Las Vegas, 1970

Sin mayor objetivo ni pretensión que la de entretener (en cualquier caso siempre loable) esta película "americana" de Montaldo cumple con las expectativas, recurriendo para ello a un notable eclecticismo tanto en lo argumental como en lo formal.

Es esta la típica historia que mezcla manidos personajes (mafiosos, ladrones, chicas guapas, antiguas amantes) con situaciones o ambientes igualmente tópicos (garitos, casinos, puertos), y aunque todo ello parece sacado del manual elemental del thriller y por tanto no sorprende en absoluto al espectador avisado, esto no impide que tenga sus momentos de disfrute.

En esencia el argumento que se nos cuenta es el de un atraco cometido en un casino controlado por la mafia, con la consiguiente huida del ladrón, bien salpicada por los habituales giros y avatares que corresponden a tales circunstancias (cambios de vehículos, escondites lúgubres, acoso de sicarios varios, etc.). Es de lamentar que el guión no haya potenciado un poco más el filón dramático que sugería la relación entre Hank McCoy y Rosemary Scott (Cassavetes y Rowland, respectivamente) de la que efectivamente, se desprende una solidaridad al estilo Bonnie & Clyde, y que hubiera aportado más fuste a la película. Igualmente parecía recomendable insistir en los motivos y ambiciones de Charlie Adamo (Falk), un personaje que podría haber dado más de sí, especialmente si lo comparamos con el escaso interés que aporta Irene Tucker, interpretada, eso sí, por una muy atractiva Britt Ekland.

Con un metraje corto, prima en todo momento la acción, brevemente entreverada por imágenes semidocumentales, ya sean de Las Vegas, San Francisco, etc. También es frecuente el recurso a primeros planos de modo un tanto abrupto y nervioso, queriendo a veces subrayar o enfatizar demasiado las reacciones de los personajes. Las interpretaciones son en general correctas, aunque como ya se ha apuntado, el distinto potencial de los personajes hace que sigamos a algunos con mucho más interés que a otros. Cassavetes, protagonista, cumple bastante bien, aunque algunas de las acciones de su personaje sean, a mi juicio, un tanto caprichosas. Todo ello aderezado por una fotografía sin alardes pero tampoco sosa, y por algunos notables fragmentos musicales a cargo del siempre recomendable Morricone, que juega aquí con sonidos estridentes, para sugerir tensión e inquietud, redondeando su labor con la interesante balada de Hank McCoy, que se me antoja un tanto infrautilizada, siendo relegada a los títulos finales.

En conclusión, una película de género entretenida, con la que Montaldo insistía en argumentos sobre robos (ya había realizado “Diamantes a gogó”, también con reparto estelar), pero de calidad bastante inferior a la que mostraría en “Sacco y Vanzetti”, seguramente su mejor filme.

He podido ver esta película en una barata edición en DVD, con un doblaje horrible al español (con partes en italiano, sin doblar ni nada), pero me ha gustado, aunque por momentos parezca el episodio piloto de una serie de TV de la época. La verdad, nunca imaginé una película en la que coincidieran, por ejemplo, Salvo Randone y Gena Rowlands, pero sí existe, es ésta. El reparto es casi de una película dirigida por Cassavetes: tenemos a éste, a su mujer, Gena Rowlands, en un papel por desgracia muy corto (en una parte que es tal vez la más interesante del film), a Peter Falk... En cambio, el personaje de Britt Ekland es puramente decorativo, como el de Florinda Bolkan. Los actores italianos lo hacen bastante bien, en especial Gabriele Ferzetti.

La música de Ennio Morricone es muy inspirada, aunque le falta desarrollo con respecto a la trama.

El título original de la versión que yo he visto era "Machine Gun McCain".

Su dignidad, aun en suelo americano, asoma cuanto más se acerca a sus raíces (Leone y Morricone) consiguiendo huir del convencional canon estadounidense. Es una poco inspirada y (seguramente) no intencionada reproducción de Al final de la escapada; pero también hace de hermana mayor, aunque menos talentosa, de Malas Tierras. De desarrollo abrupto con olvidable planteamiento el interés se aviva con la aparición de Rowlands, y se mantiene hasta un inusual final que, por acostumbrada escasez, agradezco personalmente. En medio de todo (cómo no) está Cassavetes. Con densa presencia y atractiva personalidad su McCain aguanta el tipo y consigue evitar la tragedia; al menos la nuestra (de caer en el más común de los aburrimientos). Pues aunque la cinta yerra lo que no está escrito en la construcción de sus prescindibles subtramas y su cuestionable retrato de los lazos amorosos y paternofiliales, nada impide que “The Ballad of Hank McCain” se eleve sobre el conjunto recordándonos que, de poder conocerse algo en esta vida, nadie lo conoce como McCain.


Para la ilustración de esta película y otras críticas:

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Entretenida película italiana de genuino género negro, que tal parece estadounidense (aunque de clara serie B) por su pulcro aspecto visual.
Y es que técnicamente está bien, es competente, elegante y está bien fotografiada así como el empleo de una adecuada banda sonora.
En cuanto al desarrollo, el ritmo no decae y se sigue bien.
Ocurre que no cuenta nada nuevo ni aporta gran cosa al cine negro en general.
Resulta amena en todo momento pero le falta una mayor pulsión dramática. Vamos, que podría haber llegado más lejos en cuanto a guión se refiere. Pero se queda a medio camino en cuanto a posibilidades intrínsecas tenía.
Buen elenco interpretativo, con una estupenda Gena Rowlands que, sin embargo y para lástima del espectador, tiene muy pocos minutos de lucimiento en pantalla.
En resumen, bien para pasar un buen rato, pero no deja huella.

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Adamo (falk) un hombre que labura en un sindicato, para unos lores de la mafia, dueña de una cadena de casinos,
Será promovido por ellos, para que controle toda la sección de la costa oeste, pero su recalcitrante ambición de poder, lo llevará, a ofrecerle forzosamente, a uno de los propietarios, de uno de los casinos, que le venda una parte del negocio a él, a lo que este se rehusara.

Un notable NOIR, con personajes fuertes, ambiguos y que pondrán en juego su lealtad, por la tentación de quedarse, con unos cuantos millones, metiéndose con gente verdaderamente pesada.
Destacar, sus secuencias de suspense y tensión, con una conseguida atmósfera, dónde la adrenalina estará activa, y te hará sentir, la intensidad e incertidumbre que vivirán, éstos personajes, a lo largo de la historia. McCain es: Inquietante, profesional, frío y expeditivo, el personaje encarnado por Cassavetes, que resulta atrapante!

(Continúa)