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Shirley: Visiones de una realidad

Drama Trece pinturas de Edward Hopper cobran vida para contarnos la historia de una mujer que vive una realidad que no acepta. Shirley es una mujer atractiva, carismática, comprometida y emancipada que querría cambiar el curso de la historia, una mujer que no acepta la realidad de la época que le ha tocado vivir: América entre los años 30 y los 60. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
17 de agosto de 2014
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como dicen algunas de las críticas de esta película, puede que su sitio fuera mejor un museo o una galería de arte en lugar de una sala de cine y es que tengo que reconocer que, como película, me ha parecido un tanto pobre pero, como experimento, es digno de ver.
No conocía previamente muchos de los cuadros en los que se basa pero la recreación de luces y colores de la obra que sí conozco de Edward Hopper es increíble; realmente parecen cuadros que han cobrado vida. No sé qué porcentaje de responsabilidad tendrá el director de fotografía y cuánto el encargado del diseño de producción pero no había visto cuadros en pantalla de una manera tan vívida desde "La joven de la perla" con la obra de Vermeer (aunque en el caso de la película de Peter Webber los cuadros punteaban ocasionalmente una historia con mayor enjundia).
El problema de la película es que como historia resulta muy deslavazada; cada cuadro retrata un momento puntual de la vida de una mujer a lo largo de tres décadas de la historia americana, desde 1931 hasta 1963, pero le falta viveza para conectar con el espectador, yo no he llegado a introducirme en la historia o a empatizar con la protagonista como para querer saber de ella y preocuparme por su futuro; y desde luego puede que tratarse de escenas con cámara fija para la representación de cada cuadro (salvo ocasionales encuadres) no ayude a esa falta de agilidad.
Para mí es uno de esos casos en los que la forma se antepone al fondo; he disfrutado en cierta medida de lo que he visto por lo que se ve pero no por lo que cuenta. Para mí las cinco estrellas se las gana por su mérito visual.
¿A quién se la recomendaría? A curiosos en general y amantes de la obra de Hopper en particular.
Abogadodeldiablo
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11 de enero de 2015
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película solamente para personas amantes de Edward Hopper y yo soy una de ellas. La fotografía es de un realismo en que te sientes dentro de los cuadros del pintor. Por eso no se la recomiendo a personas que no les guste este artista. La historia que cuenta sobra a mi modo de ver.

Para mí un 7
Lis
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17 de mayo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Shirley: Visiones de una realidad no es una película al uso. El filme apenas tiene una trama habitual. Lo que vemos en pantalla son diferentes recreaciones de los cuadros más famosos del pintor, puestos en escena. La protagonista de la película es una mujer que aparece en los diversos cuadros, que a medida que pasan entre uno y otro se supone que hacen avanzar la historia de su vida. 

La realidad es que la película es un experimento, más que una obra consumible en cines. No existe curiosidad más allá de ver como se han retratado los diversos cuadros del pintor, algo que se limita exclusivamente a la composición de los cuadros, y no al fondo teórico de estos. 

Edward Hopper es uno de los pintores más reconocibles del siglo XX norteamericano. En sus pinturas, uno de los leimotivs principales que podemos encontrar es la incomunicación generada por el aislamiento del individuo en la gran ciudad, fruto del capitalismo depredador. También encontramos a personajes que parecen vivir separados unos de otros, por muros invisibles. Realidades que separan mundos intangibles. De todo eso en la película no encontramos absolutamente nada. Lo único que hace Gustav Deutsch es recoger la composición pictórica de los cuadros más conocidos del pintor y recrearlos. Se apropia de la estética, para dejar de lado cualquier contexto más profundo. Vemos a nuestra protagonista recitar sus textos, pero nunca sentimos algo que nos conmueva, como si sentimos con el arte de Hopper. 

La película podría ser fácilmente parodiada como una de aquellas obras que solo interesan a muy determinados círculos de intelectuales. Y lo cierto es que es así. Shirley: Visiones de una realidad es como si alguien hubiera digerido mal a Tarkovsky y hubiera pensado que el simple hecho de alargar un plano hasta la extenuación es sinónimo de buen cine. Pero si por poner un ejemplo, en los estirados planos del director soviético nos encontrábamos siempre con una profunda reflexión, en la película de Gustav Deutsch no hay absolutamente nada. Es el vacío absoluto.

La película parece tratar algunos temas, como es la propia crisis existencial de la mujer en la América de la posguerra o el papel del arte en la sociedad (de los discursos sobre Elia Kazan también puede desprenderse someramente algo), pero finalmente se dedica exclusivamente a realizar diálogos en voz alta que intentan trascender aunque no hablen de nada. Shirley: Visiones de una realidad es la típica película que pone en mal lugar a los que somos amantes del cine pausado, porque hace pensar a los demás espectadores que todo el cine que no es comercial es tan vacío de significado como este.

or otra parte, las actuaciones de los actores son lo más teatrales posibles, declinando cada palabra como si se tratara de un momento Shakesperiano. A los actores principales, Stephanie Cumming y Christoph Bach la exageración se los come por entero, y a pesar de que se entrevee de que detrás de ellos hay dos actores consumados, lo cierto es que lo que se traslada en pantalla siempre está rozando el rídiculo.

Conclusión

Mejor pasar de la película y buscar cuadros de Hopper por internet, o incluso ir a un museo donde hayan estos y verlos de primera mano. El resultado será cien veces más reconfortante. También podemos ver la película en 16X, porque el resultado será el mismo. 

Crítica escrita para cinemagavia.es
Kyrios
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30 de septiembre de 2022
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He leído las críticas de los expertos, en cine.... yo no lo soy, pero quisiera sugerir primero que habría que definir qué es lo cinematograficable... desde los hermanos Lumiere que estamos buscando lo posible de la imagen en movimiento... hoy es cada vez más literal y delirante con tictoc y los celulares siempre mirando el mundo y transformándolo en un meme o en información literal... la poesía, la metáfora, el arte como ensueño y representación mágica o surrealista... vanguardista, pop, callejero, del grafitti... agotó la mente de los que siguen imaginando mundos emocionales dignos de relatar y compartir? así como Modeste Moussorgsky hizo "Cuadros de una exposición", o Carlos Saura hizo músicas y danzas españolas en "Flamenco", "Sevillanas", "Iberia" y "Fados" , porqué no las filmó en un tablao en Andalucía, en Huelva o en Córdoba? y porqué construye una escena indefinible en un galpón con planos de colores, telas y una iluminación perfecta? o Alejandro Jodorovsky cuando desarrolla una delirante autobiografía en la "Poesía sin Fin"... alguien se preguntó si era posible todo ello? que la música reflejara o representará una pintura, varios pensarán entonces: mejor ir a la exhibición... No, todo el arte es una interpretación reflexiva de la realidad, y de múltiples posibles realidades, y Shirley es precisamente eso mismo: una "visión de realidad", ese es el eje, la clave para mirar lo que allí ocurre... Deutch aventura una visión de lo que es posible colocar en el lente, con una exquisita fotografía, iluminación, planos reflexivos, en un pulso ideal para Hoope se pueda apreciar en su dimensión... para mi una joya preciosa, necesaria y perfecta...
Osiel Vega
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5 de octubre de 2019
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Shirley: Visions of Reality (Shirley: visiones de una realidad) es una película del director y guionista Gustav Deutsch dirigida en 2013 donde la interesante fotografía de Jerzy Palacz representa un destacadísimo papel en el resultado final de este poema visual donde asistimos a tres narraciones relacionadas en paralelo contadas desde ámbitos diferentes: la imagen cautivadora de las formas arquitectónicas, el silencio de la soledad difícilmente asumida mediante una historia que contar, y la omnipresencia temporal de sucesos ajenos radiados entre escenas.

El cambiante escenario espacio temporal permiten a Shirley (Stephanie Cumming) contar su historia obteniendo un resultado bellamente intimista con la ayuda del silencio, la observación, el pensamiento y la soledad a través de trece obras de Edward Hopper suficientemente motivadoras para alcanzar el objetivo final mediante silenciosas y abrumadoras armonías bañadas por el contraste entre luz, sombras y estadios intermedios.

En sus películas Deutsch combina diferentes ámbitos rítmicamente silenciosos sobre entornos sosegadamente tranquilos, acompañados por bandas sonoras donde combina el intimismo de la canción junto a los efectos sonoros inseparablemente asociados a lo narrado; el don de unificar diferentes recursos artísticos y visualizarlos como entidad unívoca en su modo de hacer cine, le convierte en un verdadero artesano de la imagen cinematográfica; baste acercarse a su obra anterior para reafirmar su personalísima forma de entender la semiótica de la imagen y su interrelación en el cine que casa perfectamente con la pintura nítida de Hopper donde refleja un universo de interiores sabiamente contrastados y adaptados al personaje representado.

En Shirley todo fluye tratándose de una mujer comprometida con el curso de la historia que le toca vivir través de su involucración social y profesional llevándonos a través de las obras pictóricas escenificadas, a una larga realidad radiada en el mismo periodo de tiempo que Hopper pintó las 13 obras representadas en este interesante film, difícil de ver y fácil de asumir si se es amante del arte del silencio y de la soledad asumida.

Acercarnos previamente a la obra, el pensamiento y el modo de entender el tratamiento de la imagen tanto en Deutsch como en Hopper, ayudará a empatizar la propia interpretación de un metraje poéticamente singular, silencioso, colorido y luminoso donde la soledad, el silencio y el color, se convierten en elementos aglutinadores y contrastados entre las diferentes formas espaciales que rodean a nuestra protagonista logrando la fusión perfecta entre realidad y pintura, la del genial Edward Hopper mostrada según Gustav Deutsch.
avanti
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