Honor y venganza

Decker, matón y cacique de una pequeña ciudad fronteriza, nombra nuevo sheriff al borrachín 'Rags' Barnaby creyendo que lo podrá manejar a su antojo. Lo que no sabe es que 'Rags' fue ayudante del experto tirador Tom Destry a cuyo hijo contrata para que termine con la corrupción que reina en la ciudad.
Si hace unas semanas criticaba a Audie Murphy por su flojísima actuación en la pésima "Traición y olvido" de 1966, hoy toca alabar su interpretación como Tom Destry en "Honor y venganza". Imagino que mucho tiene que ver George Marshall, un excelente director especialista en comedias. Marshall nos regala un estupendo western lleno de personajes típicos: caciques, borrachos, chicas bailando can-can, chica mala, chica buena, tiradores de primera... pero incluyendo acertadísimos toques de humor y dotando al desarrollo de la historia del ritmo adecuado. Excelente dirección de actores entre los que destaca, como siempre, el extraordinario Thomas Mitchell (inolvidable tío Billy en "¡Qué bello es vivir!").

Allá va una herejía.
Esta versión es mejor que la anterior.
-Marshall, ya pueden decir misa pero para mí te has superado.
Y lo siento por ti Jimmy, ( no tanto por la Dietrich) pero, a pesar de que tú lo haces mejor y eres más expresivo, la sombrilla y la jaula le sientan de maravilla a Murphy.
También, aun gustándome la cantidad de amigos que tenía Stewart, me resulta mucho más interesante la afición por la lectura que demuestra el muchacho.
Que tú, Jimmy, eres mejor actor, no lo voy a discutir pero Murphy, en esta peli, tiene el rostro idóneo para hacerme sentir como uno de esos incrédulos habitantes que se parten de risa ante las supuestas ingenuidades con las que nos regala. Porque el chaval tiene el careto de recién haberse terminado el bocata de nocilla en casa viendo los dibujos animados. Y eso no tiene precio. Hay impresiones que...valen millones.
Como no lo tiene el borracho Thomas Mitchell que a borracho no le gana nadie, ni aquí, ni en ningún lado. Y cuando no está borracho también.
Y qué quieren que les diga, Mary Wickes en paños menores y soltando galletas, también gana por goleada.
La Blanchard, por su parte, resulta más alegre y fresca. Sus bailes y sus canciones son ligeros y desenfadados y sus piernas no tienen nada que envidiar a Marlene que en la otra peli no consigue quitarse la losa de tragedia que siempre le acechaba.
Lyle Bettger en ésta, Brian Donlevy en la otra fifty fifty. Y también el médico o el alcalde.
Si a todo eso sumamos la alegre música, el rutilante color, detalles añadidos de guion como la colección de balas usadas, imprescindible para la resolución del crimen y unas cuantas cosas más, a mí me parece que Marshall aquí lo ha hecho mejor. Más divertida es, desde luego, y el mensaje no pierde bajo ningún aspecto...Se muestra igual de contradictoria en cualquiera de las dos.

Estupendo remake de "Arizona", excelente western dirigido en el año 1939 también por George Marshall, uno de los más característicos y más prolíficos realizadores del Hollywood dorado.
Aquí no se limita a copiar planos, eso sí, en precioso technicolor a cargo de George Robinson, sino que consigue una pero que muy disfrutable película, que se sigue con interés, habiendo humor y acción de la buena.
El argumento, que sí es el mismo de la anterior y hay algunos diálogos y situaciones repetidos, está muy bien narrado, gracias a un medido guión de Edmund H. North y de D. D. Beauchamp, adaptando la historia de Félix Jackson.
Buenas interpretaciones, con dos muy bonitas actrices y soberbios "secundarios", como el siempre magnífico Thomas Mitchell y/l el incombustible Edgar Buchanan (¡aquí en un papel de villano!), el hermano del gran John Ford, Wallace Ford y/o Trevor Bardette o el aquí prácticamente extra pero años más tarde estupendo Henry Wills.
Una amenísima película del oeste.

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Divertidísimo y bien resuelto western, con el que Marshall parece instaurar una tendencia, que pocos años después seguiría todo una Howard Hawks en las magníficas "Rio Bravo" y "El Dorado", respectivamente: Adaptar sus propios trabajos, dándoles un "no se qué" especial de socarronería cómica, que parece, de alguna manera, y de forma muy sutil, ciscarse literalmente en los planteamientos morales de la predecesora.
Si la primera versión (Arizona) ya escondía, bajo las violencias de la situación argumental y el drama desencadenado con amor a dos bandas ( dos mujeres en el conflicto) todos los tintes de la quasi alta comedia americana, en las que el fino humor de Stewart (" Conocí a un tipo que.....") se mezclaban de forma deliciosa con lo más descacharrante del "slapstick" en estado puro ( secuencia de la pelea y cubo de fregar), en su nueva adaptación, Marshall introduce nuevas lecturas, rizando el rizo, y entregando un protagonismo lleno de posibilidades, a un pequeño, pero atlético Audie Murphy, que superando su habitual inexpresividad de "supersoldado" condecorado, incorpora a un Dextry inconmesurable en sus pequeños gestos de hombre de apariencias externas equívocas y voluntad de hierro internas, y lo transmite con una ternura y dureza perfectamente combinadas en lo que es probablemente el mejor rol de su carrera.

Marshall demuestra de una forma admirable,y sirviéndose para ello de magníficos secundarios (Un algo histriónico pero magnífico Tomas Mitchell), que después de todo las readaptaciones de las readaptaciones ( en este caso de la novela de Max Brand llevada al cine por tercera vez) pueden resultar muy adecuadas cuando se hacen con imaginación y solvencia.
Atención a la coprotagonista Mari Blanchard, mucho más guapa ( y sexy) que la Dietrich, pese a sus piernas aseguradas en millones de dólares, y por ende, para mi gusto personal infinitamente más creíble. Hoy en día puede parecer un western "de sobremesa", ( no hay start system) pero sólo lo parece. La sorpresa se esconde detrás de la apariencia. Como sucede con el propio Dextry.

Directo, misterioso, magnético, ingenioso, dinámico e inteligente remake del western de (1939), "Arizona", ofreciendo un complejo y eficaz relato de intriga.

George Marshall, apuesta por una incursión en un relato de intereses e intrigas personales con poderosas dosis de suspense y aventuras.

Honor y venganza, es una de esas producciones clásicas de serie B que enganchan de una forma rápida y que hacen que no puedas parar de querer verla hasta llegar a su desenlace.

Por su temática, estilo visual y por la presencia de un habitual del Western, como: Audie Murphy, me atrevo a decir que es una de esas producciones de serie B, con las que Quentin Tarantino, disfrutó en su infancia.

Ojalá llame tu atención el título de mi comentario y le dediques un poco de tu tiempo a su visionado.

Sólo te puedo decir que las apariencias engañan y que no te arrepentirás.

Honor y venganza, queda como un western inteligente e inolvidable.