El dulce cuerpo de Deborah

Terminando de ver “Il dolce corpo di Deborah” (1975) de Romolo Guerrieri con Carroll Baker, Jean Sorel, Ida Galli, Luigi Pistilli, Michel Bardinet, George Hilton entre otros. Película erótica y de suspense italiana del género “giallo”, narra el caso de una mujer estadounidense recién casada que se encuentra en peligro después de que un extraño comienza a señala a su marido de asesinar a su ex mujer. Este es un estudio del engaño, la traición y la codicia en el “jet set” y su entorno opulento y exclusivo, todo lo relacionado con esta producción es magnífico, desde los actores y los magníficos interiores y modas, hasta la partitura absolutamente fantástica de Nora Orlandi, toda esta elegancia combinada lo convierte en una experiencia de visualización embriagadora que lleva al público a un mundo opulento, donde nadie es lo que parece; pero el relato cae en el aluvión de giros que hacen difícil creer los hechos que suceden. Erróneamente etiquetada como una película “giallo”, que no lo es, así que no entiendo la conexión, pues no hay asesinatos violentos ni contiene el estilo del subgénero en absoluto, por lo que en ese sentido, aquellos que buscan un “giallo”, probablemente se sentirán decepcionados; pero sí que tiene una dirección llamativa, algunos giros elaborados, una partitura impresionante y un estilo deliberadamente turbio y sombrío en la manera franco-italiana habitual; pero insisto, sufre de una narración ilógicamente enloquecedora, cortes editoriales extraños y abruptos, tanto en emplazamientos como en situaciones, con demasiados parches lentos y una actuación sorprendentemente poco inspirada, donde lo único que vale la pena ver es a Baker y Sorel, sin duda una de las parejas más bellas de la pantalla de todos los tiempos; de hecho, la película fue un éxito de taquilla en Italia, inspirando una serie de “thrillers” similares protagonizados por Carroll Baker, que marcó el comienzo de su carrera en Europa protagonizada por películas “giallo” y de terror; sin olvidarnos de Jean Sorel, un actor amado por la cámara, y aquí cada primerísimo plano es digno de admirarse, aunque recuerde mucho a Alain Delon. De lo erótico, una teta por aquí y por allá, y algún torso desnudo y mucha imaginación en desnudos de la cintura para arriba, hace que el filme tenga un poco de sudor pero nada más. “Eres tan deliciosa y siempre tengo tanta hambre”
NO RECOMENDADA.
NO tendrá nota en Lecturas Cinematográficas
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Coproducción entre Italia y Francia, inscrito en el cine puro de intriga, aunque en no pocos medios aparezca como giallo. No estoy completamente de acuerdo con esta última apreciación, pero bueno, no discutiré.
Es mediocre, elegante en la puesta en escena y en la pulcritud de sus imágenes, beneficiadas por una preciosa fotografía a cargo de Marcello Masciocchi.
Sin embargo le falla el insulso guión a cargo de Ernesto Gastaldi, incongruente y a ratos inverosímil.
La realización de Guerrieri tampoco le ayuda y al final queda como un film, creo que ambicioso, pero que no trasciende. Al menos se puede decir que tiene la "virtud" de ser de las primeras películas que con este tema, en el cine de las coproducciones europeas, se volverían a repetir en la década de los setenta principalmente. Pero esto no le salva de la medianía argumental, quedando en una cinta tediosa en su mayor parte.
Tan sólo se salva la belleza de Caroll Baker, todavía de muy buen ver. Ella y el resto del reparto componen personajes que repetirían varias veces a lo largo de su carrera.
Sin mayor historia.

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Es curioso que mientras en Hollywood durante los 60 fue la crisis y el final de la época del cine de oro, y la década donde más renegaron de sus géneros clásicos, en Europa se los apropiaron. Este toma mucho de los thrillers psicológicos hitchcokianos y le agrega bastante sexo pero la fórmula es la misma, solo mezcla elementos de Rebecca y Suspicion para darles luego una vuelta de tuerca.
Lo peor: más de la mitad de la película parece un largo video turístico sobre Génova y Niza, aderezadas con escenas de sexo de Carroll Baker y Jean Sorel, muy bellos ambos para qué negarlo, pero a la tercera escena de sexo ya empezas a bostezar y esperas un poco de argumento.
Lo mejor: la última parte mejora bastante, no diría que la salva, pero ayuda a levantar el puntaje, hay que reconocerle el ingenio.
Tiene bastante elegancia todo, y el director se aferra a la narrativa clásica y estilizada porque en el fondo eso es lo que intenta emular.