Lady Jane

Buena película acerca de la dama inglesa lady Jane Grey (1537-1554), nieta del rey Enrique VII de Inglaterra y del Duque de Suffolk Henry Grey, quien sin pretenderlo con tan sólo 16 años de edad se vio envuelta en los tejemanejes políticos del poderoso John Dudley, Duque de Northumberland, y de sus propios padres Lord Henry Grey y de Lady Frances Brandon, duques de Suffol; entre todos ellos convinieron el casamiento de la muchacha, que se resistió e incluso fue azotada hasta que se avino a ello, con el hijo de John Dudley, todo con vistas a que como el joven rey Eduardo VI estaba tuberculoso y muriéndose, la citada Lady Jane, en base a su parentezco regio, fuese entronizada reina y así dichas familias de duques e inductores colocarse en la cima del poder estatal.

Los sucesos acontecidos se cuentan con bastante exactitud histórica, pero lo mejor del guión y la filmación es la historia de amor implícita y su desarrollo. Pues cuando Lady Jane fue obligada a casarse contra su voluntad con el hijo del Duque de Northumberland, ambos jóvenes se cayeron fatal, antipáticamente; sin embargo en la luna de miel empezaron a dormir en la misma cama, a intimar, a conocerse carnalmente y surgió la chispa capaz de tornarlos esposos de verdad, enamorados mutuamente con un enamoramiento que nadie podría haber imaginado.

Una buena película histórica, donde se expone como la politiquería fraguada en las ansias de poder siempre se ha dado y siempre manipula y se lleva por delante sin miramientos de ningún tipo a sencillos inocentes y nobles de corazón que ajenos a tales intereses execrables se convierten en los chivos expiatorios.

Fej Delvahe

Curiosa película inglesa de época, recreada como solo los ingleses saben hacer.

El argumento es mínimo, pero la dirección consigue sacar adelante una historia que, no sé realmente cómo, funciona o, al menos, llega a ser solvente.

Lo más destacable es el interés histórico que proporciona el film sobre la época inmediatamente anterior al reinado de Isabel de Inglaterra.
También llamaría la atención sobre una casi adolescente Helena Bonham Carter en un difícil papel protagonista.

De desarrollo un tanto caprichoso y moroso, recomiendo la película a todos los aficionados al cine de época, si bien no lo haría para el público en general.

Sólido producto británico. Bien elaborado, bien ambientado y bien narrado.
Mezcla las intrigas palaciegas y una historia romántica bastante original, porque lo que tradicionalmente es de más a menos aquí es de menos a más.

¡Y encima la Bonham Carter sale guapa! y lo que es más insólito... ¡va bien vestida!

Excelente producción británica que aúna a la perfección dos de los ingredientes que mjeor casan juntos en una película: una poderosa historia de amor y un conflicto histórico de importancia. y si encima ese conflicto es el brevísimo reinado en Inglaterra de Jane Grey (lo siento, pero es que los Tudor me fascinan), pues mejor que mejor. La perfección del trabajo técnico es la habitual en este tipo de producciones, por lo que resulta repetitivo alabarlo. Es po éso por lo que lo más destacado es, como digo, la perfecta comunión que se logra entre lo que es la Historia, esa que se estudia en los libros, y el retrato de la vida matrimonial de Jane Grey y Guilford Dudley. A ello ayudan impecablemente los actores que les dan vida. Cary Elwes demostraba ya que como prototipo de galán (guapo a rabiar, encantador, con un punto sinvergúenza) no ha habido quien le gane, al menos en los 80 y 90. No me extraña que Rob Reiner lo quisiese para La princesa prometida tras verle aquí, porque es obvio que este tipo de papel le va (me atrevería a apostar que fueron las dos escenas en las que repite constantemente "que así sea" las que decidieron a Reiner). Y Helena Bonham Carter... qué decir. Quizás no sea del todo correcto decir que ya se veía la maravillosa actriz que es hoy, pero sin duda con sólo veinte años demostraba ya talento a raudales. La mujer de tim Burton se echa la película a sus espaldas desde el minuto 1, y no sólo no le pesa la carga, sino que la lleva con soltura. Y resulta más que curioso verla bien peinada, bien vestida... y no con las cosas raras que se pone ahora.

Lo mejor: La pareja protagonista y las escenas de las intrigas políticas.
Lo peor: No se queda en la memoria y en el corazón como oras cintas de similares características.

La película muestra los juegos políticos para evitar que la futura reina inglesa interrumpiera el desarrollo del Protestantismo (anglicanismo) establecido como religión oficial por el rey Enrique VIII y continuado por su hijo Eduardo VI, y regresara el Catolicismo (sobre todo con María Tudor, nieta de los Reyes católicos).
El resultado de estos movimientos políticos fue un matrimonio de conveniencia entre Lady Jane (hija de la sobrina de Enrique VIII), y el hijo menor de John Dudley, duque de Northumberland (regente del rey Eduardo VI). La película muestra cómo los nobles eran también meras marionetas obligadas a casarse en interés de sus familias.
Tras la muerte de Enrique VI se entroniza a la joven Lady Jane (magnífica la escena, la posición que adopta la cámara, la actuación de Helena Bonham Carter). María Tudor reclama su derecho al trono. La película cuenta lo que acontece después.
Pero también trata del amor juvenil, de su ilusión, de la pasión. Del deseo de mejorar el mundo, del idealismo, del optimismo. De deslealtades, abandonos, de dureza. De la conveniencia o no de mantenerse fiel a unas creencias religiosas o amoldarse a otras. De compasión.