Maigret tiende una trampa (TV)

Tras el éxito del “Sherlock” de Benedict Cumberbacht, los ingleses lo intentan ahora con otro detective famoso. El Inspector Maigret del escritor George Simeon, al que da vida Rowan Atkinson “Mr Bean” que sabe meterse en la piel del personaje. Y como "Sherlock", capítulos de hora y media, con un distinto caso policial en cada uno, en tres entregas anuales.

Recuerdo haber leído siendo más joven algunas de sus novelas. Imposible con todas, ya que escribió docenas. Y por lo que recuerdo, este Maigret sí es el de las novelas. Pipa en mano, un detective reflexivo, humano, pero muy perspicaz, que cala enseguida la psicología de los criminales. Sabe meterse en su mente y ver que se esconde en ella.

Al contrario de otras series y películas de detectives, Maigret es un hombre sobrio, nada estrafalario y sus casos aparentemente se resuelve con sencillez, sin los retorcidos giros del guión al que nos acostumbran esas producciones. Eso convierte a la serie en diferente a lo que estamos acostumbrados, pero para nada peor que ellas.

Esta es una de esas series desapercibidas que me gusta recomendar. Además, preciosa la fotografía de la Francia de mediados del siglo pasado.

No tengo ninguna referencia de Maigret. No he visto ninguna adaptación anterior ni leído los libros de Simenon. Pero viendo el diseño de producción y el formato de la serie, no me cabe duda de que lo han hecho bastante bien.
Es curioso que se desarrolle en París siendo una serie británica.
Pero lo más llamativo de esta producción (supongo que para todo el mundo que la vea) es ver a Rowan Atkinson en un papel serio, y que encima quede tan creíble. Tiene que ser un actorazo, si después de décadas especializado en comedia, le dan un personaje serio (y mucho), y como espectador te lo puedes creer. Esto dice mucho en su favor.
Este comisario es extremadamente serio y estirado, el típico tipo inteligente que ve lo que el resto de la policía no. En este caso, yo diría que es un investigador “estándar”, sin demasiada personalidad ni dentro ni fuera de su trabajo. Lo que me llama la atención es que esté casado, algo poco habitual en este tipo de personajes.
El caso se deja ver. Parece simple, pero para resolverlo Maigret planea una argucia que habrá que ver si le sale bien o no. Esta investigación no es tan interesante como pueden ser las del “Sherlock” de Benedict Cumberbatch, pero la puesta en escena y la actuación de Atkinson la hacen algo más llevadera, de manera que merece la pena verla.
He aquí una nueva serie que pienso seguir, pues su formato de dos capítulos por temporada y su relativa calidad no son como para pensárselo mucho.

Excelente y original versión del personaje creado por G. Simenon que llega a la pantalla gracias a la inspiración del guión de S. Harcourt que resulta moderno en su concepción cinematográfica pero, al tiempo, guarda máximo respeto al texto certero del autor belga.
La trama es como una aciaga red psicológica que el director A. Pearce sabe introducir en cada palmo del celuloide para dejar en evidencia las flaquezas del ser humano.
Cuidado en los detalles, banda sonora sugerente, primeros planos incisivos, cadencia ajustada a la intensidad de la intriga, claroscuros insinuantes y una primorosa ambientación definen un magnífico contexto para la interpretación sobresaliente de R. Atkinson.

Ashley Pearce recupera para la televisión el inmortal personaje creado de la pluma de Georges Simenon, el inspector Maigret.
Protagonista de por lo menos 76 novelas, Simenon ha sido llevado al cine y la televisión en varias ocasiones.
Jean Renoir lo escenificó, así como el gran actor francés Jean Gabin interpretó al personaje en varias ocasiones. También se han hecho series y múltiples adaptaciones.
En el caso que nos ocupa, el encargado de dar vida a este sencillo y melancólico personaje, es ni más ni menos que Rowan Atkinson, nuestro Mr Bean, que aquí cambia totalmente de registro para ofrecernos un retrato de este policía serio, compasivo, perspicaz y un tanto melancólico.
He de decir que Atkinson aprueba con nota este giro de sus registros interpretativos. Durante los primeros minutos, cuesta desligar en nuestra imaginación ese rostro tan característico de las muecas y expresiones a los que estamos acostumbrados pero pronto, su mirada aguda y triste, nos hace olvidarnos del cómico, para aceptar de lleno a este inexpresivo personaje cuyos casos, se resuelven siempre desde el conocimiento de la mente y las circunstancias del criminal y en el que las pistas o las piruetas del caso, resultan muchas veces innecesarias.
Esta adaptación para la televisión resulta digna aunque no termina de captar bien el espíritu de la obra literaria de Simenon. La ambientación del barrio de Montmatre donde un asesino ha matado ya a cuatro mujeres, está muy lograda.
Maigret se siente impotente porque todo París está aterrorizado y las presiones de la prensa están poniendo en entredicho su capacidad para resolver el caso. Si no encuentra pronto las motivaciones del asesino, será relevado del cargo.
Resulta un film entretenido, aunque los aspectos psicológicos tan importantes en la resolución de los crímenes, se muestran un poco burdos y cogidos por los pelos, además de resultar excesivamente melodramáticos. A pesar de ser una historia interesante, no le hace justicia al gran detective salido de la pluma de Simenon.