La zona

Viendo esta película se te plantean un montón de interrogantes y aparece un cierto resquemor interno.
Siempre he odiado los estereotipos y por eso me ha gustado esta peli, porque se sale de ellos. Eso sí, como no, son dos adolescentes los que logran romper los estereotipos, eso significa que la vida aún no los ha maleado o que quizás no tienen nada propio que perder...
Da igual, el caso es que los rompen y que tanto un rico como un pobre pueden tener ideales , ser y comportarse como seres humanos y apreciarse y llevarse bien.
Cuantas porquerías nos meten en la cabeza para que rechazemos a los diferentes...¿Pero quién es el diferente? ¿Somos realmente tan diferentes?
Salí de la película dando las gracias por no tener ni poco ni demasiado. En el medio es más fácil tener principios.

Como integrantes en un mundo natural, el ser humano pasa por la vida con el único objetivo de reproducirse. Lamento profundamente a humanistas y filósofos que les recuerde que no tenemos otro fin que el postergar el fin de la especie. Y aunque parezca que muchas veces vamos en sentido contrario, el interés que nos mueve es la supervivencia. Luchamos contra el cambio climático, contra las enfermedades, contra las hambrunas, contra lo que creemos que puede perjudicar a nuestros intereses… vivir más y si es en mejores condiciones, pues mucho mejor. Si eres el mejor, tienes más posibilidades de procreación. Desde el big-bang, estamos programados para ello y por mucho que nos preguntemos de dónde venimos y quiénes somos, de si existe dios o pensamos porque existimos, la naturaleza rige nuestras vidas.

“La zona” habla de esa supervivencia. Pero no hay que irse muy lejos. El Gran Hermano, también lo hace. No somos la única especie animal que se mata, es mentira. Los primates también se matan. Cuanto más inteligencia, cuanto más capaz eres de reconocer al objeto que hace peligrar tu existencia, las medidas a tomar suelen ser más definitivas. Rodrigo Plá nos lo muestra en esta cinta. “La Zona” posee algún fallo de guión que hace que puedas perder algo de interés a mitad de la cinta, pero que consigue que recuperes todo tu interés hasta un grandísimo final.

Particularmente no me interesan muchos de los aspectos que nos muestra el guión. Me da lo mismo la vida que lleva la gente que vive encerrada en una urbanización amurallada. Me da lo mismo que regalen una cámara de video si luego es ese el pretexto para darle uso más adelante. Me importa un bledo sus jardines o las pellas de sus adolescentes protagonistas. Por eso en esa parte mi interés parecía gravitar por la sala.
Pero entonces empiezan los problemas, y vemos como los personajes toman partido. Vemos como la condición humana aflora y daña la armonía y cordialidad.

Quizá no sea una película de grandes actuaciones, aunque tampoco ninguno me parece desacertado, pero es una película con mucho mensaje. El recorrido que Daniel Tovar hace en el coche cuando llega la calma después de la tormenta y todo vuelve a la normalidad es sensacional. Brillante diría yo. Rodrigo Plá nos está diciendo: “Y esto es lo que hay. Te guste o no, así somos”.

Y lo que es peor, ya sabemos que en muchos casos, la realidad supera a la ficción.

Extraordinario y prometedor debut el de este uruguayo afincado en México cuyo primordial mérito no estriba tan sólo en abordar un tema de candente actualidad con tanto rigor y contundencia, sino en hacerlo con un pulso narrativo inusual en un realizador con tan pocas horas de vuelo. En cualquier caso, cuando lo que se cuenta y cómo se cuenta adquiere un nivel de interés tan elevado y parejo, el resultado final nunca deja de ser, como poco, gratificante.

“La zona” constituye, en definitiva, un excelente thriller que nos relata las dramáticas consecuencias del asalto a una casa situada en una lujosa urbanización mejicana protegida mediante los sistemas de seguridad más avanzados. Dicho pretexto argumental le sirve a Pla para evidenciar la peligrosísima expansión de una línea de pensamiento reaccionaria y fascista profundamente instalada en un amplísimo porcentaje de las clases pudientes, no tan sólo de México, sino de todo el planeta.

Mi más sincera enhorabuena, Rodrigo. Del 68 tenías que ser, pendejo.

La cinta te tiene en vilo en todo momento. Tiene ritmo, acción, buenas interpretaciones y fondo. Nos invita a reflexionar, mostrando dos polos opuestos y antagónicos de la sociedad, en un punto de lo que parece ser Ciudad de México. Enfrentamiento entre los más desfavorecidos y olvidados de la sociedad, que nada tienen que perder, contra los pudientes habitantes de "La Zona". El barrio rico de "La Zona", amurallado y opaco hacia lo exterior contituye una buena metáfora de lo que ocurre a gran escala en el mundo.

¿Es legitimo el ojo por ojo ante un brutal crimen? ¿Salieron indemnes tras el visionado de la película?

Cine necesario. Imprescindible.

Dentro de una gran urbe, una zona residencial está separada del resto de la ciudad por un muro, gozando sus vecinos de un “status” privilegiado. Esta condición se pierde si en “La Zona” se comete un delito. Una noche, tres adolescentes se cuelan en La Zona con la intención de robar. Los vecinos de “La Zona” se plantean si dar aviso a la policía, lo que acabaría con sus privilegios, o repartir ellos mismos silenciosa justicia privada, concretándose en una “caza” al intruso.

Thriller de denuncia social que muestra cómo es (somos) una sociedad no tan alejada basada en el lema ”seguridad para el que la pueda comprar”. Una sencilla pero buena historia, si bien al principio un poco fría, que te atrapa más y más por el egoísmo y la crueldad de los oficialmente “buenos”. Cine que no deja indiferente, del que genera sentimientos, del que se graba, que refleja al ser humano en su peor versión.

Más que recomendable.

Lo mejor: cine que duele.
Lo peor: primeros minutos algo insulsos.
Recomendable: para todos.

PD: La actitud de los vecinos nos es tan creíble, la vemos tantas veces a otros niveles, que sales del cine con una mala leche...