¡Que viva Italia!

El cine italiano ya no puede hacer películas como esta. Porque si repasamos su actualidad no vemos un solo heredero de los formidables actores que la protagonizan, como Sordi, Tognazzi y Gassman. Ni de ellos ni de otros también formidables como eran De Sica, Totó, Manfredi, Fabrizzi o Salvatori.
Los episodios se suceden provocando la sonrisa, la risa y la constatación de que, aparte de unos formidables actores, les dirigían tres directores de la talla de Monicelli, Risi y Scola.
En el cine italiano de hoy destaca únicamente Benigni para la comedia, que es un mediocre al lado de los citados.
Tendremos que acostumbrarnos a la idea de que sólo nos queda el recurso de revisar de vez en cuando estas ingeniosas, críticas y bien interpretadas películas.

A modo de puzzle, el presente filme, continuación de uno que dirigiera allá por los sesenta Dino Risi, reúne a un gran reparto, con varios de los mejores actores de comedia italianos, y cuenta con la colaboración de dos grandes realizadores (aparte de Risi), como son Scola y Monicelli.

La película es un mosaico de pequeñas historias aisladas, sin solución de continuidad, que pretende aportar una visión cómica acerca de la sociedad italiana de finales de los setenta, empeño en el que, a mi parecer, no tiene gran éxito; la mayor parte de las situaciones que se reflejan son excesivamente increíbles y disparatadas, circunstancia que diluye el componente crítico del filme en favor de la mera comicidad. No obstante, hay historias que escapan a este defecto gracias a la ironía corrosiva que contienen, especialmente la del Obispo (gran Gassman) que accidentalmente recala en una parroquia obrera, la del esnob y cursi señorito genialmente interpretado por Sordi que recoge a un peatón atropellado, o la del intento de ingresar "a traición" a una madre en el asilo. Otros fragmentos destacan por su humor clásico, como la discusión del cocinero y el camarero, o por tener un sorprendente final, como en la historia de amor de la azafata y el desconocido "mudo".

Las mayores virtudes vienen de la mano de las interpretaciones, especialmente en las apariciones de Sordi, uno de los actores con mayor talento para la comedia que ha dado el cine, bien secundado por el resto (el histriónico Tognazzi, la guapísima Muti), secundarios incluidos. Por lo demás, y como es lógico en este tipo de filmes fragmentarios, prima la irregularidad, circunstancia que al menos en este caso no impide que el espectador asista con agrado al desarrollo de la cinta.

El paso del tiempo no ha afectado para nada a la peli ni a los temas que toca.
Son nueve capítulos distintos: dos o tres de ellos, intrascendentes; el resto de muy buenos a excelentes. Hay una mezcla deliciosa de comedia y drama, altas dosis de cinismo cotidiano y también un par de thrillers sorprendentes.
Vittorio Gassman, impecable en su papel de obispo; Sordi, igual, en el capítulo del accidentado y en de la madre; Ornella aporta su belleza, y el resto acompaña con muy buenas actuaciones.
Para no perdérsela.

Qué tiempos aquellos cuando Italia tenía la industria cinematográfica más potente de Europa y producía toneladas de películas de todos los tipos, todos los estilos y todas las calidades, y creaba (sub)géneros perfectamente reconocibles, uno de ellos la comedia satírica con mensaje social...y con muy mala leche. Dino Risi había sido uno de los creadores de esa corriente en los 60 con "Monstruos de hoy" (creo que así se titulaba), y se reunió en los 70 con otros cinco grandes de la comedia transalpina, dos directores (Scola y Monicelli) y tres actores (Sordi, Gassman y Tognazzi) para largar otra comedia "de episodios" que pone de vuelta y media en sus breves historietas la sociedad del momento atizándole a la aristocracia, la burguesía, la iglesia, la sanidad, el mundo del espectáculo, la hostelería y lo que se le ponga por delante.

Como toda comedia italiana que se precie de serlo, es exagerada, estridente, a ratos absurda, a veces brillantemente sutil y a veces tirando a chabacana, pero en general muy divertida y con mucha miga. Y como buena película "de episodios" toca diversos palos (humor puro y duro, comedia dramática, incluso suspense) y es bastante irregular, alternando historietas magníficas (la del obispo, la de los hospitales, la de "como una reina", la del "ciudadano normal") con otras menos profundas pero muy divertidas (la del restaurante, la del contrato para el cine) y con dos o tres perfectamente prescindibles (la de los vagabundos, la del entierro), pero en general consigue un balance muy positivo y tiene momentos inolvidables.

Ya no se hacen películas así. Y temo que no se vuelvan a hacer nunca.

Secuela de "Monstruos de hoy", famosa película de Risi que satirizaba la situación social, política, etc. de la Italia de los 60. Ahora se hace lo mismo, solo que en los años 70.
Se compone de 12 episodios, es claramente desigual en la sátira y casi nunca brillante, contando con un notable equipo de actores a sus anchas, desde el histrionismo a la pausa, dónde sobresale Sordi en el "sketch" titulado "Primeros auxilios". Dirigida por tres directores también bien diferentes a la hora de mirar su filmografía.