Contra las cuerdas

Descafeinada película de tema deportivo, en concreto, basada en la vida de la promotora de boxeo Jackie Allen, que allí será muy conocida, pero aquí no la conoce ni el gato. Espíritu de superación femenina en un mundo de hombres por doquier.

Una cinta que no ha causado especial furor, pues los fans de cine deportivo han huido de ella al ver a Meg Ryan encabezando el cartel de una película de boxeo y no estar soñando, y a los fans de Meg Ryan creo que no les va mucho este género cinematográfico. Con un presupuesto de 40 millones (buena factura técnica), la recaudación no llego ni a los 6 millones de dólares en los USA.

Meg muy atractiva, tras los retoquitos a los que se sometió para protagonizar escenas subidas de tono en "In the Cut", y en su eterna lucha por desvincularse de la etiqueta de "reina de la comedia romántica" . Lo cierto es que ella no es el principal fallo de la película, sino un guión sin mucha chicha: si el deporte es emoción, aquí emoción tenemos bien poca.

Lo mejor: los modelitos de Meg.
Lo peor: no se sigue con interés.

El boxeo es un tema mítico para el cine, no hace falta ser muy cinéfilo para constatarlo. Y sin embargo algunos parecen empecinados en revisitar los gimnasios, los guantes y calzones para fajarse con Toros Salvajes & Co. Admiro la osadía pero supongo que sería más sencillo tocar deportes más facilones en ese sentido como el mismo Fútbol o el Lacrosse (curioso deporte donde los haya). Dicho esto, la película que nos ocupa no transmite nada, sino el agotamiento de una fórmula que tocada por maestros tipo Eastwood (de rodillas o en pie, como prefiráis) adquiere otra dimensión, pero el ínclito Dutton nos lleva de cabeza al videoclub.
Actores suficiente, aunque Ryan está cuesta bajo sin frenos desde que Hanks se cansó de tenerla de partenaire en sus comedietas azucaradas de mediados de los 90.
Lo mejor: Que no es muy larga...
Lo peor: Que el ring apenas huele a linimento.

Cuando una película está inspirada en la vida de una persona, lo menos que se le debe exigir es un guión verosímil, cosa de la que este film carece. El papel de Meg Ryan no es creíble en ningún momento, no sólo por lo improbable de la historia, sino también porque parece incapaz de interpretar un papel dramático fuera de sus estupendas actuaciones en comedias románticas. Si uno cree que al menos verá acción, vayan olvidándose porque los combates son muy pobres e irreales. Al final, más que una película de boxeo, resulta un canto al feminismo, lo que supone un engaño al espectador.

Historia biográfica de la primera mujer que como manager o representante de boxeadores se alzó con el título mundial.

Una Meg Ryan encasillada en sus papeles de musa romántica e ingenua, después de pasar por el taller de la cirugía estética, da vida a aquélla mujer sin llegar a convencernos del todo con esa sonrisa angelical de la dura negociante que una promotora debe desplegar para crecer en un mundo de tradición machista.

Sin llegar a convencernos, y habida cuenta de que el buen doctor-boxeador de House (Omar Epps) no da la talla y no da credibilidad en el papel de un negro boxeador barriobajero, y bajo la dirección de Charles S. Dutton tanto en la película como en el papel de entrenador, protagonizan esta poco convincente película que dejará cierto poso en los amantes del noble arte, aunque los combates no sean muy explícitos y no acaben de explotar la autenticidad, la nobleza y la dureza de este deporte que muchos amamos.

Un notable bajo,7, para una distinta Meg Ryan, a la que recordaremos por otras películas.

Esta película es malita, y me da mucha pena por Meg Ryan, que intenta hacer papeles diferentes y cambiar de registros pero es que el guión es flojo y los personajes están todos estereotipados, los actores no salvan el mal resultado. Meg Ryan no está muy atinada tampoco, en ocasiones sobreactúa sin motivo. El director de la peli, Charles S. Dutton, también se guarda el papel de entrenador de boxeo, pero no me convence ni actuando ni dirigiendo. Los secundarios como Tony Shalhoub y Timothy Daly hacen lo que pueden con sus pobres personajes, aunque el de Shalhoub como malo está exagerado hasta la exasperación. Lo mejor de la peli, sín duda, es Omar Epps, actor que me parece que trabaja bien, le he visto en otras películas y me gusta cómo lo hace. Kerry Washington, quién hace de su pareja en el film, también está correcta. En fín, recomendad sólo si no se tiene absolutamente nada más que hacer o ver.