Ellos ya sabían que los institutos son el caldo de cultivo, la escuela de embriones de los futuros ciudadanos, el mal en ciernes, en potencia, incubándose como el huevo de la serpiente, como un virus, un proyecto de destrucción masiva, los que moldearán la realidad que todos padeceremos posteriormente, el próximo relevo. De castas, luchas de poder, injusticia social, el sexo como anhelo, el amor como esperanza, la amistad en crisis, la solidaridad, la traición, la soledad, el grupo... Todo eso aliñado y rebozado con varios aciertos musicales y, sobre todo, con un humor fino, obvio pero nunca patán ni demasiado tópico.
En fin, que partiendo de materiales demasiado reciclados y conocidos, se consigue una buena historia sobre esa edad imprecisa y desoladora, crucial y temblorosa, la adolescencia cruel, ni niños ni adultos, en tierra de nadie, varados en el puro deseo, extraños seres perdidos en un limbo físico y moral, mutantes deambulando grotesca y frágilmente en un desierto efímero y brutal.
Acabo ya: muy bien.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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24 de abril de 2016
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un día le escuché a alguien decir que, pase lo que pase, siempre somos los mismos que éramos en el patio del colegio. Una frase que le he escuchado a otra gente a lo largo de los años y que me produce tanta curiosidad como inquietud, por comprobar cómo a veces es totalmente cierto y por ello perturbador, por lo que implica de que hayamos crecido más física que mentalmente. Al llegar a la edad adulta, los recuerdos del colegio pueden invitar a la nostalgia o al resentimiento, según haya sido nuestra experiencia, pero siempre vistos desde el prisma de que aquello ya quedó atrás y de que ya somos otra gente diferente. Sin embargo, los comportamientos tienen puntos en común: cuando llegamos a un sitio buscamos integrarnos en algún grupo de personas con los que podamos estar a gusto y que nos hagan sentir parte del mundo; los grupos se caracterizan por las relaciones de poder, de modo que alguien es el líder espiritual, muchas veces por simple carisma, y otros acatan sus órdenes y deseos; surgen rencillas y riñas con los extraños, a veces por motivos tan simples como la apariencia externa, un mal gesto o una mala palabra; sintiéndose a salvo en el grupo de los importantes, sus miembros ironizan o se burlan de los más “raritos”, que no se atienen a sus reglas y que desean formar parte de ese grupo más “normal” y también les odian por hacerles objeto de bromas. Todos hemos formado parte de este tipo de relación con nuestros semejantes, en ámbitos laborales o en reuniones sociales y hemos estado en el grupo de los “normales” o nos han metido en el saco de los “raritos”. Todo ello con edades ya alejadas de la época escolar y que nos han hecho sentirnos de nuevo en ese patio de colegio en el que jugábamos a la pelota, tratábamos torpemente de seducir a la persona que nos gustaba y buscábamos nuestro espacio para desarrollarnos mientras otros nos miraban con gesto de superioridad para demostrarnos que no éramos iguales. La vida como una repetición de patrones de conducta, que quizá explique porque siempre entran tan bien las películas sobre las experiencias de los chavales en los institutos, aunque se ambienten en latitudes muy lejanas a la nuestra. Y no muy lejana en lo geográfico, de la vecina Francia, es "El novato".

"El novato" es el debut en el largometraje del galo Rudi Rosenberg, cuyos primeros pasos en el cortometraje ya versaron sobre la vida a los 13 años de edad. El director ha confesado sentir un vivo interés por una etapa de la vida en la que los jóvenes están a medio camino de la infancia y la adolescencia, ese momento terrible en el que en pocos años se experimenta una evolución tremenda del cuerpo y la mente, a veces difícil de soportar. A lo largo de la edad adulta seguimos cambiando de forma gradual, pero ningún momento se parece a esa concentración de metamorfosis corporal y alteración de los sentimientos en tan corto espacio de tiempo. La llamada “edad del pavo” es todo un reto que hay que gestionar adecuadamente para no perder la cabeza y todos conocemos casos de felices niños que se convirtieron en adolescentes torturados y recelosos con su cuerpo y de chavalitos estudiosos que abandonaron los libros y coquetearon con todas las sustancias que se les pusieron al alcance. No obstante, El novato no se inscribe en la categoría de los dramas de instituto y apunta más al terreno de la naturalidad, de la comedia y el drama que tiene la vida misma. Rosenberg se muestra más cercano al estilo de John Hughes ("El club de los cinco", "La chica de rosa", "Todo en un día") en la plasmación de los claroscuros de la adolescencia, pero alejado del sentimentalismo en la que a veces caía Hughes.

Benoit (Réphaël Ghrenassia) es un chico de los “normales”, pues no lleva gafas ni viste de forma extravagante ni tiene una personalidad tímida o excéntrica. Recién llegado a París busca integrarse en el grupo de los “normales”, pero estos no están por la labor de admitirlo y los que se le acaban aproximando son Joshua (emocionalmente sin desarrollar, aficionado a las bromas extravagantes, a vestir siempre con la misma ropa, a hacer listas de la gente que le cae bien y mal y que, seguramente por identificación con lo estrafalario, decora su cuarto con un poster de Torrente), Constantin (un nerd de manual, con sus gafas torcidas, su aparato dental, su gusto por cantar en el coro y su aspiración a ser delegado de clase), Aglaée (la más madura, pero apartada del resto por una discapacidad física) y Johanna, una chica sueca que no tiene amigos al no poder comunicarse correctamente en francés, de la que Benoit se enamorará perdidamente. Y aunque asuma con cierto fastidio las amistades que tiene que tomar, Benoit se dará cuenta de que sus inquietudes están más cercanas a las del grupo de los “raritos”.

Rosenberg (ganador del premio Nuevos Directores en el último Festival de San Sebastián por este trabajo) plantea un mundo en que los adultos apenas tienen protagonismo, a excepción del tío de Benoit, un pobre diablo sin oficio ni beneficio que presume de su pasado como DJ y que mentalmente no está muy lejos del grupo de chavales. En busca de un mayor realismo, se sirve de un estupendo elenco de jóvenes intérpretes sin experiencia en el cine (a excepción de Géraldine Martineau como la sensible Aglaée), que se mueven en pantalla con una sorprendente naturalidad. Con El novato, su realizador habla con honestidad y sin manipulaciones ni golpes de efecto de esos años en los que uno está empezando a construirse una personalidad y una imagen de cara al mundo y empieza a encontrarse con las primeras contradicciones entre los deseos y la realidad. Una realidad que por lo visto está destinada a repetirse.
travis braddock
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20 de septiembre de 2015
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia entrañable que nos hace retroceder a la pubertad a través de la risa y gracias a la naturalidad y espontaneidad de sus personajes.
Rudi Rosenberg nos cuenta, a través de una magnifica actuación de sus jovenes actores, lo difícil que es ser uno mismo en el momento en que buscas alejarte de tus padres y comenzar a encontrar tu sitio entre tus iguales.
kevin
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